Asegura que un águila real acaba con la vida de la que fue llamada «la hembra de búho más grande de España»

Javier Sánchez Barros es un cetrero que ha acompañado en la distancia a una hembra de búho real durante quince años. Hasta hace unos días, cuando descubrió su cuerpo sin vida. Este cetrero asegura que un águila imperial es la causante de la muerte tras una lucha territorial.


 Águila - búho
Águila - búho

 Águila - búho
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 Águila - búho
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 Águila - búho
 Águila - búho

Hace pocos días, tras quince años de un escrupuloso seguimiento que comenzó en el año 2004, cuando se cruzaron las miradas del cetrero y de la hembra de búho por primera vez, Javier Sánchez encontró los restos de la que apodó como La Gran Duquesa.

Un encuentro peligroso que enamoró al cetrero

La primera vez que la vio, la encontró a escasos metros de uno de sus halcones. «Pensé que iba a hacer presa sobre él, nos comenta. «Era enorme. Según estudios realizados por una revista especializada hace años, en su momento fue considerada la hembra conocida de mayor tamaño de España», nos cuenta Javier.

Los cortados fluviales del río Jarama, a su paso por la localidad madrileña de Mejorada del campo, es la zona elegida por Javier para entrenar a sus aves de cetrería.

Javier ha visto sacar año tras año diferentes polluelos. Incluso uno de ellos perteneciente a su última puesta se ha quedado en el territorio, puesto que el cetrero la ha visto en varias ocasiones en las últimas fechas.

Muerte a manos de un águila imperial

Hace escasos días, Javier se puso en contacto con nosotros. Estaba angustiado y nos comentaba que había encontrado los restos de su admirada Duquesa esparcidos a escasos siete metros de su posadero nocturno habitual.

«Tenía el esternón roto y desgarrado, y las garras manchadas de sangre. Era obvio que había perdido de una cruenta lucha», nos confirma. Esto lo ha verificado un veterinario especializado en aves rapaces que acompaña a Javier en su afición y en sus jornadas cetreras.

Javier comenta que él cree que, debido a su senectud, es muy posible que se quedase dormida en la atalaya con las claras del día, y no se dirigió a la grieta donde habitualmente pasaba las horas de luz de cada jornada.

Días después, el cetrero vio a una pareja de águilas imperiales por la zona. Solo unas aves de este tamaño podrían haber dado muerte a La Gran Duquesa, dejando muestra de unas heridas causadas por garras y pico poderosos.

Naturaleza en estado puro: depredar y ser depredado en este caso por el águila de mayor tamaño de la Península en una lucha territorial a muerte.

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