Un lobo mata y devora a una oveja a pocos metros de la pastora y a plena luz del día: «Yo le gritaba, me miró, y siguió comiendo»

«Llevo toda la vida con la ganadería, mis padres eran ganaderos, mis abuelos, también, y nadie nunca conoció algo parecido aquí», nos dice Begoña Mier, que cuenta con un rebaño de unas cien ovejas y que los lobos le han matado ocho animales en pocos días.


 Lobo devorando oveja
Lobo devorando oveja

Fotos: www.elfielato.es
 Lobo devorando oveja
 Lobo devorando oveja

«Serían las 11:30 o 12 del mediodía. Era la tercera oveja que mataba ese día. Cuando le vi, me quedé helada. La estaba comiendo allí, a menos de 50 metros de mí», nos cuenta esta ganadera de Bulnes, en Cabrales.

A pocos metros de ella

Begoña Mier nos ha contado que hizo la fotografía con su móvil, que reconoce que «no es muy bueno», pero necesitaba probar que lo que estaba matando a sus ovejas era un lobo: «Hay una pareja que baja hasta el mismo pueblo, pero hasta ahora no lo habían hecho a plena luz del día».

Hasta ahora, las pruebas que había dejado el lobo de sus daños al ganado había consistido en unas huellas o en su forma de matar a las ovejas. Begoña nos lo detalla: «El lobo, o se tira al cuello, o las muerde por detrás. Se sabe claramente que es este animal. Además, las deja con las ubres destrozadas y las tripas fuera. Pero eso no les interesa a los animalistas. Parece que la oveja no es animal».

Los lobos han vuelto

Esto sucedió el pasado miércoles. Pero ayer volvieron de nuevo los lobos. La primera vez, mató tres ovejas. Ayer, mató tres, pero apareció una que no encontrábamos, y está muy mal. Y otra que falta. Así que, en muy pocos días, los lobos han matado siete ovejas y una cabra. Ocho animales de un rebaño de cien, lo que representa una pérdida terrible para el negocio de Begoña y su marido Rafael Martínez.

Esta ganadera asturiana subraya que tiene dos partes de daños por lobos del año pasado, «y sigo esperando las indemnizaciones». Su condena es estar dentro del Parque Nacional, donde la protección al lobo es total: «Yo no pido que los maten, solo que los controlen. Sé que tengo que convivir con los lobos, pero eso no significa que tenga que renunciar a mi modo de vida», nos dice. «Hemos tenido que empezar a estar todo el día encima de ellas, pero esto ya no funciona, porque ahora las matan delante nuestra. Esto va a suponer nuestra muerte».

Yo le gritaba, pero no se asustaba

Preguntamos a Begoña qué es lo que hizo cuando se dio cuenta de que tenía a un lobo a pocos metros comiendo a una de sus ovejas: «Yo me acerqué al muro, y le grité. Pero no creas que se asustó. Me miró y siguió comiendo. Entonces le hice la foto. Cuando se iba, yo seguía gritando para intentar asustarle, pero se alejaba a paso lento, volviéndose cada poco para mirarme. Han perdido el miedo y el respeto».

Pero Begoña nos advierte de algo en lo que nadie «de las oficinas», como ella alude a la Administración, parece que ha pensado: «Los lobos están comiendo mis ovejas, pero ¿qué pasará cuando ya no queden? Seguirán teniendo hambre. Y seguirán comiendo, animales, personas, lo que puedan matar».

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