Medio Ambiente volverá a permitir la caza deportiva del arruí

El Consejo Asesor de Caza y Pesca, reunido este martes en la Consejería de Medio Ambiente, sentó las bases para autorizar de nuevo la caza deportiva del arruí en la región murciana, interrumpida hace tres años a raíz de la sentencia del Tribunal Supremo que declaraba a la especie como invasora.

Bases para la nueva autorización de caza del arruí

El mapa sobre la distribución del arruí en las sierras murcianas, elaborado por expertos de la Universidad Miguel Hernández (UMH), y aprobado en 2007, será el que sirva de base para establecer las zonas donde se concederán las autorizaciones para abatir estos ungulados.

Las diferentes sociedades deportivas de caza con cotos enclavados en esos terrenos deberán redactar a partir de ahora un plan dirigido al control y gestión de la población de esta especie, que deberán presentar a la Consejería para su aprobación. Los plazos de los próximos trámites que se deben cubrir, entre los que figuran la convocatoria de un nuevo consejo asesor y la redacción, información y aprobación de la orden, apuntan a que las primeras autorizaciones de caza no se expedirán antes de mediados de diciembre.

Juan de Dios Cabezas, subdirector general de Política Forestal, ha definido la nueva situación legal de las especies invasoras como «una oportunidad que hay que aprovechar para mejorar su gestión».

Mapa de distribución

Finalmente el nuevo mapa reaprobado ayer establece que el muflón del Altas habitaba en 2007 un total de 15 sierras murcianas: en el centro, con base principal en Sierra Espuña, estarían además en Sierra de la Muela de Alhama, Sierra del Cura, Sierra de la Tercia-Chichar, Sierras del Cambrón, de Lavia y de Burete-Quipar-Cabras. Al oeste se encontraría en las Sierras de Torrecilla, del Gigante-Pericay, de la Pinosa y la Zarza. Además también existían poblaciones estables en áreas del norte como las Sierras del Oro y de Ricote, el Cerro de la Atalaya y el conjunto de macizos de los Álamos-Buitrera-Gavilán.

Por lo tanto, podían encontrarse poblaciones de esta especie en un total de 14 municipios: Abarán, Aledo, Alhama de Murcia, Bullas, Caravaca, Cehegín, Cieza, Librilla, Lorca, Moratalla, Mula, Ojós, Ricote y Totana.

En estos enclaves se tolerará a las especies indultadas el pasado mes de junio en el Congreso gracias a la reforma de la Ley de Biodiversidad impulsada por el PP, que contó con el apoyo de Ciudadanos y nacionalistas vascos y catalanes, pero la Comunidad Autónoma deberá mantener a raya los animales exóticos en los espacios donde se extendieron después de dicho año.

ANSE votó en contra

En el Consejo Asesor de Caza y Pesca están representada la Administración Autonómica a través de las direcciones de Medio Ambiente y Deportes, los colegios profesionales de ingenieros de montes, ingenieros técnicos forestales, biólogos y veterinarios, las granjas cinegéticas, las federaciones de caza y pesca, los cotos privados, agricultores, propietarios de zonas forestales y las organizaciones ecologistas.

Todas las decisiones adoptadas respecto al arruí, la trucha arco iris, el black-bass, el lucio, el lucio perca, el alburno y el cangrejo rojo, cuya pesca también se autorizará en breve, se aprobaron con todos los votos a favor, salvo el del representante de ANSE, Asociación de Naturalistas del Sureste, que votó en contra manifestando que «la Comunidad prepara una barra libre para las exóticas invasoras siguiendo las peticiones de las Federaciones de Caza y Pesca Fluvial».

ANSE ha recurrido la modificación de la Ley de Patromino Natural y de la Biodiversidad, que venía a suponer un indulto para el arruí y otras especies alóctonas bien asentadas en la Región, y apoya la aplicación de la sentencia del Tribunal Supremo que las considera especies invasoras y las condena a ser erradicadas.

2.500 arruís abatidos

Dicha sentencia, que apoya la organización ecologista, ha llevado a la Administración regional a eliminar, en estos tres últimos años, cerca de 2.500 arruís en Sierra Espuña y su entorno mediante su propio personal. Algunos científicos y asociaciones ecologistas aseguran que «estas especies empobrecen la biodiversidad, desplazan a la fauna autóctona y producen importantes pérdidas económicas».