Kenia quema más de 100 toneladas de marfil en su lucha contra el furtivismo de elefantes
A propósito de lo acordado durante la cumbre asiático-africana The Giants Club, celebrada el pasado fin de semana en Laikipia (Kenia), sobre la lucha contra la caza furtiva, el Gobierno keniano ha programado una quema de marfil.
Medida ejemplar, pero insuficiente
Por su parte, el responsable de la asociación ‘Salvemos los elefantes de África’, Frédéric Noël, ha indicado que esta quema es una medida ejemplar, pero no suficiente. «Es un gran símbolo», explica. «Kenia quiere luchar contra la caza furtiva. Y es útil, pero desafortunadamente, es algo dirigido al gran público: a los cazadores furtivos no va a detenerlos», ha advertido. Para Noël, el problema radica en que los cazadores furtivos están bien armados y en ocasiones, financiados por terroristas. «Es un verdadero Ejército lo que tenemos ante nosotros», ha añadido. «Sobre todo, necesitamos que esta quema no sea sólo de cara a la galería. Está bien, pero no puede ser sólo publicidad para el Gobierno», ha indicado. Según el responsable de esta organización, es necesario que la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES) declare al elefante especie a salvar y que se prohíba totalmente el comercio de marfil. «Esto será lo único que los pueda salvar», ha alertado. «Que países como Estados Unidos y China digan ‘basta’ al marfil», ha añadido. En este sentido, Kenyatta ha confirmado que exigirá «la prohibición total del comercio de merfil» en la próxima reunión de la CITES, que se celebra en septiembre en la capital de Sudáfrica, Johanesburgo.Avances en relación al comercio
China y Estados Unidos, que poseen dos de los mayores mercados de marfil, anunciaron el año pasado que establecerían prohibiciones sobre las importaciones y exportaciones, lo que supone un avance en relación al comercio de marfil y cuerno de rinoceronte en el exterior. El precio del marfil en Hong Kong, uno de los puntos principales de la ruta de comercio asiática, ha caído hasta los 334 euros por kilogramo respecto a los 1.300 euros que costaba en 2014, según ha comentado el director ejecutivo de WildAid a Reuters. «Las medidas nunca llegan lo suficientemente rápido, pero suponen, definitivamente, una buena señal», ha añadido. El número de elefantes, que en 1970 era de 1,2 millones, ha descendido desde entonces hasta los 400.000, con una pérdida de 30.000 ejemplares sólo entre los años 2010 y 2012. Esto ha supuesto la casi desaparición del animal en algunas regiones.