Caza un jabalí de 188 kilos a cuchillo: todos los detalles de la historia

«Cuando me acerqué no sabía si era un jabalí o un toro», nos cuenta el rehalero que consiguió abatir un jabalí de 188 kilos con la ayuda de sus valientes perros y su cuchillo. Sucedió el sábado en Valladolid, y José María García, el protagonista de esta historia, nos la ha contado todo con detalle.


 Jabalí de 188 kilos
Jabalí de 188 kilos

 jabalí de 188 kilos
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 Jabalí de 188 kilos
Jabalí de 188 kilos
 Jabalí de 188 kilos
 Jabalí de 188 kilos
 Jabalí de 188 kilos
 Jabalí de 188 kilos

«Es el jabalí de mi vida, así se lo dije a mi mujer cuando se lo contaba», dice aún emocionado el rehalero que no se lo pensó ni un segundo y entró, cuchillo en mano, a asistir a su rehala en un agarre peligrosísimo a la vez que inolvidable.

Quince o veinte perros envuelven al cochino. Prácticamente se los lleva puestos. El cazador no ha podido tirarlo por esto mismo, pero el rehalero acude a hacer el trabajo que ha elegido por pasión, por afición y por instinto. Así nos cuenta el protagonista de este lance lo que sucedió el pasado sábado en Valladolid.

¡Lleva los perros encima!

«Organizamos un pequeño gancho entre amigos en la zona de La Santa Espina (Valladolid). cuando comenzamos a cazar ya vimos huellas de un buen jabalí, por lo que teníamos esperanza de poder cazarlo. Durante toda la mañana estuvimos encontrando sus huellas, pero no fue hasta última hora, el último suspiro del gancho, cuando los perros dieron con él».

»Por pura casualidad, el jabalí arrancó hacia el puesto donde estaba mi padre. Pero no pudo ni encararse, porque el verraco ya iba ‘envuelto’ en perros. Me llamó por la emisora y me dijo: ‘Va hacia ti. No le he podido tirar porque lleva los perros encima. Date prisa que es enorme’. Comencé a correr hacia la ladra. Los perros lo habían frenado».

Sabuesos, podencos, valduezas, alanos y una doga sin dientes

Pero la jornada, lejos de terminar, comenzaría en ese preciso instante: «En cuatro matas estaba este enorme jabalí», continúa José María, «los perros comenzaron entonces un durísimo y peligroso trabajo de desalojo y agarre».

José María García Celemín, rehalero experto con mucha experiencia a sus espaldas, propietario de la rehala El Churrero, nos cuenta que en su rehala encontramos perros sabuesos muy buenos en el rastro del jabalí «que van un poco por delante», también lleva podencos, perros de Valdueza, una pareja de alanos encargados de comandar el agarre y, lo que resulta más destacable, una doga argentina de diez años.

José María nos habla con mucho cariño de esta perra: «Imaginarás que, con diez años, tiene muchas batallas luchadas. Ha recibido navajazos, pero eso solo ha multiplicado su valor y arrojo. Ahora, ya no tiene dientes, y el año pasado decidí no sacarla más de caza, pero cada vez que subo los perros al remolque se quedaba llorando y aullando, por lo que la compré un chaleco de protección y continúa acompañándonos en las batidas.

»Esta perra es increíble. Si vieras cómo se agarraba al morro de ese monstruo el sábado. Como te digo, no tiene dientes, y en cada embestida, la pobre se suelta, pero volvía como un resorte a engancharse a la boca del jabalí».

En este punto, queremos saber si el agarre se cobró algún perro herido. José María nos tranquiliza: «Entre mis perros, no, pero también cazaba con nosotros un buen amigo, dueño de la rehala Montealegre, y a él sí le hirió uno de sus perros, uno realmente bueno. Pero se encuentra bien. Le cosí allí mismo y el perro se está recuperando rápidamente».

Frente a frente con 188 kilos de jabalí

Volviendo al momento en el que el rehalero acude al agarre de sus perros y se encuentra de frente con un mastodonte de 188 kilos, José María nos relata ese momento inolvidable en la vida de un cazador: «Cuando llegué, los perros le tenían muy bien cogida la cara, por lo que no sabía si era macho o hembra. Cuando se revolvía, que lanzaba a los perros por los aires, ya vi que se trataba de un macho.

»Como tenía perros cubriéndole totalmente, era muy complicado entrar al remate. Pero parece que uno de los perros entendió lo que pretendía, y cuando me acerqué, se retiró y pude entrar al remate por abajo, porque de arriba hacia abajo era imposible.

»Además, había apagado la emisora porque, en alguna ocasión, cuando te acercas al agarre, si escuchan que te hablan por ella y el cochino está bien cogido, se revuelven y, o bien te buscan o se alejan. En el momento lo único que pensé fue que el cuchillo no alcanzaría a pincharlo.

»Llevo muchos años desollando cochinos y nunca había visto un escudo como el que tenía este. Normalmente lo tienen desde la mitad de la espalda hacia delante, pero este, desde el rabo hasta la cabeza, y le bajaba por todo el costado».

El contorno por debajo de las paletillas, este jabalí tiene 1,80 metros. Otro dato más que nos ayuda a hacernos una idea del tamaño de este cochino, que será destinado a hacer chorizos, cecina, y a regalar carne a los más allegados, porque carne hay en abundancia.

«Nunca había soñado en poder cazar un jabalí como este», concluye José María.

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