¿Esto es gestión ambiental sostenible?

Estamos acostumbrados a ver casos flagrantes de la incompetencia de las Administraciones Públicas en cuanto al manejo y gestión de poblaciones de animales silvestres.


No es raro ver cada mes en los medios generalistas noticias que hablan de una nueva plaga que afecta a tal o cual región española, o como la enfermedad por una desmesura población de animales está diezmando la cabaña de una u otra especie. Hace tan sólo una semana, y como recogimos en esta web, salió a la luz, y nunca mejor dicho, las actuaciones que desde la Generalitat catalana habían puesto en marcha para erradicar la plaga de jabalíes que estaba afectado a los cultivos de una comarca de Gerona. Así, Agentes Forestales salen por la noche montados en vehículos 4x4 y provisto de armas y focos, para perseguir y eliminar todo tipo de ejemplares de jabalíes que se cruzaran en su camino. La noticia de la que ahora nos hacemos eco, como informó Europa Press el pasado 28 de agosto, hace referencia a otro caso irresponsable de gestión de ungulados en espacios públicos. Es lo que sucede en la sierra madrileña de Guadarrama-Alto Manzanares, en donde hace años se hizo una repoblación de cabra montés que, con el paso de los años, y con una férrea política de protección, ha disparado su población hasta límites insostenibles. A pesar de que desde hace un par de años se vienen autorizando la caza de algunos ejemplares, y que se han tomado medidas para la captura en vivo a base de trampas para trasladarlos a otros puntos de la Comunidad, siguen siendo acciones puntuales y que no llegan a resolver esta gran problemática. Unos problemas que derivan en situaciones como la ocurrida hace unos días, en la que Agentes Forestales de la Comunidad de Madrid tuvieron que recoger a una cabra montés ya muerta del interior de un chalet en la localidad de Manzanares el Real. Quizás la falta de agua y comida, a causa de esta superpoblación y un verano muy duro, llevó a este macho montés de 9 años a internarse en la vivienda, de la que ya no pudo salir y acabó muriendo. No pensamos que los fines que desea la Comunidad de Madrid para los animales que habitan en sus sierras sean el de perecer en las viviendas de los vecinos, o morir por falta de agua o comida en veranos tan duros como este. Por ello, lo más recomendable es que empiece a desarrollar un efectivo plan de gestión cinegético que pueda regular las poblaciones de especies cinegéticas. Obtendrá así un importante pellizco económico para las arcas administrativas, para poder acometer, por ejemplo, obras de mejora en el medio para evitar estas lamentables situaciones.
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