Abate un bonito ciervo a más de 500 metros de distancia
Crónicas de caza

Abate un bonito ciervo a más de 500 metros de distancia

«Cuanto más cuesta, mejor sabe». Un cazador castellanomanchego nos cuenta cómo ha sido el inolvidable lance en el que ha logrado abatir un ciervo a una distancia de 510 metros.


Calixto Torres es un alcarreño con raíces andaluzas de 39 años aficionado a la caza mayor, especialmente a la modalidad de rececho en abierto. Caza en Alicante el muflón y el arruí, y en Cuenca y Guadalajara el resto de especies. Precisamente en la provincia guadalajareña, en un coto que comparte con su padre y varios amigos, tuvo la de dar caza al ciervo que os traemos en este artículo.

La caza ha de ser sostenible

El cazador entiende la actividad cinegética como sinónimo de sostenibilidad y no concibe su práctica sin ética. En su perfil de Instagram, @cazamayorenabierto, lucha por mostrar que ser cazador y naturalista es posible y debería ser una condición sine qua non. El respeto por la naturaleza y las piezas abatidas son aspectos vitales que conforman los principios de Torres.

La larga distancia

La caza en abierto, salvaje y auténtica como denomina nuestro protagonista, es la que le llena el corazón. “Siempre defenderé esa caza en la que, frente al animal, si cometes un error pierdes la única oportunidad que te brinda” —afirma.

Aunque disfruta lo arriesgado de las entradas y los lances cortos y certeros fruto del sigilo, la agilidad y el temple, también pone en valor la caza de larga distancia. El correcto uso de la tecnología —refiriéndose a la torreta— el conocimiento técnico y la puntería son fundamentales en lances como el que nos muestra a continuación.

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Calixto observando las impresionantes cuernas del ciervo.

Lance a 510 metros

El pasado cinco de noviembre, a primera hora de la mañana, Calixto divisaba un venado casi a un kilómetro. Les separaban 850 metros. Sin perder ni un minuto comenzó a acortar distancias hasta colocarse a 510, todo un reto para el cazador. Debía evaluar si jugar o no el lance, ya que el terreno no le permitía cercarse más.

El ciervo seguía mirando impasible tapado por un enebro. Sólo le veía el cuello, la cabeza y la cuerna… ¡menuda estampa!

Tras quitar la mochila, preparó su Savage 110 Timberline montado con un visor Zeiss V8 4,5-35x60 y valoró al animal que se convertiría en su objetivo.

“La compensación de caída me dice que le de 25 clics al visor, 487 metros, lo meto en el visor y en cuanto se destapa y se vuelve a parar, exhalo y aprieto suavemente el gatillo…” —narra el cazador en su publicación de Instagram.

Tras efectuar el disparo, el venado desaparece. Había caído.

Calixto se apresura a llegar a la muerte para cobrar la pieza, su cara en el vídeo lo dice todo: satisfacción, adrenalina, alegría… un cúmulo de emociones difíciles de explicar.

 

“La caza no acaba en el disparo”

El aprovechamiento las piezas abatidas es otro de los pilares de la caza y así lo cree y lo lleva a la práctica Torres. Del monte a la mesa. El consumo de la carne es, no sólo el mejor argumento para defender nuestra actividad, sino toda una suerte en términos de alimentación y salud.

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