Un dogo argentino evita que un cazador resulte herido por los colmillos de un impresionante jabalí
Crónicas de caza

Un dogo argentino evita que un cazador resulte herido por los colmillos de un impresionante jabalí

La caza al salto de jabalíes con perros es una modalidad de caza solo apta para los amantes del riesgo. Un cochino de 135 kilos armado con unos largos y gruesos colmillos pone en serios apuros a un cazador malagueño. La milagrosa intervención de una hembra de dogo argentino evita que el navajero raje al cazador.


Kuki García es el perrero malagueño que se llevó el domingo uno de los mayores sustos de su vida. Forma parte del grupo de 20 cazadores que gestionan el coto "El Cerval", denominado Cuadrilla Al Límite y situado en la localidad de Nerja. Las modalidades de caza que pueden practicar los cazadores en los terrenos que gestionan son la caza al salto de jabalíes y la caza menor.

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Los cazadores junto al gran y peligroso jabalí.

Una jornada de caza de tan solo 15 minutos

Ese fue el tiempo que tardó el cazador en abatir este espectacular macho. Nada más soltar la recova de perros, compuesta por podencos andaluces, campaneros y una hembra de dogo argentino de nombre Kai, de Kuki, Diego, cuñado del perrero, y Diego, suegro del cazador, en una zona de zarzas del acotado, una podenca detecta a un jabalí a 50 metros de los vehículos. Uno de los cazadores que cubre las posibles rutas de huida del cochino avisa al perrero de que se trata de un macho grande.

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El jabalí, muy grande y bien armado. A la derecha, peligrosos colmillos los que lucía el macareno.

El cazador se juega el físico al entrar al remate del jabalí

Cuando trata de escapar de los perros, Kuki le dispara con una escopeta paralela del calibre 12 en dos ocasiones y a más de 80 metros de distancia. Yerra el primer disparo, mientras que el segundo proyectil impacta en el lomo del jabalí. A 50 metros del lugar del lance, los perros se enfrentan al cochino. Al perrero no le queda más remedio que atravesar como puede las zarzas para llegar al escenario de la batalla.

Nada más verlo, el navajero le embiste. Gracias a la intervención de la hembra de dogo no es golpeado por el cochino. La perra se pone entre ellos y se lanza a un agarre que llega en el momento preciso. El can lo sujeta unos segundos, momento que aprovecha el cazador para rematarlo a cuchillo. No pudo hacer uso de su arma ante la proximidad de los canes. Nada más derribar al macareno, los cazadores dieron por finalizada la jornada para atender a sus perros.

 


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