Labrador retriever, el perro cobrador que toma fuerza con la evolución de la caza
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Labrador retriever, el perro cobrador que toma fuerza con la evolución de la caza

La actividad cinegética cambia a pasos ágiles. La caza menor al salto pierde adeptos debido a muchas causalidades en las que no vamos a entrar aquí. No es el motivo de este artículo. Vamos a ir directamente a los beneficiados de esos cambios y adaptaciones, que van encaminados a las jornadas de puesto fijo y con aves migratorias en un lado del protagonismo. Y, en el otro, los perros de cobro, dóciles, adiestrables e infalibles en la búsqueda de piezas abatidas.


Quién no ha estado buscando un zorzal o, una paloma torcaz durante un buen rato en el lugar donde pensábamos que había tocado tierra. Con un perro de cobro, esto se convierte en disfrute observándolo trabajar y llegar hasta el lugar exacto gracias a su olfato y acercarlo de manera complaciente en su boca.

No será difícil adiestrar a un labrador retiever para la caza en puesto.

Los retrievers, especialistas y grandes compañeros de puesto

Porque en la postura necesitamos un compañero con un carácter tranquilo, obediente y paciente. De nada nos servirá un perro que se mueva nervioso, ávido por correr y buscar caza. Las razas galopadoras no son las ideales en estas situaciones. No digo que no puedan aprender y rendirse a lo que les pedimos, pero les costará más a esos perros y a los propietarios o adiestradores que realicen ese trabajo.

Lo mismo sucede con perros levantadores y de tipo Spaniel. Aunque en menor medida. Los springers, cockers y familias y razas similares, aprenden rápido a permanecer quietos hasta que llega el momento de la orden del cobro.

Sus características morfológicas lo convierten en la raza más rápida y ágil para el trabajo en agua.

Pero, como siempre recomiendo, un perro especialista ha nacido para ello. Y es el caso de la raza de la que vamos a hablar a continuación: el labrador retriever. Para eso lleva el apellido que le pusieron sus creadores y que corona el estándar oficial: cobrador. Un cobrador de todo. Porque comenzó recuperando enseres de pesca en las gélidas aguas de los mares que bañan Terranova, en Canadá. Esto nos lleva a destacar la principal cualidad que ha marcado la selección de esta raza: su adaptación al trabajo en agua. Existe una leyenda fantasiosa que relata que un perro se cruzó con una nutria y de esa historia de amor y pasión nació el labrador retriever. Hubiera sido un origen que explique muchas cosas en la morfología del can, pero no deja de ser fruto del imaginario de la época, hablamos del siglo XIX.

Tres preciosos ejemplares de la capa primera que dio la raza, el negro.

Lo cierto es que el labrador retriever es un animal con un pelo muy apretado y oleaginoso, una cualidad que lleva a este manto a repeler de manera muy efectiva el agua y a secarse muy rápido. Eso se complementa con una capa de subpelo que refuerza esta capacidad de mantener fuera la humedad.

Por esto y otras características anatómicas que pasamos a describir, resulta muy lógico que este perro se haya convertido en el favorito de los cazadores usuales a las jornadas de acuáticas y uno de los perros con más inscripciones oficiales en el Libro de Orígenes Español (LOE) en los últimos años, con un total de 11.761 ejemplares desde 2018 a 2022, solo por detrás del chihuahua (12.664), el pastor alemán (19.951) y del perro con más inscripciones de nuestro país, el setter inglés (20.183).

Tranquilo y dócil, cualidades óptimas para el perro de puesto.

Membranas interdigitales

Para nadar más rápido, los labradores cuentan con algo muy similar a unos remos: unas membranas interdigitales que recuerdan a las que tienen las anátidas en sus pies. Estas membranas se extienden hasta la segunda falange de sus dedos. Así, cuando se lanza al agua y nada, abre los dedos para impulsarse mejor y, además, aumentar la capacidad de maniobrar y cambiar de dirección. Pero en esos cambios de dirección opera directamente la cola, un verdadero timón gracias a su conformación, con la base muy gruesa y estrechándose a medida que avanza hacia la punta, una comúnmente conocida como ‘cola de nutria’.

 

Todo esto lo convierte en el cobrador más ágil y rápido trabajando en agua, pero fuera de ella también demuestra unas cualidades sobresalientes para encontrar y recuperar animales abatidos. Memoria para retener cuántos han caído y los lugares en los que lo han hecho, docilidad para aprender rápido, con fuerte voluntad para complacer a sus propietarios… Todo en él son virtudes enfocadas a la práctica cinegética y a otras muchas facetas y trabajos, como son el de perro guía, perro de salvamento, perro detector de sustancias ilegales, entre muchas otras.

 

Un perro que nació con el manto totalmente negro, pero que pronto incorporó tonalidades como el amarillo y el hígado/chocolate, con distintas gamas de claros y oscuros, permitiéndose una mancha blanca en el pecho y en la parte trasera de los metacarpos. Su tamaño, de entre 56 y 57 centímetros en los machos y 54 y 56 en las hembras, lo convierten en un perfecto perro para casa y un compañero en multitud de actividades.

 

Educación y adiestramiento

Los buenos ejemplares de esta raza cuentan con una carga genética, genotipo, muy marcada. Son perros que cobran por instinto, que persiguen pelotas y a otros animales, que buscarán el saludo y la caricia cuando te pongas delante… Su educación debe ir encaminada a conseguir todo esto cuando sea requerido. Y no será complicado que, con un buen trabajo, el labrador retriever responda a los comandos que se le soliciten.

Para el perro de caza en puesto fijo resulta imprescindible pulir el ‘quieto’, el ‘junto’, caminar de la correa y el cobro a la orden.

 

A partir de ahí, se pueden conseguir maravillas como la que acabamos de ver, en la que varios ejemplares de esta raza reconocen el nombre del elegido para ir a recuperar el aport lanzado por la máquina mientras el resto espera pacientemente su turno.

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