La intención es la mejor: rescatar a la cría de jabalí, que ha entrado en las instalaciones valladas y no es capaz de salir. El problema llega cuando coge al pequeño animal con sus manos. Asustado, el rayón empieza a gritar con el gruñido característico de las crías de esta especie y enseguida acude la piara a la que pertenece. El rescatador queda paralizado y analiza la peligrosa situación para llegar a la conclusión más adecuada y con menor riesgo para su integridad. Sobre todo, teniendo en cuenta que los grandes jabalíes comienzan a intentar encontrar un lugar que les permita entrar en el recinto vallado.
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Si no hubiera estado allí la alambrada…
Los cochinos tantean la parte baja de la alambrada con sus hocicos. Esto acelera la decisión de Hasan Kaval, que es quien sujeta en sus manos al rayón, que escudriña todo el vallado para terminar decidiendo que va a liberar al animal en el mismo lugar por el que probablemente entró allí para después no ser capaz de encontrar la salida. Y cuando lo lleva a cabo, todo resulta bien, a pesar de que hay algún jabalí que se vuelve para mantener alejado a Hasan.
Así describe el protagonista de esta grabación, un conocido paracaidista turco, los momentos vividos cuando el rayón comenzó a gruñir y los jabalíes se acercaron.
“Rescaté a la cría de jabalí del lugar donde estaba atrapada, no tenía miedo de la ira de su madre contra mí, y cuando se lo devolví, vi la felicidad en el rostro de su madre con mis propios ojos; porque el verdadero coraje sale cuando escuchamos la voz de amor en nuestros corazones y la obedecemos. Claro que es mentira. Yo estaba muy asustado”.