Una batida de jabalí, vivida desde dentro y con un jabalí de 125 kilos como protagonista
Crónicas de caza

Una batida de jabalí, vivida desde dentro y con un jabalí de 125 kilos como protagonista

La labor de los perros de rastro, el buen hacer de sus dueños y el compañerismo de los miembros de la cuadrilla han dado lugar a una fantástica cacería. Te la contamos a continuación.


El pasado 12 de octubre la cuadrilla “Los de Fornelos”, aprovechando el festivo, organizó una batida de jabalí en el coto de “San Bartolomé de Xesta” (Pontevedra).

Como es habitual en muchas zonas del norte, esta modalidad la practican con perros de rastro a cuerda. Diego Pallas, uno de los miembros de la cuadrilla, nos ha contado como se desarrolló la jornada.

La mañana transcurrió con varios levantes

Nosotros generalmente cazamos aplazando por la mañana y soltando por la tarde, pero como en esta ocasión se trataba de una mancha de grandes dimensiones, decidieron cubrirla entera e ir cortándola con los perros una vez estuvieron colocados todos los puestos.

Poco después de llegar al monte uno de los perreros y sus perros dieron con un rastro que dio lugar a un lance certero y la huida de varios suidos.

Al poco tiempo, los perros de otro compañero salieron de la echada detrás de unos jabalíes que lograron sortear las posturas sin ser vistos. La mancha era muy grande, no pudimos cubrirla como nos hubiera gustado con el número de cazadores que éramos.

El jabalí de 125 kilos

Pasadas las once de la mañana, uno de los perros comenzó a ladrar a parado. Los perreros pronto acercaron a otros canes para tratar de desencamar a los jabalíes que allí estuvieran. Resultó ser uno sólo, uno, pero enorme. Seguramente un ejemplar viejo, curtido en mil batallas que no dio la cara, no salió a los puestos. Uno de los perreros logró abatirlo dentro de la mancha. Pesó 125kg, bastante grande para lo que estamos acostumbrados a ver en nuestra zona.

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Los últimos de la jornada

Los perros, infatigables, desencamaron otro jabalí que también fue abatido y que tenía una herida cicatrizada, posiblemente de algún lance anterior.

Cerca de la una de la tarde los cazadores se dispusieron a retirar, con casi todos los perros controlados, unos se dispusieron a sacar del monte las piezas y otros los perros que iban llegando a la muerte.

Faltaba una perra de un compañero que el GPS marcaba a dos kilómetros. Cuando llegamos estaba latiendo a parado, y nos extrañamos. Resultó ser uno de los jabalíes que durante el primer levante había escapado. Tras abatirlo, Jaime Pallas -hermano de Diego- lo sacó del monte a hombros con la ayuda de sus compañeros -Jacobo, Manu, Suso, Sergio y Nico- ya que el terreno no podía ser más escarpado.

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Trabajo en equipo

El jabalí más grande estaba en medio de la mancha, en un lugar inaccesible, al que no llegaba camino o pista alguno. Tuvieron que bajar 10 personas para lograr sacarlo hasta un limpio donde pudimos llegar con el coche para cargarlo.

El compañerismo es una característica que tiene todo buen cazador, y eso abunda entre “Los de Fornelos”. Los éxitos se comparten al igual que las derrotas, y mientras los perros disfruten y nadie se lastime, el éxito de la cacería está asegurado. Se abata, o no.

La caza es mucho más que eso.

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La cuadrilla de cazadores con los jabalíes abatidos.

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