La caza furtiva acaba con 25.000 elefantes de selva africanos en solo diez años
Incluso en uno de sus últimos refugios en África central, el elefante de bosque o selva africano (algo más pequeño que el de la sabana) sigue cayendo abatido por cazadores furtivos que persiguen sus preciados colmillos de marfil de color rosa.
Frenar el tráfico ilegal
Desde 2011, el gobierno gabonés está tomando medidas importantes para frenar la caza furtiva en Minkébé, reconoce Poulsen. Entre otras cosas, han elevado el grado de protección de los elefantes a «totalmente protegidos»; crearon un cuerpo de policía de parques nacionales; duplicaron el presupuesto de la agencia de parques nacionales, y se convirtieron en la primera nación africana en quemar todo el marfil confiscado. Estos esfuerzos son importantes y pueden ser la causa de la disminución de furtivos procedentes de Gabón, pero la nueva investigación sugiere que han hecho poco para frenar el tráfico ilegal transfronterizo. «Para salvar a los elefantes de África Central, necesitamos crear nuevas áreas protegidas transnacionales y coordinar la aplicación de la ley internacional para garantizar el procesamiento de los ciudadanos extranjeros que cometan o fomentan los crímenes de vida silvestre en otros países», dice el investigador. «Los estudios que muestran una fuerte disminución de las poblaciones de elefantes no son nada nuevo —matiza Poulsen—, pero una pérdida en torno al 80 por ciento en solo diez años en una de las áreas protegidas más grandes y remotas de África Central es una alarmante advertencia de que no hay lugar a salvo de la caza furtiva».