Premia las buenas notas del primer semestre de ingeniería agrícola de su hija con cuatro días de caza en Cantabria
Crónicas de caza

Premia las buenas notas del primer semestre de ingeniería agrícola de su hija con cuatro días de caza en Cantabria

Un cazador malagueño ha recompensado los esfuerzos en los estudios de su hija de 19 años con el abate de dos corzos en el norte de España. Para ello, padre e hija se han tenido que desplazar 900 kilómetros, distancia que separa su ciudad natal del cazadero.


La pasión de esta joven andaluza por la caza no tiene límites. A pesar de su corta edad, ya ha abatido al menos un ejemplar de las 8 especies de caza mayor cazables en España. Aunque las predilectas de la cazadora son el jabalí y el corzo.

La caza, una herencia de padres a hijos

Para Juan José Jiménez, la mayor de sus felicidades es vivir la caza junto a su hija María José. Por eso, cualquier motivo es bueno para ir juntos al monte. Las buenas notas en el primer semestre de ingeniería agrícola de la cazadora han llevado a padre e hija hasta Cantabria. Se desplazaron allí para cazar dos corzos. El miércoles 17 llegaron al acotado en el que iban a recechar. Necesitaron 10 horas de coche para llegar hasta allí. La misma tarde del día de su llegada salieron a buscar corzos.

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Vista posterior del trofeo del corzo.

"La depredación y las enfermedades están afectando a las poblaciones de corzos"

No tuvieron suerte, ya que solo vieron hembras y un joven macho. Notaron que había bajado notablemente la densidad de corzos respecto al año 2022.El motivo de esta disminución de ejemplares es, según los cazadores, la presión que ejerce el lobo sobre los corzos y la expansión de la miasis. Juan José y María José estuvieron cazando dos años antes en la misma zona.

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En busca de machos con trofeo

El jueves tampoco localizaron machos en el coto. Tuvieron que esperar hasta la mañana del viernes para ver un macho con un bonito trofeo. Tras observar al ejemplar, se decidieron a abatirlo. María José lo derribó de un único disparo de su rifle Blaser R93 del calibre .308 WM a 150 metros de distancia.

La tarde del viernes también fue infructuosa. No vieron más machos. Fue el sábado por la mañana, cuando ya les quedaban pocas horas para volver a caza, cuando pudieron abatir el segundo corzo. Lo abatió María José a 200 metros de distancia cuando trataba de ocultarse en la maleza junto a dos hembras.

 


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