Un cultivo, invadido por jabalíes y ciervos
Un gran jabalí mastica el grano en una siembra de cereal. Detrás de él, varias ciervas junto a algunas crías se aproximan al cultivo. La noche activa a los animales silvestres, que acuden al mismo lugar a mitigar su hambre.
Entonces la persona que graba gira la cámara para enseñarnos que ese jabalí no está solo. Varios grupos de suidos repartidos en varias piaras campan a sus anchas en el vasto cultivo. Pero ahí no acaba la animalada que soporta el cereal esta noche. Un poco más allá descubrimos un ingente grupo de ciervos y ciervas, prácticamente incontable, que también da buena cuenta del fruto maduro de estos campos a punto de ser cosechados.
La noche invita a los animales a buscar sustento
La nocturnidad de los hábitos de los animales silvestres a la hora de procurar alimento se explica con varias razones. Quizá la más poderosa en los meses en los que nos encontramos, los del estío, recae en que las temperaturas bajan muchos grados cuando el sol se oculta. Esto, sumado a la discreción que la oscuridad brinda a los habitantes del bosque y que el ser humano, por lo general, ni trabaja ni visita los campos durante las horas de noche, empuja a las especies más reticentes con respecto a los depredadores y al hombre a descansar durante el día y multiplicar su actividad en las horas de oscuridad.
Dispositivo utilizado para registrar estas imágnes: Night Pearl 35 pro II
