Necesita 25 horas de espera para abatir un jabalí de 160 kilos y 22 centímetros de colmillo
Argentina

Necesita 25 horas de espera para abatir un jabalí de 160 kilos y 22 centímetros de colmillo

La perseverancia y los conocimientos de las costumbres de los cochinos permitieron a uno de nuestros colaboradores habituales cazar este impresionante ejemplar el pasado fin de semana. El sábado lo esperó en una charca más de 14 horas mientras que el día de su abate lo aguardó 11 hasta que por fin entró en plaza.


Mauricio Szostak, es un cazador argentino especializado en la caza de grandes jabalíes. Tanto a la espera como a cuchillo junto a sus dogos argentinos. Cada temporada fruto de su constancia caza varios machos de características similares a este.

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Imagen del macareno en el lugar donde fue cazado.

Un mes tras los pasos del jabalí

Hace cuatro semanas Mauricio y su compañero detectaron las huellas del macho en una de las charcas para el ganado ubicada en una finca en la que cazan habitualmente. Según el cazador, al estar situado el acotado en la Pampa Seca, subregión geográfica de la Argentina, perteneciente a la región pampeana, la fauna de la zona visita a diario los puntos de agua instalados por los ganaderos para poder sobrevivir.

En Sudamérica es otoño y, al igual que en España, este año las precipitaciones son escasas. Tras comprobar que el cochino acudía al agua todos los días decidieron realizar una espera para tratar de abatirlo. El viernes 5 de mayo recorrieron la distancia que separa el coto de su domicilio habitual. Son más de 600 kilómetros lo que tienen que desplazarse los argentinos para poder cazar.

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Mauricio Szostak junto al gran jabalí.

El sábado 6 a las 18:00 horas se colocaron en las proximidades de la charca, pero el cochino no la visitó en toda la noche. A las 8:00 horas abandonaron el apostadero para volver a colocarse en él diez horas más tarde. La noche del sábado el gran jabalí

tampoco compareció a la cita y tras 28 horas de espera durante el fin de semana decidieron volver a casa para volver a intentarlo el fin de semana siguiente.

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Complicado subirlo al coche. En el centro, detalle del colmillo derecho.

La paciencia infinita del cazador le permitió abatir al astuto jabalí

El sábado a las 18:00 horas como si de un reloj suizo se tratasen Mauricio y su amigo comenzaron el aguardo. Se retiraron del lugar al amanecer sin que el animal que buscaban visitara el agua. El domingo volvieron a repetir la misma operación. Horas antes de anochecer ya estaban apostados en la charca.

A las 5:00 horas los cazadores oyeron como un bando de aves alzaba el vuelo en las cercanías del agua. Este hecho puso en alerta a los esperistas. Pensaron que algún animal había asustado a los pájaros. Cinco minutos más tarde apareció en escena el majestuoso ejemplar. Mauricio lo disparó a 75 metros de distancia con su rifle de cerrojo Mauser 1909 Modelo Argentino del calibre 7,65x53. Nada más notar el impacto de la bala, el cochino huyó del lugar.

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Tras esperar unos minutos, se dirigieron al sitio del lance. A 100 metros de la posición del disparo yacía sin vida el macho. Su cuerpo era un mosaico de heridas y cicatrices fruto de las batallas por el territorio contra otros jabalíes.

 


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