Mueren tres galgos envenenados: «me han destrozado»

Salió a pasear a sus galgos y no imaginó que volvería a su casa sin tres de sus perros más queridos. En pocos minutos los galgos ingirieron cebos envenenados y pasaron por momentos de mucho sufrimiento, como nos ha asegurado la veterinaria que practicó la necropsia.


 Galgos envenenados
Galgos envenenados

 Galgos envenenados
 Galgos envenenados
 Galgos envenenados
 Galgos envenenados
 Galgos envenenados
 Galgos envenenados
 Galgos envenenados

«Los cuido como si fueran de mi familia. Les tengo puestos calefactores y aire acondicionado para que no pasen frío ni calor. Les saco aquí, al lado del pueblo, para que hagan ejercicio cada día. Les llevo con bozal. Compito con ellos, pero me quedo con mis galgos cuando se hacen mayores». De esta manera, este galguero sevillano nos habla de sus preciados galgos justo antes de que le preguntemos por la terrible desgracia que le ocurrió el pasado viernes.

Caníbal, Orgullosa y Fabela

Prueba de esto que nos cuenta es que dos de los perros que murieron tenían 7 y 10 años: «Caníbal iba a hacer 7 años el próximo 11 de mayo. Orgullosa era una preciosa hembra que tenía 10 años. La más joven tenía 3 años. Se llamaba Fabela y había llegado al provincial hasta cuartos de final, una perra buena donde las haya». Y es que Jeru, como le llaman sus amigos, es un ejemplo de lo que es el buen galguero. Se preocupa de que no les falte nada, de que estén bien cuidados y bien entrenados, porque para él el galgo y las carreras es una pasión que disfruta gracias a sus perros.

Sangraba por la garganta

Este galguero sale todos los días a pasear a los perros por los caminos de las inmediaciones del pueblo sevillano de Lebrija. Jeru nos cuenta que «necesitan ejercicio y así es como puedo proporcionárselo. Los perros van sueltos y con bozal. Llevaríamos 40 minutos paseando cuando sucedió todo. Echaba en falta a Caníbal. Comencé a buscarlo y llegué a unos almendros. Allí vi al perro en el suelo. Lo primero que pensé es que se habría dado un golpe fuerte con un árbol. Cuando llegué a donde estaba, le quité el bozal y vi que estaba sangrando. La sangre le brotaba de la garganta.

»Llamé a un amigo para que viniera con el coche para llevar el perro al veterinario. Yo me quedé recogiendo al resto de galgos. Pero me llamó al poco tiempo diciéndome que Caníbal había llegado muerto al veterinario.

Faltaban otras dos perras

»Seguía pensando que era por un golpe, pero entonces, antes de recoger a todos los perros, me di cuenta de que faltaban otras dos perras. Fue cuando me llamó un compañero para decirme que las dos estaban juntas. Estaban muertas. Llamé a otro amigo, que vino a recogerme y llevamos a las perras al veterinario. Fue cuando sospeché que habían muerto por ingerir algún tipo de veneno».

Los tres perros llegaron muertos al veterinario

Jeru llevó a los tres perros a la misma clínica veterinaria de San Lúcar, la de Rocío de los Reyes. Hemos hablado con su propietaria. Rocío nos ha contado que los tres perros llegaron muertos. Dos de ellos los encontraron sin vida, mientras que el tercero, Caníbal, presentaba síntomas de debilidad, asfixia y, por último, muerte súbita.

Ante estos síntomas, la veterinaria procedió a efectuar una comprobación para descartar una posible causa por Filaria: «En esta zona también sufrimos mucha filariosis canina. Puede presentar síntomas similares en animales como estos, que corren con mucha potencia y pueden sufrir una muerte súbita por taponamiento cardiaco por parte de la filaria.

»Por esto, abrimos el cuerpo del macho buscando síntomas de envenenamiento y de filaria. Pero no encontramos ningún tipo de lesión ni de gusano en el corazón. Lo que sí hallamos fue una hemorragia interna masiva».

Esto significa que fue utilizado un veneno muy potente. Hay que considerar que Jerusalén perdió a los perros de vista tan solo unos minutos.

«Un raticida muy potente, un veneno que altera la coagulación de la sangre. A los perros no les dio tiempo ni a vomitar. Esto estaba unido a algún tipo de cebo que ingirieron los perros. Esto estaba preparado a conciencia», nos asegura la veterinaria.

¿Qué sufrieron los perros al ingerir este veneno?

Estos perros tuvieron una muerte muy dolorosa y angustiosa. La veterinaria nos confirma que, tras ingerir el veneno, «primero, los perros sufrieron un dolor de estómago muy agudo. Después, sensación de asfixia, entrada en coma y, finalmente, la muerte.

»Los perros presentaban hemorragia en pulmón, en cavidad abdominal. Los perros estaban destrozados por dentro. Fue hacer la incisión con el bisturí en estas zonas, sin abrir vías sanguíneas, y las hemorragias eran muy abundantes».

¿Se puede hacer algo para salvar a un perro en estos casos?

Rocío nos asegura que no se puede hacer nada. Todo es tan rápido que hace imposible intentar salvar la vida de los canes. «Sé que Jerusalén lleva mucho tiempo con sus perros, y que sabe lo que se hace con ellos, pero ante algo así resulta imposible reaccionar a tiempo.

»Lo único que se puede hacer es que el Seprona e incluso los galgueros de la zona batan esos campos para intentar detectar si hay más veneno, porque allí no se puede llevar a los perros, pero tampoco debe ir la gente con los niños pequeños».

Denunciado ante el SEPRONA

Rocío ha declarado en un documento firmado que, una vez realizada la necropsia a Caníbal de los Vázquez, «la muerte es totalmente compatible con la ingesta de veneno». Jeru necesitaba este informe para, junto a las cartillas de sus perros muertos, cursar la correspondiente denuncia ante el Seprona y está a la espera de que se concluyan las oportunas investigaciones.

Este galguero sevillano compite con sus perros. Es un apasionado del mundo de las carreras de galgos. Ahora está destrozado. Sus perros lo son casi todo para él: «Duermen en sus camas, que les he construido en alto para que estén protegidos del suelo, que está frío en invierno. Les procuro colchones para que estén cómodos. Cuando hace frío, les pongo calefactores de aceite. En verano están bien ventilados, aun con aire acondicionado, para que el aire frío no se concentre y no les seque las vías respiratorias. Así me aseguro de que estén a buena temperatura todo el año».

Jeru tiene entre sus perros a dos shar peis que crió desde pequeños: «Los perros que tengo en mi casa se quedan conmigo, no los abandono. Por ejemplo, Caníbal, no servía para competir. Era un perro muy ligero, muy veloz, pero no era bueno en la competición. Lo tenía conmigo siempre, como tengo otros perros ya mayores que no compiten, o como tengo otras cuatro perras viejas que estarán conmigo lo que les quede de vida».

¿Quién ha podido hacer algo así?

Es un problema más grave de lo que pueda parecer, porque esta vez han muerto tres perros, pero el veneno podía haber acabado en el cuerpo de una especie protegida o, como nos dice poco después Jeru, en el de un niño, pues pocos días antes este galguero había llevado a su hijo pequeño al mismo campo a pasear. Allí estuvo jugando.

Ha habido otros casos de muerte por envenenamiento hace un par de años. No se sabe quién o por qué habrán echado el veneno al campo. Jeru no cree que el objetivo sean los perros: «El objetivo del veneno no pueden ser los galgos. Es una zona por la que también pasean perros de los vecinos del pueblo, incluso niños. Es algo que hace mucho ruido. Por lo que no puedo imaginar por qué se ha puesto este veneno en el campo».

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