Una orden, un sonido y un gesto: las tres maneras de llamar a tu perro y por qué debes trabajarlas todas
Adiestramiento

Una orden, un sonido y un gesto: las tres maneras de llamar a tu perro y por qué debes trabajarlas todas

Con una orden por medio de tu voz, con el silbato y con un gesto de tu cuerpo. Así debes trabajar el adiestramiento de la llamada en tu perro para que acuda en cualquier situación y sin excusa alguna.


Con una orden por medio de tu voz, con el silbato y con un gesto de tu cuerpo. Así debes trabajar el adiestramiento de la llamada en tu perro para que acuda en cualquier situación y sin excusa alguna.

Las tres maneras de llamar a tu perro para que acuda junto a ti son complementarias. No elijas una u otra, trabaja cada día las tres para contar con los recursos necesarios que permitan que tu perro sepa lo que le pides sin importar el ruido exterior, la distancia o la escasa visibilidad que haya entre tú y él.

 

La voz: aquí

La voz será la manera más común de llamarlo. Con este cachorro de griffon korthals elegimos el comandoaquí”, algo corto y muy sonoro, fácilmente reconocible para un perro de corta edad. En el día a día, la educación básica, en casa o en los caniles, en paseos cotidianos… Su aplicación en amplísima.

El silbato, siempre que vayamos al campo

Pero consolidar la llamada a través del toque de silbato se hace imprescindible para la comunicación con tu perro en el campo. No vas a gritar cuando el perro esté a decenas o centenares de metros. Pero un toque potente de esta herramienta del adiestrador le llagará con certeza. Su agudo sentido del oído, sobre todo ante altas frecuencias como es el caso, reconocerá sin problema el sonido.

Un gesto corporal para cuando no nos oiga

En días de mucho viento, ante distancias largas que nos separen o si hemos perdido u olvidado el silbato, un gesto corporal que el perro relacione con la orden de llamada resultará muy útil. La primera vez que lo vi usar, hace muchos años, fue en un concurso de primavera para perros de muestra. Hacía mucho viento en aquellos campos de cereal andaluces aún en verde. El conductor llamó al setter inglés con el silbato y el perro detuvo su veloz andadura a unos 200 metros. Miró al cazador y este extendió los brazos, colocando su cuerpo en posición de ‘cruz’. Aquel perro entendió la orden y corrió hasta reunirse con él.

Primero, con correa

Como se aconseja en el vídeo, comienza el trabajo con el cachorro siempre atado a una correa extensible. Y en un entorno controlado, ya sea una habitación o un jardín vallado. Esos cinco metros le dejará algo de independencia y le permitirá alejarse de ti. La orden estará seguida de un leve tirón de la correa que le invite a acercarse. La posición agachada del cuerpo favorecerá que el cachorro se acerque a jugar. El premio irá cimentando la respuesta y consolidando el comportamiento condicionado.

 


No te lo pierdas: el primer capítulo de “adiestramiento de la llamada”

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