Cartuchos ‘supercentenarios’

Esta es la historia de los cartuchos de rifle para caza mayor más antiguos y populares que se utilizan actualmente en España. Aunque todos tienen 110 o más años, no existe fábrica de armas que se precie que no fabrique rifles capaces de dispararlos ni cazador en el mundo que no haya escuchado hablar de su eficacia.


 
 
 

La pólvora sin humo y la invención de los cerrojos sistema Mauser, entre otros cierres, diseñados expresamente para el nuevo tipo de pólvora propiciaron que a partir de 1888 y sobre todo en las primeras décadas del siglo XX, se desarrollaran infinidad de cartuchos para rifles de cerrojo y de cañones basculantes que en su mayoría se fueron quedando obsoletos con el paso de los años al no poder competir en un primer momento con las municiones que aparecieron momentos antes de la II Guerra Mundial y, sobre todo, con las que se diseñaron en los años posteriores al conflicto que, dicho sea de paso, causó estragos y paralizó prácticamente el desarrollo de la cartuchería europea y, particularmente, el de la alemana por razones obvias.

Sin embargo, curiosamente, no todos los cartuchos inventados en esta primera época de la pólvora sin humo o pocos años después, han quedado obsoletos con el paso del tiempo. Algunos no solo han logrado resistir y llegar a nuestros días después de más de un siglo comercializándose, sino que su popularidad parece no tener límites.

En este artículo vamos a tratar los cartuchos supercentenarios que, a juicio de este autor, son los más antiguos y al mismo tiempo los más populares que se utilizan en España y en buena parte del mundo, sin que ello signifique que se utilicen más que otras municiones modernas ni tampoco que los que vamos a nombrar sean los únicos cartuchos con 110 o más años que se usan en España.

Por ejemplo, no vamos a considerar el .30-30 Winchester pese a que se diseñó para pólvora sin humo en 1895 y se sigue usando hoy día en nuestro país —y hace tan solo unas décadas bastante en monterías y batidas— porque actualmente ya se usa muy poco en caza mayor.

Ni tampoco a los europeos de 6,5 mm y 7 mm más antiguos, pese a que también se han utilizado y se utilizan en nuestro país.

 
 

El 6,5x55 y el 6,5x57 R son dos “supercentenarios” muy eficaces que se utilizan en España, pero no tienen la misma popularidad que otros calibres más grandes que se usan en rececho.

El 6,5x55 fue diseñado para el fusil Mauser que adoptó el ejército sueco en 1894 y hoy día se utiliza mucho en todo el mundo como cartucho de tiro y caza. Sin embargo, su utilidad cinegética principal es el rececho y en España la modalidad de caza más popular es la montería y, aunque cada vez somos más selectivos, en el caso de practicar ambas modalidades solemos hacerlo con un rifle de mayor calibre para que nos sirva para todo.

Este cartucho, a diferencia de casi todas las demás municiones Mauser, no se comercializó en versión deportiva con vaina con reborde para rifles de cañones basculantes, pero en 1893-94 la DWM (Deutsche Waffen & Munitonsfabrik, la fábrica de armas y municiones más importante de Alemania) diseñó el 6,5x57 y el 6,5x57R. El primero, ideado también como cartucho militar no tuvo éxito ni tampoco ha alcanzado una gran popularidad como cartucho de caza, a diferencia de la versión con reborde 6,5x57R, que sí ha logrado competir con éxito a lo largo de los años con numerosas municiones similares y ha llegado a nuestros días como uno de los cartuchos para rifles monotiro más utilizados y valorados de su clase, incluso en España.

Igual podemos decir de los 7 mm más veteranos, entre los que destaca el 7x57 Mauser y el 7x57R. El primero fue diseñado en 1892 y debería ser muy popular en nuestro país porque el ejército español lo adoptó en 1893 con el nombre de 7 mm Mauser Español y durante muchos años se fabricó en las fábricas militares españolas, en las que también se llegó a cargar con diferentes balas de caza tanto con vaina de pestaña como de ranura. Incluso Santa Bárbara fabricó excelentes, para la época, rifles de cerrojo sistema Mauser.

Sin embargo, no se hizo nada más, que yo sepa, por promocionar el cartucho y con el tiempo no pudo competir con los deportivos 7x64 y 7x65R (que no son supercentenarios por los pelos, pues los diseñó Wilhelm Brenneke en 1917) ni con el 7 mm-08 que introdujo Remington en 1980 y que terminó por darle la puntilla.

 
 

El 7x57 y 7x57 R no han podido competir en rececho con el 7x64 y 7x65 R, pese a que el primero está íntimamente ligado a nuestro país, a que es muy preciso y a que, como el 7x64, desarrolla una potencia suficiente para poder utilizarlo en montería.

Supercentenarios más populares

Entonces, ¿qué cartuchos vamos a tratar? Pues considero que los cartuchos que más se usan en España y que tienen 110 o más años a sus espaldas, son realmente tres: .30-06; 8x57 JS y 9,3x62, aunque vamos a mencionar también el 9,3x74R y el .375 H&H Magnum. El 9,3 por ser el cartucho para rifle express que más han utilizado y siguen utilizando las pocas personas (en comparación con los que usan rifles de cerrojo y semiautomáticos) que siguen cazando con rifles de cañones basculantes. Y el .375 porque, pese a su enorme potencia, siempre ha tenido en España cierto uso en montería y, porque, evidentemente es una opción muy apreciada entre los que practican la caza internacional de animales grandes.

.30-06 Springfield

En 1892 Estados Unidos reemplazó a sus fusiles monotiro de pólvora negra calibre .45-70 Government por los de cerrojo de pólvora sin humo Krag Jorgensen calibre .30-40 Krag (*), que utilizaban vainas con ranura y disparaban proyectiles de punta roma de 220 grains (14,26 gramos). Sin embargo, seis años después, durante la Guerra hispano-estadounidense que se desató en 1898, se comprobó que la efectividad del .30-40 era limitada en comparación con la cartuchería de 7 mm Mauser que utilizaba el Ejército español, pues disparaba balas similares de punta roma, pero de menor peso (11,2 gramos) y a mayor velocidad (710 m/s), por lo que era capaz de causar bajas a mayor distancia que el .30-40.

 
 

De izquierda a derecha, cartuchos de época .30-40 Krag y .30-03 Springfield, a partir del que se desarrolló el .30-06, seguido de un cartucho .30-06 ordinario de guerra y de tres cargas europeas de caza de este calibre.

Terminado el conflicto, el ejército norteamericano se pone a trabajar y se vuelve a equivocar: en 1903 adopta el .30-03 Springfield que utiliza una vaina golleteada con ranura de extracción (rimless, como la que usan los cartuchos militares Mauser) de unos 65 mm de longitud, pero está cargado con una bala de punta roma de 220 grains (como la del .30-40 Krag) que, aunque desarrollaba 700 m/s, era muy poco eficaz en comparación con los cartuchos que disparaban proyectiles más ligeros de punta aguda (spitzer) que dos años más tarde pondrá de moda Mauser.

Para solucionar el problema, en 1906 se acorta el gollete de la vaina del .30-03 en 1,8 mm para que se pueda cargar con balas puntiagudas de 150 grains (9,72 gramos) que desarrollan 823 m/s y, por fin, se adopta como reglamentario al 30-03 modificado con el nombre de .30-06 Sprinfield, sin que nadie pudiera sospechar la fama que alcanzaría como cartucho deportivo en todo el mundo poco años después.

 
 

Cartuchos .30-06 y 8x57JS. El primero ha vencido comercialmente al segundo, pero no por ello es más eficaz. Los que aparecen en la foto son cartuchos fabricados en Alemania por LFB, que sigue embalando sus cartuchos en cajas de 10, aunque no son tan manejables como las cajas de 10 cartuchos que se utilizaban antes de ponerse de moda las de 20 unidades, como puede apreciarse en el resto de las fotos.

Supongo que no existe una única razón, pero pienso que a su fama ha contribuido decisivamente el hecho de que es un cartucho muy flexible en el sentido de que se ha podido cargar con una variedad amplísima de pesos de balas convencionales expansivas que oscilan entre los 110 y los 220 grains (7,1 a 14,2 g), lo que ha permitido usarlo en todo el mundo para cobrar todo tipo de especies pequeñas y grandes, salvo las muy pesadas y peligrosas.

Y cómo no, también a que, debido a su popularidad, se han fabricado rifles de todos los precios y tipos imaginables, incluso de palanca y de corredera.

Particularmente, en España desde hace décadas es la cartuchería de caza mayor que más se utiliza en montería y rececho en rifles de cerrojo y semiautomáticos.

(*) El .30-40 Krag es tan antiguo que usa la nomenclatura que siguen los cartuchos norteamericanos de pólvora negra, pero en este caso el 40 se refiere al peso de la carga de pólvora sin humo (lo mismo sucede con el 30-30 Win.).

8x57 JS

Se trata de otro excelente cartucho deportivo cuyo origen es militar. Lo ideó el alemán Paul Mauser en 1888 para el fusil de infantería modelo 88 con un tipo de vaina con gollete y ranura de extracción que sería adoptada pocos años después por prácticamente todos los fabricantes de fusiles y rifles deportivos de cerrojo.

 
 

El origen del 8x57JS es militar. Lo desarrolló Paul Máuser en 1905 al cargarlo con proyectiles “spitzer” de 8,20 mm. De izquierda a derecha, tres cartuchos militares, el tercero cargado con una bala perforante, comparados con una carga de caza de época (en las que no se usaban necesariamente puntas agudas) seguida de otras cinco modernas.

El cartucho original se denominó 8x57J (la J es la inicial de la palabra alemana Infantería). Disparaba un proyectil de punta roma (diseño heredado de la cartuchería de pólvora negra) de 8,09 mm que pesaba 14,6 gramos (226 grains) a una velocidad inicial de 638 metros por segundo que no le proporcionaba unas prestaciones adecuadas en alcance, por lo que en 1905 Mauser decidió cargarlo con balas spitzer de punta aguda que pesaban unos 9,98 gramos (154 grains) y que, como sucedió con su vaina con ranura, no tardaron en adoptarlas también otros cartuchos militares posteriores, caso del .30-06.

Sin embargo, para poder engarzar correctamente los proyectiles más ligeros en la misma vaina, tuvo que incrementar ligeramente su calibre a 8,2 mm y el cartucho resultante se denominó 8x57JS para no confundir ambos cartuchos ni tampoco las versiones deportivas con vaina con ranura (8x57JR y 8x57JRS) para drilling y otras armas de cañones basculantes.

 
 

Comenzando por la izquierda, cartuchos 8x57JS y JRS y J y JR. La S indica que están cargados con balas de 8,2 mm mientras que los demás montan balas de 8,09 mm.

Actualmente, el 8x57J y el JR se pueden considerar obsoletos, pero el 8x57JRS y sobre todo el 8x57JS son municiones de caza que siempre han sido muy apreciadas, sobre todo en Europa porque como el .30-06 es un cartucho muy flexible que puede cargar con numerosos pesos de bala (desde 8 a 12,7 gramos) y, por tanto, usar para cazar todo tipo de especies no peligrosas.

En particular en España su popularidad es menor aún que en el resto de Europa, sobre todo en versión 8x57JRS porque no ha podido competir con el 9,3x74R en montería. Pero el 8x57JS cada vez tiene más adeptos y quienes lo usan afirman que su balística de efectos es superior a la del .30-06 en montería y también en rececho hasta los 200 metros. Y les doy la razón, porque lo he comprobado.

 
 

Estados Unidos adoptó el 8x57JS con en nombre de 8 mm Mauser, pero la cartuchería que fabricó con esta denominación es mucho menos potente que la europea.

Cabe añadir que EE.UU, impresionado por el cartucho en el que se inspiró su .30-06, lo adoptó hace muchos años y lo ha fabricado con el nombre de 8 mm. Mauser. Sin embargo, lejos de servir para popularizarlo, la versión norteamericana ha servido para desprestigiarlo porque se ha ofrecido con balas de 170 grains (11,5 gramos) que desarrollan 720 m/s mientras que la velocidad inicial de la cartuchería europea con proyectil de 11,7 (algo más pesado) es de ¡820 m/s.

¿Una artimaña para proteger al .30-06 en EE.UU? No lo sé, pero lo que sí sé es que esta munición descafeinada, cargada por Winchester y Remington, se ha vendido en España a precios muy económicos en comparación con la europea.

9,3x62

El origen del 9,3x62 es deportivo y africano. Data de 1905 y fue diseñado por el alemán Oto Book, para usar en rifles de cerrojo Mauser 98 como munición de uso general en las colonias que tenía Alemania en África. Se presentó con vaina tipo Mauser con gollete y ranura de extracción y balas semiblindadas de punta roma de 18,5 gramos (286 grains) con las que desarrollaba una velocidad inicial de unos 720 metros por segundo.

 
 

Cinco cartuchos 9,3x62 obsoletos cargados en Inglaterra, Checoslovaquia y Alemania comparados con tres cargas europeas actuales.

Ayudado sin duda por la calidad de los rifles, dio tan buenos resultados que se hizo tan famoso que la munición comenzó a utilizarse también para cazar las especies más grandes europeas e incluso fue adoptado por Inglaterra con el nombre de 9,3 mm Mauser y fabricado por Kynoch (la empresa que más cartuchos africanos ha producido en el mundo hasta que dejó de hacerlo en 1967) cargado con bala semiblindada de 285 grains (18,4 gramos), prácticamente idéntica a la original.

Actualmente en Europa, donde sigue siendo muy popular, casi todas las fábricas de municiones lo cargan con el proyectil original pero también con balas convencionales y libres de plomo de menor peso (como la de 15 g; la 16,5 g y 17,8 g, entre otras), más adecuadas para las especies de menor tamaño que han contribuido a aumentar su popularidad.

Incluso se ha intentado potenciar su eficacia en la caza de animales grandes utilizando proyectiles más pesados o sólidos, como por ejemplo la cartuchería Oryx (que es una bala soldada muy dura) de 21,1 gramos que fabrica Norma o la RWS Uni Classic de 19 gramos; la Norma Solid de 17,8 g, etc.

Pero la razón más importante que explica la popularidad que tiene cada vez más el cartucho en España no es la evolución que ha tenido la cartuchería, ni el hecho de que prácticamente todas las fábricas de rifles de cerrojo europeas hayan manufacturado rifles de este calibre, sino que el cartucho también lo adoptaron los fabricantes de semiautomáticos que son los que más se usan en montería.

 
 

9,3x62 comparado con cartuchos 9,3x74R. Desde que apareció a principios de siglo, el 9,3x74R se ha utilizado en todo tipo de armas de cañones basculantes y se ha cargado con una variedad muy amplia de proyectiles, incluso blindados porque también se utilizó en África, aunque sin el éxito que tuvo en Europa por falta de potencia.

9,3x74R

Se desconoce quién inventó el 9,3x74R. Solo se sabe que se comenzó a utilizar en drilling en Alemania a principios del siglo XX cargado con pólvora sin humo y con las balas del mismo calibre y peso que poco después utilizó Oto Boock para crear su 9,3x62 y que desde entonces se ha utilizado también en todo tipo de armas de cañones basculantes.

Particularmente en nuestro país se ha usado bastante para cazar en montería con rifles express de fabricación nacional o importados y, de hecho, es el cartucho con ranura más popular.

 
 

Cartuchos modernos del 9,3x62 y 9,3x74R: los “supercentarios” europeos de 9,3 mm más populares. El primero en rifles de cerrojo y semiautomáticos y el segundo en express.

Prácticamente todos los fabricantes de rifles de cañones basculantes han producido armas de este calibre y la munición siempre se ha fabricado en Europa y hoy día se carga con proyectiles convencionales y libres de plomo de peso comprendido entre 11,9 y 19 gramos con los que desarrolla una velocidad ligeramente inferior al 9,3x62 para que la presión en recámara no sea tan alta.

.375 Holland & Holland Magnum

Y dejamos como plato fuerte para el final el cartucho africano más famoso y al mismo tiempo uno de los más utilizados en todo el mundo para cazar animales grandes, salvo en España donde también ha tendido cierto uso en montería.

Yo mismo hace muchos años tuve un rifle (un CZ) de este calibre hasta que me di cuenta que la solución no era disparar una bala muy potente, sino acertar en un punto vital. Sin embargo, independientemente de que su potencia, tal y como se carga hoy día, sea exagerada para las especies que cobramos aquí, el .375 H&H, que realmente no se llama así, es un cartucho tan famoso, efectivo y antiguo que considero merece la pena dedicarle unas líneas a su historia.

 
 

De izquierda a derecha, cartuchería británica original .400/.375 Belted Rimless Nitro-Express; .375 Belted Rimless Magnum Nitro-Express y .375 Flanged Magnum Nitro-Express. El .400/.375 fue el primer cartucho que utilizó vainas cinturadas (belted).

Al comenzar a popularizarse entre los cazadores los primeros rifles de caza de cerrojo, Holland & Holland, que hasta principios del siglo XX se había especializado en la fabricación de escopetas y rifles express de alta calidad, se interesa por este tipo de armas y decide adoptar el sistema alemán Mauser 98, pues consideró que era más fiable y robusto que el austro-húngaro Mannlicher-Schönauer y el único que le permitiría construir rifles de caza muy potentes, como así fue.

En 1904 patenta una nueva vaina para este tipo de armas que es más robusta que la que utilizaba en la cartuchería Mauser porque estaba provista de una ranura de extracción y de un cinturón metálico, localizado cerca de su base, que rodeaba todo su cuerpo. La nueva vaina la denominó «Belted Rimless» y con ella lanzó al mercado en 1905 el primer cartucho que la utilizaba: el .400/.375 BeltedRimless Nitro-Express (**) con el que no logró competir con otros calibres europeos para rifles de cerrojo que se comenzaron a utilizar en África como cartuchos de uso general porque disparaba balas de 270 grains (17,5 g) a 663 m/s. Caso por ejemplo del 9,3x62 que Oto Book introdujo en el mismo año y del austriaco 9,5 x 57 mm. Mannlicher Schoenauer que salió al mercado en 1910 y, curiosamente, tuvo tanto éxito que lo adaptaron a su nomenclatura y lo fabricaron (Kynoch) con el nombre de .375 Rimless Nitro-Express. Digo curiosamente, porque el cartucho austriaco, la versión británica y el .400/.375 Belted Rimless disparaban balas del mismo peso a la misma velocidad.

 
 

Manufacturas antiguas y modernas del .375 Holland & Holland Magnum. Originalmente se cargó con balas semiblindadas de 235, 270 y 300 grains, así como con blindadas de 300 grains con las que se podía abatir todos los animales de caza mayor del planeta.

Ante estos decepcionantes resultados, Holland & Holland presenta en 1912 el .375 Belted Rimless Magnum Nitro-Express (y su versión con pestaña que, que a diferencia de la belted no tuvo éxito: el .375 Flanged Magnum Nitro-Expres). El primero también fue conocido en Inglaterra y zona de influencia inglesa como .375 Magnum Rimless porque en las cajas de munición originales se suprimía el término Belted y se añadía detrás del calibre la palabra Magnum, aunque los cazadores abreviaron aún más su nombre y simplemente lo llamaban .375 Magnum.

Utilizaba una vaina de mayor capacidad y más larga (72 mm frente a los 63,15 mm del .400/.375) para que pudiera contener una carga de pólvora mayor (59 grains de Cordita, en vez de 43) con la que era capaz de impulsar la bala de 270 grains a unos 808 metros por segundo y con una trayectoria muy tensa para el calibre y la época, pues era similar a la del .30-06 cargado con bala de 180 grains.

Con el proyectil de 270 grains desarrollaba una energía de 5.700 julios que le permitía recechar todo tipo de animales grandes, pero era insuficiente para abordar la fauna africana más pesada y grande ni tampoco era adecuada para cazar animales pequeños porque no expandía bien, por lo que Holland & Holland lo cargo también con otros tres tipos de proyectiles: con una bala de 300 grains que desarrollaba 762 m/s y que podía elegirse semiblindada para abordar las piezas más grandes de piel fina o blindada con la que en terrenos despejados se podían abatir los animales más duros, incluso el elefante (***).

 
 

La única limitación del .375 H&H Magnum era la caza en terrenos boscosos de las especies más grandes, situación en la que se recomendaba utilizar cartuchos más potentes, como mínimo, similar a la que tenían los que aparecen en la foto: .404 Rimless Nitro-Express y, sobretodo, el .500/.465 Nitro-Express; el .470 Nitro-Express y el .416 Rigby (tumbado), todos ‘supercentenarios’, pues aún se fabrican.

Y para las especies menudas, se cargó con una bala semiblindada de 235 grains que desarrollaba 853 m/s que dio muy buenos resultados en África y en todo el mundo pero que dejó de fabricarse, desconozco el motivo porque era magnífica y, particularmente, hubiera dado muy buenos resultados en la montería española. Quizás la razón fue para que no se confundieran los cartuchos y se utilizaran por error en un animal peligroso, lo que ocasionaría un accidente. Quizás no fue rentable, no lo sé; lo que si sé es que estas munición, además de famosa y popular, habría que tildarla de mágica o como mínimo hacerle a los ingenieros que desarrollaron el .375 Belted Rimless Magnum un monumento porque diseñaron sus tres cargas con perfiles de ojiva y velocidades calculadas para que las tres (tan diferentes, de 235, 270 y .300 grains) tuvieran un punto de impacto similar y no fuera necesario regular las miras de los magníficos rifles H&H con acción Mauser magnum que los disparaban.

Tampoco sé si fue su potencia, su utilidad para cazar por el mundo o su vaina, pero lo cierto es que el .375 Magnum Belted Rimless Nitro-Express encandiló a los norteamericanos y no solo lo adoptaron y recamararon rifles comerciales a partir de 1937 (el Winchester 70 fue el primero en dispararlo) sino que le «robaron» el nombre y hasta la vaina: lo rebautizaron (y popularizaron en todo el mundo) con el nombre de .375 Holland & Holland Magnum y usaron su «belt» para crear años después magníficos cartuchos magnum.

(**) El .400/.375 Belted Rimless N. E. también se conoce con el nombre de .375 Velopex porque H&H desarrolló un proyectil con este nombre que utilizó en éste y en otros calibres y que se caracterizaba porque poseía dos núcleos de plomo de diferente dureza, siendo más blando el de la punta.

(***) En terrenos boscosos el .375 era insuficiente para detener un elefante. Se recomendaba emplear calibres más grandes y potentes para rifles de cerrojo, como el .416 Rigby, que fue introducido en 1911 o como mínimo el .404 Rimless Nitro-Expres, que data de 1910. O, mejor aún por la velocidad con la que se podía repetir el segundo tiro, potentes cartuchos para rifles express, como el .500/465 Nitro-Express o 470 Nitro-Express, ambos introducidos en 1907, por citar a 4 supercentenarios de pólvora sin humo famosos, aunque no tengan uso en España.

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