La puesta a tiro de nuestro rifle

En general, siempre que le montamos un visor al rifle, cambiamos de cartucho o pretendemos disparar a distancias muy diferentes de las que normalmente cazamos es necesario corregir el punto de impacto. Aquí explicamos qué accesorios se necesitan y cómo y dónde se debe realizar la puesta a tiro para conseguir los mejores resultados en montería y rececho.


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La puesta a tiro de nuestro rifle

Retícula del visor Swarovski dS 5-25x52P. A más de 1 km compensa automáticamente el punto de impacto teniendo en cuenta la distancia, el ángulo y la presión atmosférica. Incluso proporciona la energía remanente que tiene el proyectil a la distancia de tiro.

Normalmente, todos los cazadores son conscientes de que cuando se le monta un visor al rifle es necesario ponerlo a tiro para que los disparos impacten centrados donde apuntamos a una determinada distancia y también saben por experiencia que cuando disparamos a otra distancia muy diferente a la que se ha puesto a tiro, el punto de impacto cambia.

Sin embargo, muchas personas —aunque cada vez menos, por fortuna— desconocen cómo se hace la puesta a tiro, así como las causas que pueden provocar un cambio de impacto que aconsejen realizarla.

Yo creo que esta falta de conocimientos se debe a que tradicionalmente la mayoría de los cazadores han confiado esta operación a un armero, por lo que los cazadores se han desentendido del tema. Sobre todo, los monteros porque disparan cerca o muy cerca y no suelen tener problemas, incluso si utilizan municiones muy diferentes o el rifle no está perfectamente puesto a tiro.

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El mejor escenario para centrar un visor es un campo de tiro, siempre con la ayuda de un apoyo estable.

Causas que modifican el punto de impacto

Pero si bien es cierto que en montería normalmente se tira cerca y en ese caso no tiene mucha importancia la marca o el peso de la munición que utilicemos —salvo que se trate de una bala demasiado pesada, porque entonces corremos el riesgo de pinchar la pieza— también es cierto que se puede tirar lejos o incluso muy lejos. Y entonces no es, en absoluto, buena idea utilizar cartuchos diferentes a los que se puso a tiro el rifle y menos aún lo es en rececho.

Lo podéis comprobar fácilmente disparando al centro —al 10— de un blanco de precisión a 100 m con varios cartuchos de marcas distintas o incluso de la misma marca cargados con balas de varios pesos: los tiros impactan en la superficie del blanco —un círculo de 50 cm de diámetro— pero, aunque algunos están poco alejados del centro y a esa distancia podrían alcanzar en una zona vital a un jabalí o venado en montería, otros impactan tan alejados que a 200 o más metros no serían efectivos para cazar las mismas piezas.

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En un coto no es aconsejable hacer la puesta a tiro, pero si por cualquier causa no podemos utilizar un campo de tiro tenemos que procurar que los blancos queden perfectamente enfrentados con el “puesto” de tiro y disparar con apoyo con una postura cómoda.

¿Por qué sucede esto? ¿Cuál es la causa que provoca el cambio de impacto cuando se utiliza otro cartucho? Pues suponiendo que todas las balas que disparamos desarrollen la misma velocidad inicial —que no es así si utilizamos cartuchos cargados con proyectiles de pesos diferentes o incluso de los mismos pesos pero de marcas distintas—, el cambio del punto de impacto se debe a que, además de la gravedad, sobre la bala actúa la fuerza de rozamiento con el aire. Y ésta frena su avance y determina su trayectoria dependiendo de su forma y de que sea más o menos aerodinámica. Por tanto, si se disparan balas con formas diferentes, aunque tengan el mismo peso y sean del mismo calibre, cada una describe una trayectoria diferente y, por tanto, un punto de impacto distinto.

Además, y por la misma razón, el punto de impacto también cambia notablemente cuando se dispara a una altitud y a una temperatura muy diferente a la que se hizo la puesta a tiro porque la densidad del aire y la presión atmosférica cambian con la altitud y la temperatura y cómo consecuencia la fuerza de rozamiento a la que se ve sometido el proyectil también es diferente.

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La torreta balística es muy útil si practicamos la caza a rececho porque permite poner a tiro los rifles a varias distancias.

Pues bien, corregir el cambio de impacto debido al uso de otra munición es fácil: solo hay que molestarse en ir al campo de tiro y proceder como vamos a explicar más adelante. Sin embargo, corregirlo teniendo en cuenta la altitud y la temperatura exige poner el arma a tiro en una zona cercana a donde se va a cazar o bien utilizar un visor especial que determine automáticamente el punto de impacto teniendo en cuenta la presión atmosférica. El más completo que conozco y al mismo tiempo el más fácil de poner a tiro y utilizar es, sin duda, el Swarovski ds 5-25x52P. Se puede poner a tiro a 50 o 100 metros y con tan solo pulsar un botón que lleva sobre el ocular calcula automáticamente a más de un kilómetro el punto de impacto teniendo en cuenta la balística de la munición utilizada, la inclinación del terreno, la distancia y la presión atmosférica. Como compensa la caída a más de 1.000 m, calcula incluso la energía remanente de la bala a la distancia que vamos a tirar y la muestra en el visor para que el cazador juzgue si ésta es suficiente o no para abatir la pieza. Increíble.

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Un Browning X-Bolt listo para ponerlo a tiro con un apoyo de “bench rest”. Este tipo de apoyos son muy estables y permiten conseguir agrupaciones muy cerradas.

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No hay que calentar el cañón

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Utilizar un apoyo inestable, dar gatillazos o inclinar el rifle no son los únicos factores que impiden que se consigan agrupaciones cerradas. El calor que se genera en la recámara y el cañón del rifle, solo cuando es excesivo, también altera el punto de impacto ya que puede llegar a dilatar los materiales del arma y a modificar la combustión de la pólvora.

¿Cuánto calor se necesita para que esto ocurra? Pues no es fácil determinarlo porque depende de muchos factores: de la temperatura ambiente, del calibre, de los materiales y diseño del rifle, etc. Solo se puede afirmar que, si disparamos de forma continua sin dejar que repose, el rifle se calentará antes y que también se calentará más rápido si hacemos la puesta a tiro en verano en vez de en invierno o si disparamos con calibres magnum en vez de estándar.

¿Entonces, cómo se puede evitar? Pues yo he comprobado con muchos calibres que los rifles de caza no se calientan lo suficiente como para que varíe el punto de impacto disparando en invierno de forma tranquila, sin prisas, series de no más de 3 o 5 tiros: es decir, tomándonos el tiempo que necesitemos para apuntar con precisión después de comprobar que el rifle no está inclinado; manteniendo abierta la recámara después de cada disparo mientras lo juzgamos con la ayuda del telescopio o del visor y preparándonos sin prisas para el siguiente disparo.

En verano, especialmente cuando la temperatura ambiente supera los 30 grados, el rifle se calienta más rápidamente, por lo que hay que disparar de forma más pausada aún e incluso dejar de hacerlo y esperar a que se enfríe si notamos que el cañón se calienta mucho. Y nótese que digo mucho, porque es normal que al tocar el cañón notemos que esté ligeramente caliente.

Por último, comentar que hay personas que, tanto en invierno como en verano, después de disparar un tiro no tiran otro hasta a que el rifle se enfría totalmente. Operando así, por supuesto, se puede poner el rifle a tiro sin que el calor influya en el resultado pero se tarda mucho más tiempo y no es necesario. De hecho, disparando sin prisas se pueden conseguir, usando un rifle de caza de buena calidad, agrupaciones Sub MOA –en un círculo menor de 3 cm de diámetro– o lo que es lo mismo: la precisión máxima que garantizan los fabricante de los rifles más precisos del mercado.

Dónde y a qué distancia

Aunque me consta que muchas personas utilizan fincas particulares para poner a tiro sus armas, un campo de tiro que disponga de una galería de 100 m es el mejor escenario que se puede utilizar en España para poner a tiro rifles siempre que utilicemos visores de buena calidad que tengan cómo mínimo 5 o más aumentos y una retícula fina que permita apuntar con precisión al centro del blanco.

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Para poder ver con detalle los impactos de cualquier calibre, se necesita un telescopio que tenga una calidad óptica aceptable y pueda enfocar a 100 m con 45 ó más aumentos. Es un accesorio utilísimo.

En efecto, en un campo de tiro los blancos están perfectamente enfrentados con los puestos de tiro, por lo que no se pueden cometer errores involuntarios de puntería debido al ángulo, lo que ocurriría por ejemplo si disparamos en un terreno que esté inclinado.

Por otro lado, a 100 metros tampoco se cometen errores de paralaje porque, aunque no utilicemos una mira con mando para anularlo, los visores están libres de este error de puntería a esa distancia o bien a 100 yardas, que son casi 100 metros (91,44 m), por lo que el error de paralaje que podemos cometer es despreciable.

Además, y no por ello menos importante, 100 metros es la distancia que la mayoría de los fabricantes de cartuchos toman como referencia para estimar la caída de los proyectiles —normalmente hasta 300 metros— que se indican en la tabla balística del cartucho.

Solo en el caso de utilizar un visor que tenga menos de 5x o bien sea más potente, pero tenga una retícula que no permita apuntar con precisión a 100 metros, es aconsejable disparar más cerca: a 50 metros y, a ser posible, también en un campo de tiro. Por ejemplo, si utilizamos visores holográficos o de punto rojo, sin aumentos, o bien con aumentos del tipo 1-4x no veremos bien el centro del blanco a 100 m. Y lo mismo sucede con algunos visores de caza más potentes con los que se ve más cerca el blanco pero no se puede apuntar con precisión a 100 m porque su retícula es tan gruesa que tapa el centro de la diana.

Por esta razón, para poder poner con precisión un rifle a tiro para cazar a rececho es imprescindible que el visor tenga una retícula de buena calidad que sea fina y que se vea bien sobre cualquier fondo. Por ejemplo, la iluminada tipo Zeiss 60 y en general todas las del tipo 4A-i son perfectas para cazar a rececho hasta 300 metros o más lejos si se utilizan junto con un mecanismo rápido de ajuste en altura (torreta balística).

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No es imprescindible, pero si colocamos un parche blanco en el centro del 10 veremos mejor la retícula y podremos apuntar con más precisión.

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La caja y el gatillo son los que matan

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Siempre se ha dicho, normalmente refiriéndose a las escopetas, que la culata es la que mata. Pues bien, esta frase, que es totalmente cierta, también es válida para los rifles porque si la culata no permite apuntar bien con el visor no conseguiremos buenos resultados. Además, en el caso de los rifles el diseño del guardamanos o puntal de la caja, ya sea de madera o sintética, también juega un papel crucial: mantener el cañón flotado para que durante el disparo pueda vibrar libremente y no cambie el punto de impacto cuando se usa el arma en condiciones meteorológicas extremas o cuando se calienta un poco al disparar varios tiros seguidos.

Pero tan importante o más que la caja e incluso que el cañón, es el disparador porque si está mal diseñado o regulado con un peso y recorrido excesivos, al disparar daremos gatillazos y de nada servirá que el rifle tenga un cañón de buena calidad o una caja bien diseñada.

La regulación del disparador es algo muy personal y por esta razón los pesos que voy a mencionar a continuación deben tomarse como orientativos y basados en mi experiencia, por lo que seguramente otras personas conseguirán mejores resultados utilizando otros:

Así pues, por si os sirve de ayuda, para cazar a rececho hasta 300 metros o bien para conseguir agrupaciones de 1 MOA a 100 metros, prefiero que el disparador no tenga recorrido y que esté regulado con un peso de unos 700-800 gramos como máximo y a unos 500-600 g. como mínimo.

En montería también prefiero que no tenga recorrido pero, para evitar que se me escape un tiro, me siento más seguro cuando está regulado a 1,0-1,2 kilogramos. Además, con este peso e incluso con un poco más puedo hacer agrupaciones en 1 a 3 MOA y por tanto poner rifles a tiro para cazar en montería.

A distancias superiores a los 300 metros he tirado y cazado pocas veces en mi vida y la mayoría ha sido haciendo reportajes de armas fuera de España, pero he llegado a la conclusión que para cazar a más de 300 m no es buena idea hacerlo con disparadores regulados a menos de 300 gramos porque se nos puede escapar un tiro, sobre todo si estamos cansados o hace frío y tenemos poca sensibilidad en las manos.

Equipo necesario

Además de utilizar un rifle y cartuchos adecuados y de buena calidad —ver apartado La caja y el gatillo son los que matan— para poder poner a tiro correctamente un rifle se necesita saber tirar, conocer cómo se corrige el punto de impacto actuando sobre los mandos de ajuste del visor, tener mucha paciencia y utilizar los siguientes accesorios.

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Antes de dispar se tiene que comprobar siempre que el rifle está bien apoyado por el puntal porque, a causa del retroceso puede quedar apoyado por el cañón y el punto de impacto cambiará.

1. Protección eficaz para los oídos y para los ojos, es decir unos buenos auriculares y unas gafas de tiro si no las utilizamos graduadas.

2. Un apoyo para el arma que sea firme y nos permita tirar con una postura cómoda, requisitos que cumplen con creces, como es lógico, los apoyos expresamente diseñados para practicar tiro de precisión con rifle, tipo bench rest. Los más simples constan de dos piezas: una delantera y regulable en altura donde se apoya el puntal y un cojín trasero, que se comercializa con varias alturas, donde se apoya la culata.

Utilizándolos aprenderemos a disparar y a realizar hacer puestas a tiro muy precisas, por lo que recomiendo su uso. Además, no son muy caros en comparación con lo que cuesta un telescopio o incluso un par de cajas de cartuchos de ciertas marcas y calibres, pero su uso es imprescindible porque si utilizamos otro tipo de apoyo improvisado más inestable —por ejemplo una manta o una mochila— no lograremos que el rifle agrupe donde queremos y gastaremos más munición de la necesaria.

3. Un telescopio terrestre si con el visor o con los prismáticos no podemos distinguir bien los impactos a 100 m porque evita tener que desplazarnos permanentemente para ver el blanco, lo que implicaría que tendríamos que dejar solo el equipo en el puesto de tiro y eternizaría la puesta a tiro. Aunque los hay muy caros, hoy día muchas marcas acreditadas en óptica, como Bushnell, Konus, Vanguard o Delta, por ejemplo, comercializan telescopios a precios muy asequibles, por lo que tampoco supone un gran desembolso en comparación con lo que cuesta el rifle y el visor.

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Ejemplo de agrupación de 2 MOA. Es especialmente útil en montería si tenemos que hacer un disparo largo: hasta 150 metros con cualquier calibre e incluso hasta cerca de los 200 m si utilizamos municiones muy potentes.

Si nos decidimos a comprar uno, además de tener una calidad óptica aceptable, tiene que ser capaz de enfocar a 100 metros con 45 o más aumentos para que a esta distancia se puedan distinguir perfectamente los impactos de cualquier calibre.

En las armerías especializadas en accesorios para tiro se puede adquirir todo el equipo necesario: auriculares, gafas de tiro, apoyos y telescopios. Ver, por ejemplo, www.topgun.es o www.a-izquierdo.es

En el puesto de tiro

Una vez en el campo de tiro, lo primero que hay que hacer es colocar bien el blanco y lo último ponerse a pegar tiros.

Colocar bien el blanco significa situarlo en un bastidor sin que esté inclinado y cuyo número se corresponda con el que tiene el puesto desde el que vamos a disparar, lo que dicho así puede parecer una perogrullada y hasta una tontería pero os aseguro que no lo es: si, por ejemplo, vas a tirar desde el puesto 6 pero te equivocas y colocas el blanco en el bastidor 7 o en el 8, cuando regresas al puesto de tiro, debido a la distancia puede que no te des cuenta de que el blanco está ladeado, es decir colocado a tu derecha o a tu izquierda. Y si esto sucede, la puesta a tiro no sirve porque cada vez que disparas cometes un error angular de puntería.

¿Y qué tipo de blanco utilizo? Yo les recomiendo que usen blancos reglamentarios de precisión 50x50, a ser posible con un parche de color blanco de 20 mm pegado en el círculo interno del «10», que mide 25 mm de diámetro. Se pueden comprar en los campos de tiro, son baratos y cuando se superponen los trazos de la retícula con las escalas de puntuación del blanco, que también son perpendiculares, el arma está en posición correcta de tiro y apunta al parche blanco.

Lo segundo que hay que hacer es colocar el apoyo en la mesa y sobre éste el rifle descargado de modo que podamos apoyar los codos sobre la mesa y apuntar cómodamente al centro del blanco, lo que no será difícil de conseguir si estamos utilizando un apoyo de tiro porque se puede regular en altura.

El rifle se debe apoyar por el puntal —nunca por el cañón— y por la culata y cuando disparemos se tiene que sujetar de forma firme pero sin ejercer presión hacia ningún lado. Si el arma no es muy potente lo mejor es, con el guardamanos apoyado en la horquilla delantera y la culata en el apoyo trasero, sostenerlo solo sujetándolo por la empuñadura y con el hombro. Pero si es potente es preferible asirlo también con la mano izquierda, aunque sin ejercer presión alguna hacia ningún lado, para evitar que con el retroceso el rifle no se salga de la horquilla del apoyo o el visor nos golpee.

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Utilizando rifles sin visor o con visores sin aumentos o muy poco potentes, a 100 metros no veremos bien el blanco. En estos casos las puestas a tiro deben ser a 50 m.

Una vez que hayamos adoptado una posición de tiro cómoda —lo que es crucial porque si no lo conseguimos nos cansaremos a los pocos disparos y terminaremos tirando mal—, lo siguiente que hay que hacer es enfocar el visor girando su anillo de enfoque hasta ver nítido el blanco. Con un visor de buena calidad de 12 o más aumentos a 100 metros se divisa perfectamente el parche blanco y las zonas de puntuación, aunque para ver perfectamente los impactos de pequeño calibre —al menos con mi vista— hay que utilizar visores más potentes.

Y una vez que consideramos que hemos conseguido una postura de tiro cómoda, hay que verificar que cuando apuntamos no tendemos a ladear el rifle, lo que se puede comprobar fácilmente viendo si la retícula y la escala de puntuación del blanco se superponen cuando apuntamos. Esto es importante porque si tiramos con el rifle inclinado cometeremos un error de puntería similar al que se produce cuando disparamos a una diana de otro puesto de tiro.

Llegado a este punto, es el momento de hacer unos disparos en vacío —a ser posible con una vaina o un aliviamuelles en la recámara— para comprobar que no damos gatillazos: hay que oprimir el disparador conteniendo la respiración mientras lo jalamos e incrementando la presión poco a poco hasta que nos sorprenda el tiro. Dicho así parece fácil, pero hacerlo cada vez que disparas, una y otra vez, durante la puesta a tiro no solo no lo es sino que si no lo tenemos en cuenta nos puede complicar la puesta a tiro.

Puesta a tiro para montería

La mayoría, por no decir todos, los rifles que utilizan los monteros disparan cartuchos cuyas balas tienen a 150 metros una caída despreciable si el arma se pone a tiro a 100: entre 3 y 5 centímetros como máximo, dependiendo de que se utilice un calibre magnum o estándar —9,3x62 incluido, aunque con su bala más ligera de 232 grains—. Por tanto, 100 metros es una distancia muy aconsejable para poner a tiro un rifle para cazar en montería.

El procedimiento para realizar la puesta a tiro no es complicado si se tira aceptablemente bien y antes de jalar el gatillo se tiene en cuenta todo lo que se ha dicho en el apartado anterior. Consiste simplemente en conseguir que a 100 m los disparos impacten en el centro del blanco actuando sobre los mandos del visor hasta lograrlo.

Utilizando un visor, lo ideal sería conseguir que todos los tiros impactaran en el «10» de un blanco de precisión porque es un círculo que tiene 5 cm —casi 2 MOA— y los disparos con cualquier calibre serían efectivos hasta unos 150 metros o incluso a una distancia mayor si es muy potente y rasante. Además, todos los rifles y cartuchos comerciales pueden agrupar en esta superficie.

Por supuesto, para cazar a 100 m o más cerca y no digamos para tirar a cascoporro en un cortadero, bastaría con que consiguiéramos meter todos los tiros en 3 o 4 MOA o incluso en un poco más, pero agrupar con un visor en superficies tan abiertas no es de recibo. Significa que hemos tirado mal y, por supuesto, que en rececho nuestros disparos no serían eficaces a más de 200 m.

Con miras abiertas o utilizando un visor sin aumentos o muy poco potente sería aceptable agrupar en unas 4 MOA por la dificultad que supone ver el blanco, pero, por esta razón, con este tipo de miras lo mejor es hacer la puesta a tiro a 50 metros.

Para cazar a rececho

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Retícula del Burris Ballistic III Laserscope. Otro ejemplo de un visor muy útil cuando no disponemos de campo de tiro o de datos de la caída a la distancia a la que deseamos cazar. Además, compensa el punto de impacto teniendo en cuenta el ángulo.

Poner a tiro un rifle para recechar a 300 o más metros ya no es tan fácil porque para poder conseguirlo, además de utilizar un rifle y un visor potente de buena calidad, hay que tirar muy bien.

Efectivamente, como hemos dicho que una agrupación —o dispersión, según se mire— de 3 MOA es suficiente para abatir una pieza de caza mayor a 100 metros, es lógico pensar que a esta distancia debemos conseguir agrupaciones del orden de 1 MOA —unos 30 mm— para que los disparos sean efectivos a 300 o más metros.

Además, aunque se dispara como en el caso anterior, es decir apuntando al centro del blanco, hay que lograr que la agrupación quede alta los centímetros necesarios para que a 300 m se compense la caída del proyectil que estamos utilizando.

Los centímetros que debe impactar alto se obtienen de la tabla balística del cartucho que estemos usando: equivalen a la tercera parte de la caída en centímetros que tiene la bala a 300 metros cuando el rifle está puesto a tiro a 100.

Por ejemplo, si la tabla balística indica que, con el rifle puesto a tiro a 100 metros —que es la distancia a la que estamos disparando— la bala del cartucho que estamos utilizando cae 33 cm, para que el arma haga blanco donde se apunta a 300 m tendríamos que lograr que la agrupación de 1 MOA quedara alta 10 cm, además de totalmente centrada.

A 200 m se procedería igual, pero compensaríamos la mitad de la caída. Así, por ejemplo, si ésta es de 12 cm tendríamos que conseguir que a 100 m los tiros impactaran altos y centrados 6 cm.

Para conseguir agrupaciones tan cerradas, lo mejor es utilizar una mira potente de 12, 15, 16 o incluso más aumentos porque veremos mejor el blanco y podremos apuntar con más precisión.

La puesta a tiro de nuestro rifle

Blanco de la puesta a tiro a 200 m de un rifle calibre 6,5 Creedmoor. Aunque disparemos a 100 m, podemos poner el rifle a tiro a cualquier distancia siempre que la tabla balística de la munición proporcione la caída a esa distancia.

¿Y si quiero hacer una puesta a tiro a más de 300 m y la tabla balística no me proporciona las caídas a mayores distancias? Pues si no tenemos datos balísticos sobre caídas, lo que no sería de extrañar porque muchos fabricantes no las proporcionan a más de 300 m, podemos utilizar un visor con torreta balística y regularla a varias distancias disparando más lejos en un campo de tiro oficial —en España hay muy pocos— o eventual, siempre teniendo en cuenta la seguridad y después de comprobar que es legal hacerlo para evitarnos disgustos. Para poder hacerlo bien, por supuesto tendremos que disparar en un terreno que no tenga pendiente y colocar el blanco de modo que quede perfectamente enfrentado con el puesto de tiro, lo que no es fácil.

Otra solución sería utilizar un visor especial que compense automáticamente la caída de la bala a mayores distancias, como el Burris Laserscope III o el citado Swarovski dS. Es, dependiendo del modelo que elijamos, la solución más cara pero también la más completa porque, como se ha apuntado, compensan la caída teniendo en cuenta el ángulo y otros factores.

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