La cetrería me ha dado grandes amigos y muchas alegrías

La cetrería me ha dado grandes amigos y muchas alegrías

Este cetrero es de Vilalba (Lugo). Empezó en la cetrería hace ocho años, aunque la pasión por los pájaros es algo que siente desde que nació. Además, dirige el Departamento de Cetrería del Tecor da Terra Chá.


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—¿Cómo empezó su pasión por la cetrería?

—Desde niño me llamaron la atención las aves de presa. Yo soy de Vilalba, en Lugo, y aquí no había cetreros. Aprendí con el libro de Félix y todo me parecía bastante difícil. Cuando tuve un trabajo que me dejaba un poco de tiempo libre no tuve dudas y empecé. Cogí a Turka, un águila de Harris.

La cetrería me ha dado grandes amigos y muchas alegrías

—La cetrería es algo muy importante para usted ahora.

—Así es. Me dio grandes amigos y muchas alegrías, momentos de disfrutar mucho en grupo. Ahora mismo no podría vivir sin la cetrería. Todos los años hago un viaje cinegético por España para ver a mis amigos, es una apuesta que cuesta tiempo y dinero.

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—¿Cuántas aves tiene?

Agora mismo Turka, el águila de Harris, una hembra de halcón peregrino que se llama Cata y otro halcón joven de un amigo que me pidió que le enseñara a cazar cornejas y que, previsiblemente, volará el año que viene.

—¿Dónde trabaja con sus aves?

—Soy el encargado del Departamento de Cetrería del Coto da Terra Chá, que tiene 46.000 hectáreas. En base a esto se ha creado un proyecto de cetrería con el objetivo de ser un referente en Galicia. Además, hay una clara apuesta por la innovación. Intentamos potenciar muchas modalidades.

—¿Y qué hay de la rapaz que acude a tu palomar?

—Es un macho adulto de azor que tiene por aquí el territorio de caza. Cuando suelto las palomas viene. Lo paso genial con él, me encanta ver a un ave de presa hacer sus lances. Estoy encantado de que esté por aquí, aunque me coma bastantes palomas.

—¿Qué totalidad del coto está destinada a la cetrería?

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—En total, 560 hectáreas. Es una zona de caza permanente y exclusiva para la cetrería. Esto permite que podamos cazar todos los días. En total, el año pasado hubo 18 socios cetreros. Entre ellos, el campeón gallego de Harris, el de España e incluso otros premiados.

—¿Podéis cazar durante todo el año?

—Excepto durante la parada biológica, en el coto dieron de alta la caza de córvidos y gaviotas todos los días del año, tal y como contempla la Orden de Vedas.

—¿Cómo es su día a día?

—Trabajo de siete de la mañana a tres del mediodía. Por las tardes, cuando es temporada, vuelo casi todos los días. Este año atrapamos siete cornejas y cinco gaviotas en total.

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—¿Cómo son los entrenamientos?

—Procuro que vuelen a diario para trabajar su condición física. Al empezar hay que amansarlos y luego les voy sirviendo piezas mermadas. Además, hay que tener en cuenta que el número de presas es bajo porque es mucho más difícil.

—¿Tiene más animales?

—Turka caza con una hembra de Dóberman que se llama Frida. La educamos específicamente y trabajamos también el rastreo de sustancias para que pudiese así cazar con Turka. Para cazar el conejo, suelto al águila y a la perra y entonces, la primera persigue a la segunda, sigue su lenguaje corporal. Cuando localiza a la presa, la perra mueve el rabo y Turka ataca.

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—¿Qué más actividades realizan desde el Departamento de cetrería?

—Vamos a los colegios con algún pájaro para enseñarles qué es esto de la cetrería. El Tecor da Terra Chá pone mucho esfuerzo en todo esto. Además, el daño pasado se donaron dos jabalíes al comedor social de Lugo.

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