Avión Zapador
Las aves de España

Avión Zapador


Este avión es la especie más pequeña de nuestras cinco golondrinas. Los primeros bandos llegan en la primera quincena de marzo, concentrándose en lagos, ríos y embalses para comer mosquitos. Más tarde buscan los sitios de nidificación de años anteriores en taludes ribereños verticales, acantilados, cortados de ferrocarril y graveras abandonadas. La llegada de las aves a la colonia es brusca, de la misma manera que la partida. Los dos sexos horadan un túnel de cincuenta centímetros a un metro de longitud en el bancal en que anidan, excavando en el fondo una pequeña cámara que forran de mala manera con hierba y plumas. Es difícil confundir este ave con ambas especies de golondrinas y con el Avión Común aunque no tanto con el Avión Roquero, pero la franja parda de su pecho es característica, careciendo de obispillo blanco (Avión Común) y de motas blancas en la cola (Avión Roquero).Raramente se posa en tierra, excepto para dormir en cañaverales y carrizales, en los que se reúnen grandes bandos tras la estación de cría, mezclándose allí con otras especies de golondrinas. Este dormidero comunitario dura hasta que pasado septiembre las aves parten para invernar en Africa.

Familia:Hirundínidas
Nombre cientifico:Riparia riparia
Orden:Passeriformes
Caza:Especie Protegida
Longitud:12
Habitat:Aguas continentales
Identificación:La golondrina más pequeña; pardo uniforme por encima, blanco por debajo; una banda parda cruza el pecho; cola corta y ligeramente ahorquillada, sexos iguales.
Nidificación:Ambos sexos excavan túnel de 50 cm. a un metro, en cortados arenosos, acantilados, graveras, etc.; cámara del nido forrada con plumas y hierbas obtenidas en vuelo; pone, de abril a agosto, de 4 a 5 huevos blancos; incubación, unos 14 días, por la pareja; los pollos, cebados por ambos, vuelan tras unos 19 días; normalmente dos crías.
Alimentación:Mosquitos, otras moscas pequeñas, escarabajos, y otros insectos, normalmente capturados sobre el agua.

El más pequeño de los hirundinidos ibéri­cos es el Avión zapador Riparia riparia y probablemente el de vuelo más ligero y rápido. El plumaje del dorso de las alas, espalda, cabeza y cola es pardo terroso y con ligero tinte ocráceo a veces. Las partes infe­riores son blancas y hay también una banda de color pardo pálido a través del pecho. La cola está escotada, pero no tanto como en el Avión común Delichon urbica y por supuesto menos aún que la de la Golondrina común Hirundo rustica muy claramente ahorquillada. El único hirundinido más parecido a él es el Avión roquero Hirundo rupestris, pero su tamaño es mayor y el aspecto más compacto. La cola de éste es cuadrada con dos manchas blancas que a pesar de su pequeño tamaño son bien visibles. Carece asimismo de la faja pectoral parda de aquél y el habitat monta­ñoso no es frecuentado por el Avión zapador. Al coger a éste en la mano se puede apreciar bien que las patas y pies no están empluma­dos como en el Avión común y en la parte posterior del tarso hay un pequeño mechón de plumas blancuzcas.

Especie muy gregaria, forma bandos muy numerosos y en migración la cantidad de aviones zapadores que pueden observarse pasando por lugares apropiados de los Piri­neos y por las costas mediterráneas es verda­deramente incalculable. En vuelo se le distin­gue bien de otros hirundínidos con los que se mezcla, bien por su color terroso o por el vuelo más rápido y rectilíneo, sin hacer los pronunciados descensos que caracterizan el vuelo de golondrinas y vencejos. Normal­mente frecuenta masas de agua somera con vegetación palustre, marismas y riberas de ríos con taludes y cortados donde se esta­blece para criar. En migración se reúne en cantidades muy grandes en carrizales de Typha y Phragmites para dormir y si se entra allí y se dispersan, sorprende que en tan poco espacio pueda haber tantos. También vuela a gran altura y entonces es difícil distinguirlo de los demás hirundínidos.

En el mes de agosto y a veces en los últi­mos días de julio todos los jóvenes aviones zapadores se reúnen en lugares apropiados, casi siempre en zona palustre y entonces puede observarse bien que su plumaje se parece al de los adultos, pero las partes supe­riores están franjeadas o rayadas con pardo rojizo o gris blanquecino, especialmente en el obispillo o rabadilla y la garganta y el mentón son parduzcos, no blanca como en los adul­tos. Entre los aviones que se ven en migración se observan diferentes tonalidades en la colo­ración de pájaros adultos. Las variaciones geográficas son, pues, en opinión de Vaurie (1959) clinales y el plumaje oscuro de los que viven más al norte de su área geográfica pasa por fases intermedias hasta llegar al color más pálido de la subespecie riparia shelleyi que vive en Egipto y Sudán.

Aunque menos que las golondrinas, los aviones zapadores se posan también en cables del tendido eléctrico o telefónico y a baja altura en plantas que caen sobre el agua, ramas y aun raíces sobresalientes No es un pájaro precisamente muy expresivo en sus manifestaciones vocales. Al volar emite un corto y quizá áspero ¡¡chrrip!! y si nos aproximamos mucho a su colonia salen volando, lanzando un débil ¡¡rit!! o ¡¡brrit!! A partir de mediados de abril puede oírseles cantar con un débil gorjeo melodioso, pero pobre de expresión. Cantan más en mayo y casi todo junio y sólo de forma ocasional en julio y agosto.

Comen volando bajos sobre la superficie de las aguas y vegetación acuática y palustre. Muy a menudo en zonas de abundantes mos­quitos y de charcas y basureros donde la fer­mentación es fuerte. Sobre tierras cultivadas se ven a ras del agua de ríos. Los dípteros deben constituir la mayor parte de su dieta. Jourdain cita coleópteros pequeños, ephemenoptera (Ephemeridae) y Trichoptera.

Anida en colonias situadas en cantiles, talu­des terrosos o arenosos de ríos y charcas o excavaciones abandonadas. Bernis cita para La Mancha nidos en el interior de pozos. Tam­bién en canteras. Allí, excavan un largo túnel de 70-100 cm. al fondo del cual hacen una cámara o ensanchamiento que según se ha visto, tiene unas dimensiones ligeramente inferiores a las del nido de barro de un Avión común. El túnel es horizontal y recto, pero si el pájaro encuentra un obs­táculo, piedra o raíz, hace un codo. La cámara está recubierta en el fondo por trozos peque­ños de paja seca y plumas, casi siempre de gallina, unidas entre sí con algo de saliva. Ambos sexos trabajan en la excavación del túnel, empresa fácil normalmente porque escogen lugares donde la arenisca y la tierra están poco ligadas. La boca de entrada varía mucho, por el desgaste de las uñas de los pájaros posándose en sus bordes o por la naturaleza del terreno. Unos son extraordina­riamente pequeños impidiendo el paso a dos pájaros a la vez y otros se agrietan y quedan muy abiertos. Los nidos suelen estar a una altura muy variable del suelo. Una pequeña colonia estudiada en León se hallaba situada a 90-110 cm. del suelo, que en este caso era la superficie del agua del río. Además el talud tenía cierta inclinación hacia adentro de forma que naturalmente los aguje­ros quedaban protegidos de la fuerte lluvia. Frente a este talud había otro más alto y extenso que los pájaros no habían usado nunca, quizá por la dureza de la tierra que no les permitía excavar bien. La puesta es nor­malmente de 5-6 huevos. Muchas de 7, algu­nas de 8 y rara vez de menos de cuatro. En Bélgica, Verheyen estima como normal la puesta de 5 huevos y bastante regularmente 4 ó 6. Jourdain da para Gran Bretaña una puesta habitual de 4-5 y algunas veces de 3 y 6-7. Son blancos y la cáscara es tan fina que pronto se nota la marcha de la incubación. De 10 huevos medidos al azar en la provincia de León se obtuvieron un promedio de 17,03 x 12,73 mm. Jourdain da para Gran Bretaña un promedio 17,96 x 12,56 mm. de 100 huevos medidos. Las diferencias son mínimas en estos huevos tan pequeños y así Verheyen obtuvo para 100 en Bélgica una media de 17,7 x 12,5 mm. Las puestas son relativamente tardías y es raro encontrar en el norte de Ibe­ria alguna completa antes del 15 de mayo. Lo normal es que para finales de este mes ya todas las colonias marchen al unísono en la reproducción, de forma que los pollos de la primera puesta nazcan a la vez en todos los agujeros. Este detalle curioso, siempre nos ha llamado la atención. Parece que ambos sexos incuban alternadamente durante 12 días. Jourdain da 14 días y se han determinado hasta 16 días. También ambos adultos ceban y lo hacen con intensidad de manera que los pollos pueden asomar del nido a los 13-15 días, pero no vuelan normalmente antes de los 16-19 días.

Las colonias que se suelen ver en Iberia están muy dispersas y no son ciertamente muy numerosas, faltando o siendo su densi­dad muy baja en todo el Cantábrico y Galicia. En Asturias muchas están en cortados hechos hace relativamente pocos años para la cons­trucción de carreteras y por supuesto no lejos del curso de un río. Lo corriente son pequeñas colonias de 6-10 parejas. Las mayores están formadas por 25-100 parejas en taludes de ríos del centro, oeste y sur de Iberia. Las colonias pueden aparecer comple­tamente abandonadas un año y permanecer así varios hasta que vuelven a ser florecientes. Los adultos retornan a la misma varios años consecutivos si sobreviven a su larga inver­nada en Africa. Incluso ocupan el mismo agu­jero como ha demostrado el anillamiento. Bernis (1971) cita cambios de colonia com­probados en Badajoz por Pérez Chiscano que anilló en Villanueva de la Serena y que dos años después él mismo controló en otra colo­nia de cría del pueblo de Campanario, dis­tante 16,5 km. de la que habían ocupado pri­mero.

El Avión zapador tiene una amplia área de cría extendida por toda Eurasia, salvo Islandia.

Como ave eminentemente estival, sus migra­ciones resultan verdaderamente espectacu­lares y el paso en toda el área mediterránea es muy acusado. Un masivo anillamiento ha producido información ciertamente exhaus­tiva que vamos a resumir aquí de acuerdo con Bernis (1971). En Iberia no es una especie abundante y en muchas regiones resulta sor­prendentemente escaso (Cataluña). Las colo­nias en algunos países europeos pueden ser de 500 parejas y aún más. Pero lo normal es que no sobrepasen los 100 agujeros, lo que no supone necesariamente 100 parejas reproductoras.

La migración de este pequeño pájaro comienza con la concentración en lugares apropiados, casi siempre carrizales, de gran número de aves jóvenes y adultas ya en los primeros días de agosto. Muchas son nativas, pero por el anillamiento sabemos que algunas proceden de países europeos de más al norte. Pronto en estos posaderos o dormideros hay gran cantidad de golondrinas con las que fre­cuentemente se asocia el Avión zapador en sus vuelos migratorios. Como ejemplo de este, llamémoslo, movimiento premigratorio, Bernis da noticias de aviones anillados en el dormidero de la Laguna de Medina (Cádiz) entre el 9 de agosto y el 5 de septiembre y que al año siguiente fueron controlados en una colonia de cría de Badajoz por Pérez­ Chiscano. Esto sugiere no sólo un primer des­plazamiento migratorio hacia el Sur, sino tam­bién la permanencia en ese dormidero durante un relativo largo tiempo, que puede ser de casi un mes, antes de iniciar el gran salto sobre el norte de Africa y volando sobre el Atlas alcanzar el Africa Tropical, Central y casi hasta Sudáfrica. Para, Moreau, (1972), la mayor parte de los aviones zapadores euro­peos parecen invernar por encima de la línea equatorial. En el Senegal, en el Lago Guier existe un gigantesco dormidero donde pue­den verse muchos millares de ellos hasta el 15 de mayo. Por el día comen en zonas de savana situadas hasta 20 km. de distancia. También en Nigeria abunda. En el otoño se observa un fuerte paso a lo largo de las orillas occidentales del Lago Tchad, pero es espe­cialmente fuerte en primavera. Aquí los recuentos de aviones volando hacia el norte a menudo exceden de 100.000 por hora y un día se contaron 175.000 en una hora. Para dar una idea del número de aviones zapadores que pueden llegar a Africa a invernar, se cita el testimonio de C.J. Mead que calcula a través de recuentos en posaderos, que en el otoño llegan a Gran Bretaña no menos de 10.000.000. Esto daría una densidad de 50 por km. cuadrado. La mitad de esta densidad extrapolada sobre 15 millones de km. cuadra­dos, extensión donde la especie se reproduce en el Paleártico occidental, daría un total de 375 millones de estos pájaros que pasan a Africa volando sobre tierras y masas de agua de la cuenca mediterránea. Dice Moreau, ¿quién puede opinar que esta cifra no es razo­nable en vista de la observación de que no menos de un millón de aviones zapadores pueden pasar en un solo día de primavera por el Lago Tchad?

En la Península Ibérica hay muy numerosas recuperaciones de aviones zapadores anilla­dos en otros países de Europa. Muchos fueron marcados como pollos, pero hay considera­ble número de adultos también. Casi todos proceden de países de Europa occidental, sobre todo de Francia, Gran Bretaña, Bélgica, etc. El paso otoñal es muy abundante y en zonas del sur de la Península se producen grandes concentraciones como ya se ha dicho, pero el paso primaveral resulta verda­deramente ingente, cogiendo la banda migra­toria desde el Sur, Sudoeste y Levante hacia los Pirineos, sensiblemente para Bernis el mismo camino que en el otoño. Sin embargo, uno anillado en septiembre en Blanes (Gerona) como joven en paso otoñal, fue recuperado en Gabes (Túnez) en mayo de 1972 volando hacia el Norte en paso primave­ral. ¿Quiere esto decir que la banda migratoria puede caer ligeramente más hacia oriente en primavera o lo que es más probable que el pájaro llegó a invernar a Africa Central y allí fue recogido por el flujo migratorio hacia el Norte de la primavera siguiente?

Hasta 1972 habían sido anillados en España 3.639 aviones zapadores que produjeron 17 recuperaciones lejanas. Estas cifras están aún muy distantes de las enormes conseguidas en otros países europeos. Solamente en Gran Bretaña puede estar ya en el millón de zapa­dores anillados.

Comparte este artículo
Autor: 
  
298 0

Publicidad