Alimoche Común
Las aves de España

Alimoche Común


El Alimoche no opone reparos en engullir excrementos y restos animales, y su predilección por los cadáveres es muy acusada: los despedaza y limpia el esqueleto hasta el último jirón de carne. Pariente de los buitres, a los que apenas se parece, en vuelo recuerda levemente, sin embargo, a la Cigüeña Común, a causa de la disposición de las marcas blancas y negras de sus alas. Al contrario de las aves jóvenes, que suelen permanecer en sus cuarteles de invierno, los adultos comienzan a llegar a España a finales de febrero y durante el mes de marzo, dedicándose intensamente a la búsqueda de un emplazamiento para el nido, a veces el mismo de años anteriores. Tras la cría de los pollos, que abandonan el nido en agosto, empieza el viaje de retorno a los países africanos situados al otro lado del desierto del Sahara. Los jóvenes, muy manchados y de tono pardo oscuro, se distinguen perfectamente de los adultos, y, tras este primer viaje, permanecerán en Africa varios años, generalmente hasta alcanzar la madurez reproductora; entonces regresarán a sus países de origen.

Familia:Accipítridas
Nombre cientifico:Neophron percnopterus
Orden:Falconiformes
Caza:Especie Protegida
Longitud:70
Habitat:Montañas y riscos
Identificación:Cuerpo blanco-amarillento; parte posterior de las alas negra; cara y mejillas desnudas y amarillas; pico amarillo con punta negra; patas amarillas o grises; jóvenes pardo oscuro por completo, manchados de leonado; parte desnuda de la cabeza, gris claro.
Nidificación:Nido en cornisa o en cavidad de pared rocosa; montón de ramitas forrado de papel, trapos, lana, etc.; puesta, marzo-abril, 2 huevos blancos manchados de pardo; incubación, por ambos padres, de unos 40 días; comienza al poner el primer huevo; los pollos vuelan tras unos 75 días.
Alimentación:Excrementos, detritos, cadáveres, roedores, reptiles, batracios, crustáceos, moluscos e insectos; también huevos de otras aves.

El Alimoche Neophron percnopterus es un pájaro bien conocido en la Península Ibérica que no pasa fácilmente desapercibido por el color general blanco del plumaje de los adultos teñido en varias zonas de amarillento cremoso, solamente apreciable cuando se le ve de cerca y contrastando mucho con las negruzcas primarias y secundarias de las alas, lo mismo cuando el pájaro es visto por encima al volar que por debajo. Alrededor del cuello tiene un tinte amarillento sucio y también en la parte superior del pecho.

Cuando nos sobrevuela contra la fuerte luz del sol o del cielo, la cola es traslúcida y también en ella se aprecia un ligero tinte amarillento. El primer plumaje otoñal es completamente marrón negruzco, excepto los carrillos y garganta que son amarillentos o cremosos. Como el Alimoche no es adulto hasta cumplir los cinco años pasa por varios plumajes de transición que se van aclarando en sucesivas mudas. Los ojos son rojos, la piel de la cara está desnuda de plumas y es amarillenta o naranja. Las patas son amarillas y el pico marrón oscuro, delgado en el extremo y con la punta muy curvada. En el tercer año de vida ya posee una coloración que se asemeja bastante a la del adulto, pero está aún lejos de ser completamente blanco. Los alimoches con el plumaje completo tienen por lo menos cuatro años de vida. Hay ornitólogos que dice que mientras no ha alcanzado este plumaje de adulto es incapaz de reproducirse, porque es raro que un pájaro de la especie sin el completo plumaje venga de Africa a criar en la primavera. Sin embargo, otros dicen, sin más comentarios ni el origen de su información, que los jóvenes pueden criar antes de adquirir el plumaje de adultos.

El Alimoche es mucho más pequeño que los demás buitres con la cabeza pequeña y el largo y delgado pico destaca mucho cuando nos sobrevuela. Las alas son largas y bastante anchas con los bordes paralelos. La cola tiene una característica forma de cuña y es de longitud media, más larga que en los buitres común y negro y más corta que la del Quebrantahuesos. Cuando se le ve venir de frente, enseguida se nota que su perfil forma un arco. Al remontarse lleva las alas planas con los extremos ligeramente doblados hacia abajo. También aparenta más flexibilidad, menos rigidez que en las otras especies de buitres. En vuelo activo, normalmente, y cuando sigue una línea recta muy marcada y a no mucha altura, bate más las alas que los demás buitres, aunque también planea mucho tiempo y se remonta a menudo. Aparenta ser un pájaro torpe y lento, pero se pone en vuelo con sorprendente rapidez cuando se le espanta de encima de una carroña.

El Alimoche adulto no puede confundirse con ninguna otra ave de presa, aunque a gran distancia el diseño blanco y negro de la cara inferior de las alas puede dar lugar a confusión con el Aguila calzada Hieraaëtus pennatus en fase clara, que se descarta enseguida en cuanto se aprecia en aquel su cola en forma de cuña y su cabeza más delgada y saliente hacia adelante. La Cigüeña blanca Ciconia ciconia también tiene un diseño de plumaje blanco y negro que se puede ver claramente al volar, pero su envergadura es mayor, el cuello de ésta es más largo y las patas sobresalen por detrás de la cola. Los inmaduros con el plumaje marrón oscuro pueden confundirse más fácilmente con otras aves de presa, pero también la cabeza delgada y la cola en cuña los distinguen bien. A veces se los confunde con los jóvenes de Quebrantahuesos, pero éstos son mucho mayores.

Los adultos viven en parejas, bastante separadas unas de otras y parecen ser poco sociables.

El Alimoche común vive en zonas de montaña media ocupando riscos y acantilados y volando en terreno abierto para cazar y alimentarse, por lo que sus nidos suelen estar en cortados de montaña, pero cerca de algún valle donde un próximo curso de agua permita la abundancia de pastos para el ganado. En la Cordillera Cantábrica alcanza alturas superiores a 1500 metros y es frecuente en vuelo sobre altas cumbres.

Es un pájaro muy silencioso y que parece siempre muy enigmático. En los nidos examinados la porquería produce náuseas en especial cuando éstos están situados en cantiles rocosos orientados al Sur. El olor es entonces inaguantable. El pájaro visto de cerca tiene el aspecto de un pavo, con el plumaje siempre erizado, la cara pelada y el pico ganchudo. Probablemente come de todo, aun las mayores inmundicias. Los basureros pueden ahora reemplazar la escasez de ganados que pastan en libertad en los montes y las pocas placentas abandonadas son devoradas antes que llegue el Alimoche por los cuervos y milanos.

La alimentación del Alimoche en la Península Ibérica ha sido objeto de numerosos y minuciosos estudios por los ornitólogos. Ciñéndonos aquí algunos, señalaremos los datos aportados por Bernis (1973) para zonas de las cuencas del río Duero y del Tormes, donde el pájaro abundaba y se le conocía allí con el nombre de Blanquillo, comiendo desperdicios y basuras incluso en las calles de los pueblos. En León Castilla y Andalucía, acude a las majadas del ganado para picar excrementos y lo que haya entre ellos, a lo que debe otro de sus nombres vernaculares españoles: el de moñiguero. Bernis añade que en las Marismas del Guadalquivir se le ve en compañía de milanos negros, buscando como éstos peces muertos o fáciles de capturar. En el macizo de Peña Ubiña (León-Asturias), cerca de una charca un Alimoche adulto es observado por Bernis sujetando un sapo con una pata y matándolo a picotazos.

Garzón (1973) estudió bien 15 nidos en la zona centro-occidental española, señalando en ellos restos de ungulados domésticos (ovejas y cabras), pero también de caballos, vacas y uno de jabalí. ¡Incluso encontró excrementos de perro transportados al nido! En una lista casi exhaustiva da: entre los peces, Cerassius (2) y Cyprinus (9) ; batracios como el gallipato Pleurodeles waltlii (1); reptiles como Lagarto ocelado Lacerta lepida (9), Culebra de collar Natrix natrix (1), Galápago leproso Clemmys caspica (30) ; entre las aves Aguila calzada (1), Anade real (1 ), Sisón Otis tetrax (2), Gallina doméstica Gallus sp. (2), Perdiz común Alectoris rufa (1), Ganga Pterocles alchata (1), Cuervo Corvus corax, (2), Corneja Corvus corone, Grajilla Corvus monedula (1), Urraca Pica pica (2), Arrendajo común Garrulus glandarius (2), Carraca Coracias garrulus (1), Críalo Clamator glandarius (1) ; y entre los mamíferos restos de Ciervo Cervus elaphus (2), Perro (1 ), Gato (2), Liebre Lepus spp. (1), Conejo Oryctolagus cuniculus (2 juv.), Rata común (1).

Garzón comenta que según los datos anteriores el régimen alimenticio parece ser muy variado y consistir fundamentalmente en carroñas de animales medianos o pequeños, procedentes con frecuencia de atropellos en las carreteras o de basureros. También parecen tener cierta importancia piezas muertas y malheridas por cazadores y alimañeros. Los galápagos son comidos introduciendo el pico fino y ganchudo por las aberturas naturales del caparazón y no dejándolos caer desde cierta altura sobre las rocas como se atribuye al Quebrantahuesos. Por eso en ciertos casos, parece qué el Alimoche captura piezas vivas. Los pollos de gallina doméstica también son atrapados vivos, a veces muy cerca de las viviendas humanas.

Pérez Chiscano (1973) para Badajoz donde estudió dos nidos, encuentra los siguientes restos: dos huesos de mamífero grande, un hueso de pez grande con aleta pegada, 3 culebras de agua Natrix maura pequeñas, una cabeza de Galápago, 2 alas y la cola de una Urraca, un ala de Alcaudón común Lanius senator, partes de una Cogujada Galerida spp, y una egagrópila con pelos de cabra y restos de Lagarto ocelado.

La abundancia de alimoches está indudablemente condicionada por la densidad de la cabaña ganadera de una zona, que proporciona de una forma o de otra a esta especie la mayor parte de su dieta alimenticia. Congost y Muntaner (1974) realizan un trabajo completo en la isla de Menorca y aportan observaciones inéditas sobre la alimentación y forma de realizarla en el invierno. Así determinan que los alimoches que durante el otoño e invierno casi nunca buscan la comida en solitario, sólo en los días de lluvia y baja temperatura por el viento frío se generaliza esta conducta. En un mismo pasto para el ganado no se agrupan demasiados individuos, siendo el número visto por estos ornitólogos de 7 entre adultos y jóvenes de los primeros años. Los alimoches efectúan sobre las vacas una intensa labor de desparasitación extrayéndoles gran cantidad de garrapatas de las nalgas, ano y cola. Es curioso cómo describen Congost y Muntaner la forma en que los alimoches efectúan esta operación. «Se acercan a una vaca que está tumbada en el pasto y le sujetan la cola con una pata apretándola contra el suelo mientras que con el pico van arrancando los grandes ácaros de entre la piel; si alguna garrapata está muy aferrada rascan con la otra pata hasta que puedan sacarla. Esta conducta ha sido siempre observada con bovinos adultos, nunca con terneros, pues éstos con ánimo de jugar persiguen y espantan a los alimoches. De la misma forma explicada se valen para ingerir los restos fecales adheridos al ano de las vacas, aunque lo normal es que coman los excrementos dispersos por los campos cogiéndolos con el pico y levantando la cabeza para tragarlos. Cuando descubren un cadáver se muestran muy desconfiados y sobrevuelan el lugar durante mucho rato antes de descender y posarse cerca de la presa. Unicamente se acercarán cuando los cuervos que suelen ser los primeros en ver la carroña y descender hayan picoteado los ojos, la lengua y otras partes blandas. Entonces un Alimoche se acerca y desaloja a los cuervos tras lo cual abre el vientre del animal y comienza a comer las vísceras». Congost y Muntaner notaron en Menorca que nunca vieron a más de un individuo comiendo a la vez de un cadáver, aunque puede haber más posados alrededor. Las presas más corrientes suelen ser en aquella isla cerdos jóvenes en estado de libertad y con un elevado índice de mortalidad. Menos frecuentes son los cadáveres de otros animales domésticos. En los comederos se nota una jerarquía entre los indivíduos que componen un grupo y, aparentemente, el grado de sumisión es proporcional a la edad del individuo o lo que es lo mismo a la cantidad de blanco que muestra en el plumaje, siendo así los ejemplares jóvenes dominados por los adultos. Ante una presa, se guarda un riguroso turno, incluso cuando desparasitan una vaca y no dudan en lanzar un picotazo si otro Alimoche de rango inferior se acerca demasiado o no espera su turno.

El Alimoche es fundamentalmente un pájaro migrador aunque con núcleos de invernantes repartidos por determinadas zonas de Iberia como luego se verá. Llega a sus lugares de nidificación procedente de Africa en los primeros días del mes de marzo. Marzo es el mes en que con un poco de suerte puede un observador contemplar algunos vuelos nupciales, que verdaderamente sorprenden para estos pájaros tan indolentes y de vuelo que en apariencia es lento y pesado. Picados y ascensos rápidos se suceden en los días muy soleados y en las primeras horas de la mañana, lanzando de forma ocasional un grito como un trino acelerado, impropio, desde luego, de un ave de presa.

Un entrante en una pared rocosa, una cueva no muy profunda y sobre todo una repisa a condición de que sobre ella exista un saliente que proteja el nido, es fundamental para que los alimoches se establezcan, guardando una extraña fidelidad año tras año a un mismo hueco del cortado rocoso. Se han citado también nidos de Alimoche sobre otros viejos de Cuervo, situados en árboles en el sur de España, pero las referencias son muy antiguas y no pueden ser ahora comprobadas.

El Alimoche se distribuye muy diseminado y no parece ser abundante en ningún lado. Garzón señala que los nidos a mayor altitud conocidos por él no rebasan los 1.200 m. en la Sierra de Gredos. En los Picos de Europa hay nidos a más altura, pero casi el 80% de las parejas que anidan en Asturias y otras zonas cantábricas ocupan pisos inferiores a los 1.000 metros y algunos ahora se sitúan muy cerca de la costa y a nivel del mar. Garzón comprobó una distancia mínima entre dos nidos ocupados de 2,5 Km y una densidad máxima de 3 nidos en 10 Km.

El nido es una somera construcción de ramas secas de arbustos y palos mezclados con huesos y cráneos de animales, pieles, plumas, espinas de pescado y desperdicios y forrado de lana de oveja. Un verdadero basurero maloliente y cuyos componentes son aportados por ambos adultos. La puesta consiste generalmente en dos huevos y por excepción tres. También se han controlado puestas de un solo huevo, pero muy rara vez y los ponen en el nido con intervalos de tres o cuatro días. Son de color blanco sucio a veces sin marcas, pero con frecuencia manchados de marrón. El promedio de medidas de 200 huevos dado por L. Brown v D. Amadon es de 66 x 50,4 mm. La incubación empieza con el primer huevo y ambos sexos incuban alternadamente durante 42 días. La puesta comienza en marzo, pero puede efectuarse hasta finales de abril. Los jóvenes alimoches al nacer tienen el plumón de color blanco puro, durando el total período de crianza de dos meses y medio a tres meses. Debido a la diferente fecha del nacimiento los pollos tienen tamaños también muy distintos. El más pequeño generalmente muere y sólo uno se consigue criar. En los muchos nidos examinados en la Península Ibérica por los ornitólogos españoles, parece que sólo excepcionalmente se pueden encontrar dos pollos criados en un nido. Garzón (1973) cita uno en la provincia de Burgos en el que los dos jóvenes alimoches aún en plumón estaban muy bien cebados y con los buches repletos. Probablemente no son tan raras las crías de dos alimoches en un nido como el mismo Garzón supone.

Los adultos ceban parece ser que conjuntamente varias veces al día, pero la hembra hace con mucha más intensidad este trabajo. Muchos ornitólogos señalan que frecuentemente los alimoches regurgitan en la garganta de los pollos la comida. No está esto muy claro y más fácil y comprobada ha sido la forma en que habitualmente la hembra ceba con trozos de carne que arranca de los despojos llevados al nido. Por lo menos esto es lo que he visto en nidos observados desde lejos por mí.

Cuando ya están cubiertos con plumas, los pollos salen del nido y se sitúan en las proximidades de él donde continúan siendo atendidos por los dos adultos. Allí pasan el día si hace sol con las alas entreabiertas.

El Alimoche ya se ha dicho que es un pájaro eminentemente migrador y en los últimos días de agosto inicia la emigración a Africa que alcanza su mayor volumen durante el mes de septiembre. En el censo efectuado en 1973 durante los meses de agosto, septiembre y catorce días de octubre en la zona del Estrecho de Gibraltar, se contabilizaron 3.957 alimoches en paso hacia las costas africanas. A este respecto Bernis, que dirigió el citado censo puntualiza que «por primera vez se tiene una idea de la magnitud mínima de la población de esta especie en Europa sudoccidental: un mínimo de unas 4.000 aves en paso por Gibraltar en el verano-otoño de 1972 y posiblemente (cifra alta) unas 5.500. Quitando sólo dos o varios cientos que pueden afluir desde Francia, el resto son aves ibéricas»

El Alimoche ocupa un área netamente mediterránea durante la reproducción, pero en Europa también se extiende por los Balcanes, bajo Danubio y Crimea. La población del sudeste francés ya se indicó que debe andar por las 200 parejas.

Todo lo referido a la invernada del Alimoche es muy interesante desde que los ornitólogos españoles están realizando observaciones que hace años se daban como imposibles. Según Moreau (1972), los alimoches que emigran a Africa Tropical son indistinguibles de los nativos que se reproducen allí. Esto es de importancia práctica solamente en el nordeste de Africa porque la especie cría muy rara en él occidente africano. Aún aquí, sin embargo, la información sobre alimoches invernantes es muy poco satisfactoria, sobre todo conociendo ahora los datos de paso por Gibraltar y los que existen de que la migración de esta especie carroñera desde el Atlas marroquí hasta Mauritania es verdaderamente espectacular. No obstante, no parece ser abundante invernante en los países africanos. Así en el Senegal es muy raro, pero en la zona inundable de los ríos es más abundante y en otros países como Tchad la población nativa se dobla en invierno.

Para nosotros tiene verdadero interés la invernada de esta especie en Iberia que está ahora bien comprobada. Los ornitólogos Congost y Muntaner han comprobado en sesenta días de observación desde septiembre a febrero inclusive la presencia de Neophron percnopterus en la isla de Menorca durante 1971-72-73-74. Llegan a muy interesantes conclusiones inéditas hasta ahora y que resumimos aquí.

La existencia en Menorca está íntimamente ligada a la densa cabaña ganadera y al régimen muy difundido en la isla de estabulación libre, lo que le permite un mayor aprovechamiento de los recursos alimenticios que le ofrece el ganado.

Hasta ahora no se ha podido comprobar si los alimoches invernantes en Menorca son también sedentarios o si se ausentan para ir a anidar en otros lugares.

Se ha observado también una carencia de ejemplares semiadultos (de 3,4,5 años), siendo posible que abandonen la isla en los primeros años para retornar una vez adquirida la madurez sexual.

Algunos dormideros están situados en acantilados marinos. En ellos y en otros del interior los alimoches se concentran al atardecer escalonados en las repisas, en cantidades variables según los días. En estas concentraciones se distinguen claramente tres zonas: a) dormideros; b) posaderos de insolación y c) comederos. El número máximo de indivíduos en la concentración en enero de 1974 era de 47 alimoches adultos y casi adultos y ocho inmaduros (plumaje oscuro) del primero y segundo año.

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