Martín Pescador
Las aves de España

Martín Pescador


Esa flecha azul turquesa que surge con un grito estridente y desaparece en un recodo del río es el Martín Pescador. Su pico en puñal, de temibles proporciones, alarga su rechoncha figura. Con un poco de paciencia, podrá vérsele sumergirse vigorosamente bajo el agua, con el pico apuntando a algún pececillo; luego vuelve rápidamente a su posadero, una rama de sauce o caña de carrizo. Entonces se puede descubrir el lugar donde se encuentra su pollada, a la que se apresura a llevar el producto de su pesca si no la ha engullido de un trago. El nido está excavado en una orilla blanda de los arroyos. Al Martín Pescador le gusta pescar en aguas claras y se encuentra sobre todo al borde de los ríos tranquilos. Pero el frío le pone a prueba, y el hielo de las aguas dulces, en inviernos rigurosos, resulta fatal para él. Las poblaciones de estas aves han sido diezmadas en varias ocasiones. En la Península anida con poca densidad repartido en lugares apropiados por toda ella; en cambio no cría en Baleares. Esta población indígena parece sedentaria en gran parte, aunque hay individuos que efectúan movimientos erráticos. En invierno se añaden aves venidas de otros puntos de Europa.

Familia:Alcedínidas
Nombre cientifico:Alcedo atthis
Orden:Coraciformes
Caza:Especie Protegida
Longitud:16
Habitat:Aguas continentales
Identificación:Verde azulado brillante por encima, castaño anaranjado debajo, garganta blanca, con mancha también blanca a los lados del cuello; sexos iguales.
Nidificación:Ambos sexos excavan un agujero de 50 cm. a un metro de largo, forrado débilmente con espinas de peces; entrada descubierta a menudo por depósito blanco de deyecciones; puesta, de abril a agosto, de 6 a 7 huevos blanco lustroso, casi redondos; incubación, de unos 20 días, por ambos padres; los pollos, alimentados por la pareja, vuelan tras unos 23 a 27 días; dos crías.
Alimentación:Principalmente pececillos; también insectos y larvas acuáticas.

Uno de los pájaros con el plumaje de color más llamativo de nuestra avifauna es el Martín pescador Alcedo atthis. Las partes superiores son azul cobalto, más claro en el obispillo. La cabeza es verde azulado y las plumas que la recubren tienen una banda subterminal azul lo que le da un aspecto irisado. Las alas son verde esmeralda y sobre ellas destacan, cuando el pájaro se posa, unos puntos de color azul pálido, que en realidad están sólo en las plumas cobertoras más grandes y en las medianas. La cola es verdoso azulado y sobre esta tonalidad que el pájaro cuando está quieto muestra aparentemente por todo el cuerpo, destacan mucho las manchas del cuello y la garganta blancas y sobre todo las mejillas y las partes inferiores castaño vivo con tonos anaranjados. Desde la base de la mandíbula inferior una mancha alargada azul completa este plumaje brillante plumaje. El pico largo y en forma de puñal es negro, salvo la base de la mandíbula inferior que es roja. También las patas muy cortas y los pies son rojo coral brillante. Estos últimos tienen los dedos delanteros unidos hasta la mitad de su longitud. Al cogerlo en la mano se aprecia cuan aplastados son por la planta. El pájaro es inconfundible por lo que no es necesario insistir en la coloración del plumaje, pero sí decir lo que varia el tono de su color según la diferente incidencia de la luz. De este modo no puede darse un exacto patrón del color de las plumas. La única distinción exterior entre los sexos es que las hembras tienen en la base de la mandíbula inferior el color rojo anaranjado o rosáceo más extendido. Los jóvenes son de coloración más apagada y más pequeños que los adultos y el pico es también negro, pero más corto. Las patas son negras. En los pájaros viejos estas se vuelven amoratadas. La subespecie Alcedo atthis ispida es la que habita la Península Ibérica, excepto en el Este y Sur donde Vaurie estima que parece estar reemplazada allí por pájaros más afines a la subespecie atthis del Noroeste de Africa y países mediterráneos. Vaurie da para 25 machos de la raza ispida una longitud de ala entre 74 y 81 mm. (media 77,1) y para atthis y 25 machos también, entre 72 y 78 mm. (promedio de 74,8).

El Martín pescador es un pájaro esquivo que no permite la aproximación fácilmente. Rara vez se advierte su presencia cuando está posado en una rama sobre la superficie del agua. Inmóvil y con las alas plegadas, la combinación del color castaño y verde azulado le presta un mimetismo muy grande. Se descubre al volar emitiendo su corto y musical trino inconfundible. A veces se le oye y no se ve, tan rápido es su vuelo, normalmente rectilíneo y muy bajo sobre la superficie del agua. Se calcula (Eastman, 1969) que puede alcanzar algo más de 72 Km. por hora. Después de su vuelo rápido y recto de orilla a orilla no frena su velocidad, sino que se posa con una sacudida y queda inmóvil con la cabeza ladeada observando la superficie del agua.

La voz del Martín pescador es un trino simple y musical corto que repite cuando vuela o está alarmado. Puede expresarse como ¡¡tritri!! y también un ¡¡chi-ki-chi-ki!! En febrero, marzo y abril y sólo de forma ocasional, puede sorprendérsele cerca del nido cantando con un trino silbante repetido y que a veces también lanza en vuelo de celo, en general a finales del invierno. También se escucha cuando dos pájaros se pelean, situación no infrecuente en esta especie que siempre parece muy guerrera. Muchas de las acciones que se describen frecuentemente como vuelos de celo del Martín pescador cerca de los nidos, se pueden observar en pleno invierno en cualquier ría del norte de Iberia. Los pájaros ascienden altos en el cielo lanzando sus penetrantes trinos y aleteando y picoteándose, finalizando con una rápida persecución a baja altura, con frecuencia por entre la vegetación ribereña.

El Martín pescador captura sus presas vigilando atentamente el agua bajo él. Inesperadamente al descubrir cualquier pequeño pez se lanza en picado capturándolo con el pico. Muy pocas veces falla el ataque y con frecuencia se zambulle completamente y aun nada hasta el fondo en aguas claras, atrapando allí su presa que reposa confiada. Dentro del agua lleva las alas bien plegadas junto al cuerpo con lo que su resistencia a la marcha es mínima. Al llegar hasta el fondo frena el impulso con las alas y con un hábil y enérgico giro nada, ayudándose con ellas, hacia la superficie, emergiendo con inusitada potencia y volando hacia un posadero con su presa en el pico. Para dar una idea de cuán hábil y certera es la zambullida en su recorrido hacia la presa bajo el agua, el Martín pescador lleva los ojos cerrados y rara vez falla el golpe. En las aguas someras de un riachuelo y en profundidad de algo más de 30 cm. la captura de un pequeño pez puede durar un cuarto de segundo. Sin embargo, no es necesario que el pájaro llegue a zambullirse totalmente porque captura numerosos pececillos que nadan cerca de la superficie. Del examen del contenido de los estómagos se ha deducido que un 65% de la dieta alimenticia está formada por pescado y casi la totalidad del resto por insectos. De aquellos tienen gran atracción para este pájaro los gobios o cabezones (Gobio fluviatilis) por su inmovilidad en los fondos pedregosos de los ríos. Pero no desdeña los alevines de truchas y salmones y numerosas otras especies de agua dulce. En invierno las angulas Anguilla anguilla, que penetran por los estuarios de las rías son consumidas con gran voracidad, aunque el movimiento principal se produce de noche. Para paliar este inconveniente el Martín pescador causa grandes descalabros en los pequeños viveros al aire libre que no están cubiertos por encima. Pero su astucia para pescar no se detiene ahí. En varias industrias del País Vasco situadas en el interior de pueblos como Zarauz y Tolosa, las naves tienen una terraza de hormigón llena de agua que forma una verdadera piscina en la que frecuentemente se echan peces de los llamados «de colores». Pronto el lugar es visitado por los martines pescadores que posados pacientemente en los bordes de la balsa pescan a placer. Las presas no son tragadas hasta que están completamente muertas de forma que las tiesas espinas no lastimen el paladar del pájaro. Para ello sacuden enérgicamente el pequeño pez hasta que éste queda flácido y es ya tragado sin dificultad. También frecuenta carrizales y coge con facilidad las libélulas que están posadas en las cañas. Si al borde del agua no hay un posadero adecuado desde el que vigilar, aletea vigorosamente permaneciendo quieto en el aire como suspendido, recordando mucho esta acción a la similar del Cernícalo común Falco tinnunculus y dejándose caer al agua con gran rapidez.

Anida en el fondo de túneles que ambos sexos excavan en taludes sobre ríos, retirando la arena y la tierra en una longitud que puede alcanzar casi un metro, pero a menudo mucho menos. Al final de este túnel hace una cámara ancha y circular donde no coloca material alguno, pero que en seguida suele estar llena de huesos y espinas de los peces que los pájaros a menudo retiran. Allí con frecuencia en los últimos días de marzo, pero más corrientemente en abril y mayo pone 6-7 huevos, a veces 4 y sólo en ocasiones 8-9. No he visto en Iberia puestas mayores. Son de color blanco traslúcido y muy brillantes y esféricos. Los primeros días parecen un poco rosados. El túnel puede ser usado varios años consecutivamente e incluso las dos puestas de un mismo año; que son normales para este pájaro, pueden hacerlas en el mismo lugar limpiándolo previamente de espinas y restos de pescado. Jourdain da para 100 huevos obtenidos en Gran Bretaña un promedio de 22,64 x 18,73 mm. con uno muy esférico de 22,4 x 19,7 mm. y otro muy pequeño de 21,2 x 18,3 mm. Puestas en julio y agosto también se han encontrado, pero en este último mes no son frecuentes. La incubación es alternada por ambos sexos y a los 19-21 días (Jourdain), 19-22 días (Verheyen) y 18-21 días (Noval), nacen los pollos que están desnudos de plumón, pero se identifican bien por su piel rosa azulada y el pico gris plomo con punta blanca. Los dos padres alimentan a la prole con pequeños peces llevándolos en el pico. Se desarrollan muy bien y a partir de los 11 días comienzan a nacerles las plumas, saliendo a los 23 días fuera del túnel y estacionándose en la rama de un arbusto donde permanecen tres o cuatro días más hasta que son capaces de volar. Se ha observado que la mayoría de los túneles o agujeros donde crían los martines pescadores están a buena altura sobre la superficie del agua. Probablemente así consiguen dos objetivos: librar a los huevos y pollos de la Rata de agua Arvicola sapidus y de las inundaciones por subida inesperada del nivel de las aguas, fenómeno que por lo menos en la vertiente norte de la Cordillera Cantábrica es muy frecuente durante el deshielo en mayo y junio. Verheyen admite la posibilidad de una tercera cría. Pero hay que decir también que tres crías en un año son raras aunque se han comprobado varias veces. Eastman (1969) pudo estudiar tres consecutivas de una misma pareja. Los jóvenes martines pescadores sobreviven mal a los primeros días de libertad. Los que no son capturados por depredadores pueden ahogarse en sus iniciales intentos de pesca, si se zambullen tan a menudo que sus plumas no se secan. De esta forma de cada nidada no suelen sobrevivir más de dos.

Se reproduce en toda Europa salvo en Escandinavia, donde únicamente se le ve en el Sur de Suecia criando en escaso número y falta también completamente en Islandia. Su densidad es relativamente baja en todas partes y la población se mantenía estable hasta que comenzó la contaminación masiva de los ríos por detergentes y otros productos tóxicos que disminuyen la claridad del agua o la anulan. Concretamente en los cursos de agua cuyas orillas están cubiertas de densa espuma que procede de las lejías de fábricas de pasta de papel, los Martines pescadores han desaparecido. Y desafortunadamente son muchos los ríos que están en esta situación. Solamente mantiene una densidad regular en cursos de agua de montaña media. La misma situación se observa en Iberia. Aquí los cursos de agua son numerosos y todavía existe una buena población nidificante. Esta se ve incrementada por numerosos invernantes que llegan a las costas y estuarios en el mes de septiembre. Tiempos fríos empujan hacia el Sur una gran masa de invernantes en las costas francesas. En aquellos se unen a los nativos que aún no poseen un territorio propio y que vagan hasta enero y febrero, formando parejas o solitarios En estos meses los vuelos de manifestación de celo y en parte también agresivos son muy manifiestos, sobre todo en dias cálidos. Se ha anillado en buena cantidad en Europa y muchos han sido recuperados en Iberia. Estas capturas han puesto de manifiesto la anarquia de los movimientos dispersivos de los jóvenes que se dirigen en cualquier dirección Más adelante en el otoño los movimientos de la población están casi siempre condicionados por tiempos extremadamente frios. En Iberia la entrada de martines pescadores europeos se inicia por el País Vasco y sigue la costa Cantábrica. Por oriente entran siguiendo la costa catalana Los anilllados en la Camarga francesa dan recuperaciones en el Levante español Los anillados en Alemania Occidental, Bélgica y Francia del noroeste llegan hasta Guipúzcoa, Vizcaya, Santander y Asturias Pero algunos van más allá. Así, uno anillado en Bélgica se recupera en Cádiz en pleno invierno, probablemente después de haber seguido el litoral Cantabroatlántico También en Mallorca hay recuperaciones en otoño Uno alemán de Baden se obtuvo alli en octubre En las Baleares no cria, pero es ave frecuente en otoño e invierno, a pesar de que siempre se estimó que el Martin pescador se resistia a atravesar grandes extensiones de mar abierto

Aragüés anilló en julio varios martines pescadores en Santander y uno de ellos fue recuperado a 200 Km. al Oeste en Asturias en diciembre; otro a 1400 Km. al Nordeste en Seine-et-Oise (Francia) en noviembre siguiente; otro más a 40 Km. al Este en el litoral vasco y un cuarto es controlado por el aniIlador en el mismo lugar al año justo. ¿Qué podemos interpretar de esta narquia de movimientos? Bernis (1970) supone que estos pájaros anillados eran de procedencia extraibérica, porque de otro modo habria que admitir una gran amplitud dispersiva de los nativos del Cantábrico. ¿No es julio una fecha temprana para pensar en la presencia de martines pescadores de procedencia extrapeninsular? Hay que tener en cuenta que los primeros recuperados en Iberia de los anillados en Europa no lo fueron antes de septiembre.

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