La avispa asiática

La práctica de la caza siempre conlleva algún tipo de problema cuando se practica dentro del bosque: caídas, golpes, tropezones… Ahora por desgracia hay que contar con uno más, la avispa asiática, un insecto que está causando muertes por toda España, últimamente en Galicia.


Y todo apunta que ha venido para quedarse, con el grave peligro que conlleva su picadura, sobre todo para los alérgicos al veneno de estas avispas. No es normal —pero no imposible— que piquen sin que se les moleste, tampoco está de más que aquellos que salgan al monte, llámense cazadores, montañeros, seteros, ganaderos o agricultores, se hagan con una inyección de urbason para utilizarla llegado el caso de una picadura en la soledad del bosque.

Salvo en el caso de las personas alérgicas algunas pocas picaduras entiendo que no son mortales, pero es conveniente consultar al médico. Como medida de seguridad no hay que acercarse a ellas —son más grandes que nuestras abejas y más peligrosas— y mucho menos pretender romper el enjambre que se distingue fácilmente por su forma ovalada y tamaño de más de 50 centímetros de longitud. Una bomba colgante. Si por necesidad hubiera que terminar con el enjambre entero y éste estuviera accesible, el mejor momento para hacerlo es de noche, nunca solo, metiendo el enjambre es un saco para dale fuego seguidamente.

No está de más protegerse en la medida de lo posible. La Diputación cuenta con un equipo dedicado a retirar estos enjambres o bien terminar con sus inquilinos con otros procedimientos.

Y hablando de problemas en materia de caza, no voy a insistir en recordar una vez más consejos y obligaciones manidas que bien están cuando hay voluntad de aplicarlas a pie de campo. Todos sabemos qué obligaciones supone tener un arma en las manos. De hecho, el 98% de los aficionados sabe comportarse en una batida, gancho o montería, ¿pero el 2% restante? Desgraciadamente para matar o herir a una persona sin pretenderlo, simplemente es suficiente doblar el dedo índice, no hay que darle culatazos en la cabeza a nadie.

Una sola muerte por descuido debería ser suficiente para que todos, durante una batida, tomásemos medidas de seguridad más restrictivas. Pues bien, aunque tarde abordemos la tarea sin excusas. Entiendo que en el monte durante el transcurso de una batida debe mandar una sola persona, eso sí, el que más sabe del lugar y con mano de hierro, porque mucha gente mandando no es bueno ni para la guerra. Sin miramientos, el que la hace o intenta hacerla que la pague, sea quien sea. Gente egoísta y poco solidaria ni nos hace falta ni la queremos.

En cuanto a los alocados en cuantificar piezas de la forma que sea, incapaces de respetar a sus compañeros, a la puta calle, sin más, y perdonen la expresión.

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