Pocas codornices

Como era previsible después del ultraje que se le ha efectuado al campo, la desveda de la codorniz, en general, ha sido mala, la peor de los últimos años, salvo en los contados acotados de la zona norte de Burgos, donde han salvado los trastos medianamente.


Una más, y van… ¡Con las codornices que había hace mes y medio! Pero entre que la cosecha se ha adelantado, los campos se han barrido, incluso muchos de ellos labrado, el caso es que las codornices han brillado por su ausencia y los cazadores una vez más marginados, cuando no humillados, por una agricultura agresiva con el beneplácito de una Administración que esto de los animales les importa un rábano. Uno, que ya peina canas, recuerda con nostalgia cómo hace 45 años, más o menos, los campos del Valle de la Bureba, por citar un lugar representativo, en el momento de la apertura los rastrojos tenían una altura de 40 centímetros, cubiertos por una tupida manta de paja, refugio ideal de distintas especies entre las que destacaban codornices y perdices. ¿Se imaginan los jóvenes cazadores un lugar así en la actualidad? Ni en sueños. Y es que no han conocido más que campos pelados sin cobertura vegetal alguna. Abatir 70-80 codornices en una jornada con un buen perro no era muy complejo para un cazador normalillo. Habrá quien argumente que había menos cazadores, cierto, algunos menos, pero no más codornices y sí más vergüenza para no arrasar los campos antes de la apertura, como ahora. La diferencia estriba en que antaño, hasta primeros de septiembre no se enfardaba la paja y los rastrojos, en vez de 5 cm como ahora, tenían 40. Y en consecuencia ahora las codornices para finales de julio ya empiezan a desplazarse, cuando antes lo hacían a mediados de septiembre. Si no, ¿cómo es posible que en Estonia haya codornices, y muchas, en octubre? Colgar 40 codornices a finales de septiembre en cualquier país de la Europa del Este está al alcance de cualquiera. Así como suena. Sencillamente porque la agricultura es muchísimo menos agresiva. Y se lo cuenta uno que las ha visto. En cuanto a las obligaciones establecidas para poder cobrar la totalidad de las ayudas comunitarias a la agricultura (PAC) créanme a pies juntillas que muchos agricultores, no todos, se las pasan por el arco del triunfo. No hay control alguno de la Administración y cada cual hace de su capa un sayo. Así nos crece el pelo. ¿O es que acaso alguien ha visto que se deje una franja de cereal sin cosechar para alimento y refugio de los animales, o que las cosechadoras no trabajen de noche y se traguen pollos de codornices, perdices, liebres e incluso corcinos? Pues eso, más de lo mismo.
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