Codornices

Como no podía ser de otra forma vinieron bien las lluvias de hace 20 días para que las codornices sacaran adelante las puestas.


Y es que la humedad para estos menesteres les viene como agua en mayo. No así al cereal que aunque ha espigado y granado para esas fechas va a dar poca paja. «Agua por San Juan quita vino y no da pan». Las legumbres por el contrario, al igual que a las codornices, les vino al pelo el agua. Las africanas precisan solamente 14 días con cierta humedad en la tierra para que 12 o más pollos vean la luz. Porque codornices a mediados de abril ya se veían en número parecido a otros años. También las perdices han criado bien, regatos y manantiales que llevaban años secos han revivido con las nieves del pasado invierno. Preocupa, cómo no, que el cereal venga adelantado unos 8 días, ya que las piezas pueden quedar como un erial sino llueve para mediados de agosto y las codornices tomen las de Villadiego. En este momento se está cosechando las cebadas en la Bureba y en las piezas de una hectárea aproximadamente es fácil que se levanten una docena de codornices. No está mal, porque algunas otras escaparán apeonando. ¿Van a aguantar en el lugar y seguirán criando? Nadie lo sabe. Dependerá de la climatología. Si llueve es fácil que se sujeten porque tardará más en cosecharse y un hábitat con defensa y frescura en el campo siempre les viene fenomenal. Si por el contrario el calor aprieta, apaga y vámonos, salvo en los acotados, ubicados en la zona norte de Burgos o lugares tardíos en la recolección bien de La Rioja o Navarra. De todas formas cada vez son más las que suben hasta la mismísima Finlandia, para retornar hacia finales de octubre. Así las cosas, se queden o se marchen muchas, es vital tener los perros preparados físicamente porque de lo contrario las perchas serán insignificantes, por mucho que se empeñe uno en ir pisando restrojos como un poseso. Más vale abatir media docena a perro puesto que las que ustedes quieran llevando una mano de varios cazadores con los perros en los pies y pisando las piezas como las huestes de Atila. Aunque algunos entiendan que es una modalidad relativamente sencilla, no lo es tanto si las codornices escasean. Cazador y perro deberán estrujar más el cacumen y mostrar todas sus condiciones físicas y olfativas para encontrar a las escurridizas codornices. Porque eso de que «no hay una puñetera codorniz» y a las 8 de la mañana tumbarse en la chopera está al alcance de cualquiera que, por tener una escopeta, se dice cazador.
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