El día del cazador y pescador

El próximo día 21 el campo de aviación de Dima acogerá el XXIII día del cazador y pescador. Un día poco menos que institucionalizado para los aficionados y un referente para el resto de comunidades.


No en vano se trata de un evento pionero con un poder de convocatoria importante, no solo para los cazadores vascos sino también para otros muchos cazadores y pescadores próximos a la CAV. Todos, como de costumbre, serán bien recibidos. Y es que en materia de caza todos hablan la misma lengua y tienen las mismas reivindicaciones, algo que les une de manera especial. No entenderán nunca por qué son perseguidos por algunos políticos carentes de valentía y dignidad que no explican a la sociedad que una de las causas por la que no se entiende esta práctica es por el descarado aumento de la sociedad urbana en detrimento de la rural en constante descenso. Lo saben bien estos cobardes pero no dicen a los urbanitas que la vida y la muerte en la Naturaleza forma parte de lo mismo. Y no contentos con ello nos dan palos por doquier injustificadamente y así contentar a los urbanitas y recibir sus votos. Decía Dostoyevski —un tipo listísimo— que Dios perdona siempre, los hombres, a veces, y la Naturaleza, nunca. Deberían tomar buena nota antes de que sea tarde porque los cazadores nunca les van a perdonar su nefasta gestión cinegética. Temo que si los problemas no se arreglan el Paseo de la Castellana de Madrid acogerá la mayor manifestación en defensa de la caza que ha visto este escenario durante su larga historia conflictiva. Hablaremos en Dima de todos estos problemas que, de no solucionarse, pueden afectar de manera importante en el devenir cinegético de los cazadores. Por eso la presencia de aficionados en Dima es muy importante. Nunca ha sido este evento una fiesta al uso, no, nunca lo ha sido. Es un acto reivindicativo-lúdico con muchas actividades para entretener durante todo el día al colectivo que acude acompañado por todos los suyos para garantizar con su presencia la continuidad de sus aficiones. ¿Cómo no se les caerá la cara de vergüenza a algunos políticos del tres al cuarto cuando constatan la multitudinaria presencia en Dima de gente respetuosa de todas la edades exigiendo apoyo a una actividad modélica donde las haya, imprescindible para regular la fauna y necesaria para potencia el medio rural y generar riqueza? ¿Dónde está esa justicia social de la que tanto alardean esos malandrines?
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