La culata

Hay quien piensa que para matar cuatro codornices y alguna que otra perdiz no se precisa ningún tipo de característica especial en la escopeta. Hasta cierto punto no deja de ser cierto. Pero lo que sí es evidente es que, para adquirir un nivel de tiro respetable, la caja de la escopeta debe estar adaptada a las exigencias anatómicas de cada cazador, tanto que de ella depende que se tire mal o se tire bien.


Tres características esenciales tiene la culata: su curvatura, su longitud en relación con los disparadores, y su desviación lateral en relación con el eje de los cañones. Al igual que la ropa, debe fabricarse la culata de acuerdo con las cualidades físicas del que vaya a emplearla, porque ni todos vemos del mismo modo, ni nuestras dimensiones son las mismas, ni nuestros modos se adecuan a una norma única. Es cierto que algunos tiradores excepcionales tiran bien con toda clase de armas; pero por eso son excepcionales. Como cierto es también que los fabricantes han creado unas medidas estándar, que permiten el uso a un gran porcentaje de cazadores, ya que como en todo existe un promedio de individuos de parecida talla y agudeza visual equivalente. Sin embargo, en muchos casos, algunos milímetros llevan consigo aparejado el fracaso. Las medidas deben tomarse empleando una regla que abarque toda la longitud del arma aplicada sobre la banda superior, de tal forma que determinada la distancia que separa el talón y la cresta de la culata de la regla citada, se determina automáticamente la curva e inclinación de los cañones. Esta distancia de tres y medio a cuatro en la cresta, entendiéndose por esta el extremo más alto del perfil próximo a la garganta. Si la curva es muy pronunciada los tiros tenderán a ser bajos, y lo contrario si el arma es muy recta; pero es necesario observar que el tiro mejorará en condiciones de rapidez y exactitud con una caja más bien larga y derecha, que con otra cuya curva sea mayor. La longitud de la caja se fija obteniéndose tres medidas que parten todas del centro del disparador delantero y que van a parar, una al extremo del talón, la segunda al centro de la cantonera, y la tercera al pico inferior, las cuales también determinan de modo automático la curva de la cantonera para que su adaptación al hombro sea lo más perfecta posible. Los mismos inconvenientes se producen cuando la culata es corta o larga para el tirador. En el primer caso, hará los tiros bajos y el culatazo le sorprenderá. En el caso contrario, lo que le sobre de madera tropezará y se enganchará en la ropa, restándole condiciones de comodidad y rapidez, amén de hacer los tiros altos. La culata debe estar construida de tal forma que, apoyada la escopeta en el suelo, sus cañones estén perpendiculares respecto del mismo.
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