Cumbre Internacional del Elefante

La Cumbre Internacional del Elefante se celebró el pasado diciembre en la capital de Bostwana (Gaborone) bajo la organización del Gobierno de este país africano y la Unión Internacional para la conservación de la naturaleza (UICN). En ella participaron expertos de una treintena de países preocupados por la caza ilegal de dichos paquidermos.


Entre los países asistentes se encontraban aquellos afectados por la caza furtiva (Gabón, Sudáfrica, Níger, Zambia, etc.), los países de tránsito del marfil ilícito (Kenia, Malasia, Filipinas, etc.) y los principales consumidores (China, Tailandia, Vietnam, etc.), además de organizaciones gubernamentales y no gubernamentales sensibilizadas con la preocupante devastación que está sufriendo el mayor mamífero terrestre. Este congreso nació ante la necesidad de tomar medidas urgentes para detener la sangría que están ocasionando las cacerías furtivas de elefantes en África, que tienen por objeto el lucrativo contrabando de marfil. Con las decisiones acordadas en esta cumbre se pretende evitar la repetición de episodios tan funestos como el acaecido hace unos meses en el Parque Nacional Hwange, en Zimbabwe —comentado en esta misma sección hace dos meses— donde fueron masacrados a base de cianuro casi un centenar de elefantes. Si continúa el ritmo actual de aniquilación de estos majestuosos animales, en el 2023 estarán extinguidos en todo el continente africano, como alertó en un comunicado la Unión Global para la Conservación de la Naturaleza (UGCN) durante el desarrollo de la Cumbre. El año pasado, las cifras que manejan estas asociaciones son escalofriantes: un elefante abatido ilegalmente cada 15 minutos en todo el mundo, lo que arroja unas cifras superiores a los 35.000 individuos al año. Además, estas cacerías ilícitas son un problema común a muchas naciones del Continente Negro, ya que se han registrado acciones furtivas en zonas selváticas y sabanas pertenecientes a 27 países diferentes de toda África. Según portavoces de UGCN, la situación es particularmente grave en regiones de África Central, donde el impacto de los cazadores furtivos es el doble que el promedio continental. En estas zonas la violencia armada no es una cuestión de luchas tribales, endémicas, o anárquicas, sino más bien una cuestión de señores de la guerra, gobiernos frágiles y corruptos, diamantes, petróleo u organizaciones intergubernamentales con intereses políticos y económicos, al que ahora hay que añadir el comercio clandestino de marfil. Como conclusiones a la cumbre de tres días con sede en Gaborone, se postularon 14 medidas urgentes para detener e invertir la tendencia de la matanza ilegal de elefantes y su posterior comercio prohibido de marfil, ya que estos delitos están aumentando en frecuencia y gravedad y se expanden hacia las poblaciones de elefantes más seguras. Algunas de estas incluyen:
  • La persecución y endurecimiento de las condenas por furtivismo y tráfico de marfil
  • Mejorar la capacidad de los organismos de protección del orden público y la vida silvestre
  • Introducir la caza furtiva de elefantes y el comercio ilegal de marfil como un tema permanente en el programa de los Comités de Seguridad Nacional
  • Fortalecer la cooperación entre los organismos encargados de hacer cumplir la ley, en particular mediante la participación en actividades de la CITES (Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres)
  • Movilizar recursos financieros y técnicos de diversas fuentes nacionales e internacionales para que apoyen la implementación del Plan de Acción para el Elefante Africano
  • Diseñar y llevar a cabo estudios y programas de control y chequeo de poblaciones, y sensibilización del público general
  • Desarrollar y aplicar estrategias para eliminar el comercio clandestino de marfil mediante la organización de campañas basadas para la reducción de la demanda
  • Fortalecer o implementar nuevas leyes para clasificar el tráfico de vida silvestre dentro de los grupos delictivos organizados como un delito grave que sirva para desbloquear eficazmente la cooperación policial internacional, etc.
Además, el preámbulo del documento final reconoce «...que el uso sostenible de los recursos naturales ha generado beneficios económicos que han contribuido directamente a la conservación de la especie, desarrollo rural y reducción de la pobreza en algunos países», por lo que la caza, otra vez, es reconocida como mecanismo útil y eficaz para la conservación y protección de las especies. Esperemos que los acuerdos tomados en esta cumbre no queden en papel mojado y sean refrendados y puestos en práctica por todos los países participes, especialmente por aquellos que encubren un comercio ilícito o sirven para financiar campañas terroristas, de los que hablaremos el mes que viene.
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