CITES: El Futuro en sus manos

El pasado marzo, del 3 al 14, se celebró la decimosexta reunión de la Conferencia de las Partes de La Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES) en Bangkok (Tailandia) con el fin de actualizar y mejorar la seguridad en el sistema mundial de comercio de las especies silvestres, en vigor desde su puesta en marcha en 1973.


Desde esa fecha, el Convenio CITES establece una red mundial de controles del comercio internacional de especies silvestres amenazadas y de sus productos, exigiendo la utilización de permisos oficiales para autorizar su transacción. Estas medidas de protección, divididas en tres categorías, se extienden a los animales y plantas, vivos o muertos, sus partes, derivados o productos que los contengan; es decir, también se protegen las pieles, apéndices, semillas, etc. elaborados a partir de especímenes incluidos en el Convenio. El objetivo de dicho Convenio es asegurar que el comercio internacional de estas especies catalogadas sea sostenible y no ponga en peligro su supervivencia. Esto supone esencialmente prohibir la comercialización de las que se encuentran en peligro de extinción y regular el comercio de las especies amenazadas o en peligro de estarlo, evitando así el furtivismo y las redes ilegales que trafican en contra de las leyes internacionales. Esta reunión trienal tuvo una transcendencia primordial debido al aumento del furtivismo en los últimos años, principalmente en el continente negro. Este terrorismo ecológico ha sobrepasado las barreras de un simple acto de furtivismo aislado como sucedía hace unos años, para actuar ahora igual que mafias bien organizadas y provistas de recursos dispuestas a acometer todo tipo de actos despiadados. Con el fin de evitar estas atrocidades, se movilizaron casi 2.000 delegados en representación de 177 gobiernos, pueblos indígenas, organizaciones no gubernamentales y empresas, que examinaron con detenimiento las propuestas presentadas en esta decimosexta Convención. Entre los puntos sugeridos que trataron los congresistas en Bangkok, se encontraba la situación de las especies maderables, donde la tasa actual de deforestación mundial sobrepasa los catorce millones de hectáreas por año, y la mayor parte de las pérdidas ocurre en los trópicos por las cortas ilegales, según se recogió en la 5ª reunión del Fórum de los Bosques de las Naciones Unidas. Las especies acuáticas, tales como atunes, tiburones y rayas, fueron otros de los protagonistas destacados. La presión pesquera sobre estos animales ha disminuido notablemente sus poblaciones, destacando el caso particular de los tiburones, que según datos del grupo ambiental WildAid, 104 millones son capturados cada año en todo el mundo, de los cuales 78 millones son atrapados sólo por su aleta. Sin embargo, lo que más nos atañe y entristece como cazadores deportivos, es el contexto de las especies cinegéticas como elefantes, rinocerontes, etc., que debido a la delicada situación que atraviesan, fueron también parte importante de este debate. La demanda de marfil y de cuerno de rinoceronte por parte de los países del Sureste asiático se ha incrementado en los últimos años por la rumorología mal intencionada de las propiedades curativas de ambos productos, conforme promulga la medicina tradicional de algunos de estas naciones. En Tailandia, donde paradójicamente se ha celebrado la convención CITES, el comercio sin restricción de marfil de elefante domestico está aún permitido, lo que supone una tapadera perfecta para el contrabando de este apreciado elemento. Esperemos que en los diez días que duró esta importante asamblea se lograran acuerdos decisivos que salvaguarden las especies más amenazadas y, sobre todo, que hubiera consensos para imponer sanciones duras y restrictivas a aquellos países donde desembarcan cantidades desorbitadas de esta fauna y flora protegidas. Al final, como casi siempre, los cazadores pagamos, de una u otra forma, estas crueldades, a pesar de ser los primeros interesados en la recuperación y conservación de estos animales, pues ante todo, somos amantes de la naturaleza.
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