Menage a trois montero (triplar puesto en montería)

Montería y romería es a veces lo mismo. No son los cincuenta cazadores para armar la mancha, que ya está bien. Son también los acompañantes o simplemente los que doblan o triplan. Como en otras lides, dos en un puesto es mucho y tres es cantidad. No comparto el gusto por esta suerte ‘menage a trois’ cinegético.


El año pasado monteé en enero en una preciosa finca donde se me colocaron al lado tres señores. Llevaban nada menos que tres armas y además se desdoblaron. Y a la derecha ídem, pero en vez de tres, dos. Total, tres puestos, seis cazadores. Un fiestón, vamos. Y lo peor es que veo que esta práctica empieza a ser costumbre. Me ha vuelto a pasar, con alguna variante, en el mes de diciembre. Eso sí, esta vez, con bronca incluida para no privarnos de nada. Cuando además el organizador dice bien claro en el sorteo que con dos o más personas a un puesto está prohibido llevar más de un arma, sólo la sordera o una caradura de hormigón dan alas a hacer lo contrario. Al otorrino en el caso del sordo. Al cuartelillo en el del caradura que oye pero desobedece. Tres tíos con tres armas en un puesto es, además de ilegal, una ridiculez y una horterada. Algo muy cutre. Especialmente en una montería de doscientos euros. Es preferible quedarse en casa jugando al parchís o llevar al niño al padel. O estar con mamá haciendo punto de cruz o regando macetas. La seguridad no es un juego. Llevar más de un arma al puesto, simultanear la acción de cazar es, además de un feo a los vecinos, una timba peligrosa. Una especie de ruleta rusa cinegética. Recibir y dar un tiro es mucho más fácil. Cazarle un pie o el estómago al compañero, o al vecino, cuestión de estadística. Concluyendo. La seguridad y las normas son para todos. El organizador pone las reglas del baile. Si no gustan, a otro festival u otro chiringuito. O a misa, que es más barato. Si quieren ir de fiesta vayan a la Virgen de Cortes o al Rocío. Coloquen una pegatina de ‘soy rociero’ en el parabrisas trasero y a Ayamonte a comer gambas y jamoncito. Y déjennos cazar seguros y en paz, por favor.
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