La nueva Ley de Caza de Castilla-La Mancha

La ciénaga electoral ha convertido el nuevo marco legal de la caza en Castilla-La Mancha en un campo de batalla en el que la verdad ha sido la primera víctima. Todo tipo de disparates se han dicho para atacar al gobierno regional, sin importar el qué el cómo y el cuándo.


El caso era arrojar pus no sobre la ley, no sobre la caza, sino sobre el ejecutivo. El daño colateral a la imagen de la caza no sido pequeño. Desde la trinchera del ecologismo y bajo el paraguas de la llamada Plataforma contra la Ley de Caza se ha planteado la oposición a la ley como un plebiscito a la política de conservación como si las organizaciones ecologistas tuvieran que tener siempre la última palabra sobre la organización de cualquier actividad que se practica en la naturaleza. En general es una ley moderna, acorde con la realidad social. Aunque, lógicamente, hay aspectos de la Ley que ni como experto, ni como cazador comparto. Gustos, colores. Pero estas diferencias nada tienen que ver con la salva de falsedades de toda falsedad que se han disparado desde el sector ecologista radical. Falso de toda falsedad que se vaya a exterminar la población de perros y gatos. Absurdo. Sin embargo, debería saberse que los perros y gatos asilvestrados son un problema para la conservación de especies protegidas y no cinegéticas. Y eso se oculta deliberadamente. Falso de toda falsedad es que se vaya a multar a los ciclistas (yo lo soy) con multas de hasta doscientos mil euros por parar a mear en el campo. Posteriormente incluso se pidió disculpas y se rectificó desde la llamada Plataforma por esta desinformación. En todo caso el bulo cundió y los cazadores, los de alpargata y los de Ranger, en el ojo de huracán a causa de este trile. Entre lo más positivo para mí está el hecho de que esta ley recoge la caza como un hecho cultural y social, y que además reduce sensiblemente a los cotos de los pueblos las tasas administrativas y el papeleo. La caza no deja de ser una actividad lúdica, deportiva, no diferente a otros deportes o actividades de ocio. La rebaja de las tasas, agradézcansela —todos— a la Federación de Caza de Castilla-La Mancha, que ha batallado con la Administración para que así fuera. Muy positivo será también la simplificación de las figuras de acotados y en algunos casos la disminución de los trámites administrativos. Será mucho más sencillo —en teoría— crear un coto y mantenerlo vivo. Se debería aprovechar este empujón institucional para poner orden en el esturreo legislativo actual. Por ejemplo, en materia de control depredadores existen nada menos que seis ordenes para regular este único aspecto. La dispersión de normas actuales nos vuelve a todos locos, especialmente a los funcionarios responsables de hacer cumplir una legalidad mutante cada cuarto de hora que en nada beneficia la seguridad jurídica, la claridad de las reglas del juego. La Ley en cualquier caso, está pendiente del desarrollo reglamentario y del resultado electoral. La bondad o la maldad de la norma nos la dirá su desarrollo y su aplicación. El tiempo nos dirá si tanto esfuerzo, tanto desgaste y tanto ruido en los medios han merecido o no la pena. Publicado en Trofeo, junio 2015
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