Historia de un Guarda de Pesca (IX)

En esta ocasión voy a hablar un poco de una de las funciones principales de un Guarda de Pesca en un coto intensivo, funciones que quizás desde fuera no se vean o se vean de otra manera.


En primer, lugar para poder pescar, sin duda alguna hay que soltar truchas de manera semanal y el procedimiento comienza haciendo el encargo a la piscifactoría suministradora, para que, entre otras cuestiones, las aparten y no se les sirva de comer un par de días antes, ya que de lo contrario podrían fallecer en el viaje.

Una vez el camión-cisterna en el coto, se procede a verificar la guía de transporte sanitario, expedido por los servicios veterinarios oficiales de la Consejería de Agricultura, el cual indica que esas truchas están libres de enfermedades y epizootias y no supone ningún riesgo.

Una vez comprobado todo, se procede al reparto de las truchas de manera manual y de forma que haya truchas por todo el coto. La experiencia de muchos años, así como las miles de truchas que han pasado por mis manos, me han demostrado que, dependiendo del tramo, ellas se reparten de manera natural por una zona en concreto debido a las características del tramo. Se hacen sueltas de truchas de unos 300 g y de vez en cuando se sueltan algunos ejemplares de más de 2 kg e incluso más. El record fue 5,900 kg.

Se realiza en cubos grandes con agua, se van contando según la cantidad que se traen y se depositan directamente al río, o bien en unos tubos instalados en sitios más dificultosos o más lejanos al río para facilitar la suelta, así como para que se repartan mejor las truchas.

En mi historia como Guarda he pasado por varios ciclos en cuanto a las sueltas (que no repoblaciones) con truchas arco iris y comunes en el coto intensivo Puente Romano (entre otros), desde el inicio del coto allá por junio de 1993 y todo 1994 se hacía sueltas exclusivamente de truchas comunes procedentes de uña, dos veces a la semana. A partir del año 1995 cambiaron las cosas por parte de la JCCM y se pasó toda la gestión a la asociación de pescadores, incluida la compra y suelta de truchas. A partir de ahí empezamos sirviéndonos de la piscifactoría que hubo en el municipio de Huélamo, PISZOLLA, desde 1995 hasta 1998. Posteriormente, y una vez que la cerraron, nos suministraba las truchas la piscifactoría existente en Cañete, PROFORCA, hasta que a mediados de 2007 presentó concurso de acreedores y con esta se cerraban las dos piscifactorías de trucha arco iris que había en Cuenca, por lo que a partir de esta fecha tuvimos que buscar otras opciones, claro está más lejanas. En los periodos anteriores el transporte se hacía con una cisterna adaptada y con camión de transporte externo, en estos casos primero fue con Pedro Mañas y los últimos años con Félix Lopez.

A partir de ahí se hicieron algunas sueltas de la piscifactoría de Illana, del mismo propietario de la de Huélamo, alguna suelta esporádica de la piscifactoría de Torre baja, en el Rincón de Ademuz, y la mayoría del periodo hasta la fecha actual de la piscifactoría de Cifuentes, TRUCHAS CHECA. En los primeros años se procedio a la adquisición de un camión propio, lo que facilitaba la suelta y horarios y desde hace unos 10 años es el camión propio de la piscifactoría quien realiza los viajes.

Muchos miles de truchas, muchos días de espera, muchos días de calor, muchos días de lluvia, muchos kilómetros realizados, pero la pasión con la que lo haces es lo que te lleva a gustarte mucho más.

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