Noche de hogueras

Noche de hogueras o la apertura de la trucha, estas líneas son en recuerdo de los cientos de pescadores —qué digo cientos, no, miles de pescadores de todos los lugares— que nos acercábamos por las orillas de nuestros ríos en el día de la apertura, en moto


No hace tantos años salíamos de casa el día anterior para pasar la noche vigilando que el pesquil, chorrera o trocito de río elegido para poder pescar, vigilando, no fuera ocupado por otro pesador. Se encendían hogueras para poder aguantar las malas condiciones climatológicas, tan malas que daba igual que lloviera, nevara o helara. Era tal la ilusión que lo aguantábamos todo, compartiendo ricas viandas y animadas tertulias.

Enlas primeras luces del alba lanzábamos nuestras cañas, señuelos y cebos, para intentar capturar a las truchas, motivo de nuestras ilusiones. Según se iban consiguiendo las capturas y se conseguían los cupos abandonábamos los pesquiles, que eran ocupados por otros pescadores que, o bien no habían madrugado, o no tenían la suerte de encontrar un pescadero vacío.

Entonces había pocas normativas o leyes, miles de pescadores y tramos libres de pesca, también acotados, y lo más importante, había truchas y peces. Hoy solamente queda la soledad de las orillas vacías y el abandono, pero lo que sigue vivo en nuestros corazones es la ilusión por volver cada año y cada día a recorrer las orillas de nuestros ríos. Si no podemos pescar, disfrutamos de la propia naturaleza y su entorno, la felicidad no es una estación de llegada, sino un modo de viajar.

Paciencia, salud y buena pesca.

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