Historia de un Guarda de Pesca (IV)

Continuando cronológicamente en el tiempo, allá por el año 2001, y una vez dejado el coto del Martinete como ya os conté en el capítulo anterior, se adjudicó el coto Ceñajos del Cabriel, muy cerca de Boniches y Cañete en un entorno maravilloso donde las a


El coto comenzaba en la zona llamada Ayuntaderos y discurría en torno a 6 km de longitud, hasta el puente de la finca del Cañizar. El primer día de pesca, que fue cuando se abrió la veda, recuerdo la polémica surgida en los pueblos de alrededor por la creación del coto, llegando hasta convocar una concentración el mismo día que abrió. Recuerdo que subí de servicio, claro estaba que se dio aviso a la Guardia Civil de la zona por si teníamos algún altercado, no ocurrió nada al final, entró de guarda en el coto Pepe el músico, natural de Cañete, le decían ese apodo porque andaba por los pueblos con su acordeón tocando y amenizando las verbenas y bailes, yo al igual que en el Martinete hacia refuerzo de vigilancia, este coto empezó los primeros años siendo con muerte, donde se conseguían unas capturas excepcionales, para posteriormente a los tres años pasar a sin muerte.

Recuerdo la apertura del año 2002, en torno a las 06.00 horas de la mañana, levantando niebla el río, entré por la zona llamada Las Viñas a un camino sin salida que daba lugar a una zona del coto, cuando llego con las luces apagadas del Renault 4 y me encuentro un coche aparcado prácticamente de noche en una zona de pinos, aparco y me dirijo hacia el río, una zona de corrientes donde el ruido del agua apagaba el del motor del R4 y localice a un pescador con caña larga. Cuando me personé en el lugar el pescador se quedó asustado porque no escuchó mi presencia, le solicité la licencia y el permiso, pudiendo comprobar que se encontraba sin permiso y además pescando con lombriz que ya estaba prohibido, se presenta como agente forestal de la zona, motivo por el cual aún me hizo sentir más deseo de denunciarle, por infringir las normas, alguien que está para hacerlas cumplir.

Los permisos del coto se podían expedir en la oficina de la asociación en Cuenca, en la hostería de Cañete y en la Delegación de Agricultura y Medio Ambiente.

También recuerdo momentos, como otro día tuve que hacer una larga espera escondido dentro de un gran enebro (juniperus oxycedrus) que había muy próximo a un coche de pescadores en la zona llamada de la Noguera, en este caso eran pescadores de Madrid, los cuales estaban fichados y por fin y tras una ardua dedicación, pudieron ser denunciados por esconder más truchas del cupo correspondiente que eran 5 ejemplares.

Otro día y en esta ocasión había pescando en el coto unos grandes amigos llamados «Los Pulpis» de Horcajo de Santiago, José Ángel, José Luis Urbanos, José Luis Martínez y José Ángel Megía, junto con el abuelo Gervasio (D.e.p) que ha sido un gran amigo y colaborador del coto, recuerdo que decidimos comer juntos, por lo que Pepe el guarda, fue a comprar unas chuletas con Gervasio a Cañete, pueblo cercano, mientras preparábamos la lumbre y le animaron a que se llevara el acordeón, para que nos deleitara algo y así fue, entre risas y buenos ratos Gervasio con su humor y dos chatos de vino, empezó a decirle que le diera aire a la acordeón y abriera y cerrara más deprisa, mientras sonaba la campanera, qué buenos ratos de risas acompañado de muy buena gente…

El coto a los tres años se convirtió en modalidad de sin muerte, reduciéndose notablemente la expedición de permisos, siendo inviable la gestión del mismo, por lo que se decidió dejarlo al no recibir ningún tipo de ayuda por parte de la propia Consejería de Agricultura. Continuara…

La zona rodeada de quercus pyrenaica (melojo) y montes de pinus pinaster (pino rodeno) y cistus ladanifer (jara pringosa) daban un olor en el ambiente muy característico, muy cerca había unas formaciones rocosas muy características de la zona llamadas corbeteras.

Otra zona más de Cuenca donde pude conocer gente de Boniches y Cañete principalmente.

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