Habrá que batirse de nuevo en la Castellana

¿Quién de ustedes no ha tenido nunca un artefacto, de cualquier clase, que cogido con pinzas, mal que bien iba tirando? Uno puede pasarse años funcionando con el trebejo en cuestión. Todo marchará más o menos bien hasta que llega un tonto con afán de arreglalotodo, y se lo carga.


Esto es lo que acontece con el actual Reglamento de Armas; que ser bueno, no es. El pobre iba tirando a trancas y barrancas, pero el borrador de la reforma que se avecina es de temer. Éste no soluciona nada y estropea mucho de lo que resultaba aceptable en el anterior. De su redacción, por ejemplo, se desprende que mi esposa, al igual que los miles de propietarios de rifles semiautomáticos, tendrá que desprenderse de él por tener cargador separable, como el 90% de este tipo de armas. En cuanto a las inutilizaciones, algún redactor parece desconocer que a los delincuentes les resulta más fácil hacerse con las cada vez más abundantes armas ilegales, que ponerse a rehabilitar una inutilizada y obsoleta. Otra vez vuelven los inquisidores a planear sobre las miras telescópicas y su utilización deportiva y, aunque sólo es un borrador y todo pueda quedar en agua de borrajas, se perfila una clara mala intención conculcadora de derechos a honrados ciudadanos; a quienes se nos pretende aplicar la injusticia en forma de retroactividad no amparada por derecho. Llegados a este punto, quizás nuestros representantes deban recordarle al Sr. ministro del interior que, cuando otra ministra quiso pisotear nuestros derechos, fuimos quien de poner doscientas cincuenta mil personas tapizando la Castellana. Aviso a navegantes. Pretendo resumir y ajustarme al espacio y digo que, existen entre otras, tres cuestiones que no sólo no arreglan, sino que complican a la hora de dejar claros derechos y deberes de los deportistas que poseemos armas de fuego. Me refiero en primer término a la portabilidad de las armas, en segundo, a su uso con audífonos y, en tercer lugar y más importante, a la obtención del permiso de armas. -El nuevo reglamento confunde y no define lo que se debe o no hacer en el habitual caso de una parada en viaje para comer. ¿Puedo, o debo entrar en un restaurante de carretera con el arma en mi maletín a efectos mejor custodia? En caso de estar prohibido. ¿Tengo que dejarla en el coche? Defínase con claridad este punto. No me vale la inseguridad jurídica que propone el borrador, dejando las cosas al criterio arbitrario de un agente de autoridad. Somos ciudadanos con derechos y deberes que exigimos pautas claras, no somos súbditos ni de designados por Dios, ni por el Duque de Ahumada. -Este borrador parece no reconocer que los tiempos evolucionan, y mantiene la prohibición de usar cascos y auriculares durante el ejercicio deportivo con armas. Ignora quizás el redactor que en todo el norte de España están homologadas para su uso en la caza y por motivos de seguridad las emisoras, que necesariamente se usan con audífonos en un solo oído. También recientemente han salido al mercado cascos protectores que amplifican los sonidos bajos y protegen de los sonidos fuertes de las detonaciones. No entra en cabeza alguna que se mantenga esta prohibición genérica, al contrario, se debería fomentar el uso de estas medidas de seguridad. El uso de estos aparatos también es generalizado por las fuerzas y cuerpos de seguridad. Su prohibición también afecta a los funcionarios de estos cuerpos que podrían ser denunciados por su uso, al igual que lo podemos ser nosotros. Si esto no es esperpéntico, poco le falta. -La tercera apreciación, y entiendo más importante, resulta un atentado directo a nuestros derechos ciudadanos básicos y constitucionales, entre los que se encuentra la presunción de inocencia. Me refiero al art. 97 en su apartado A) donde dice que para que nos den nuestra licencia ya no vale con tener los ‘penales limpios’, sino que tendremos que tener limpia nuestra ficha policial sin que medie dictamen judicial alguno. Si esto no es conculcatorio, desde luego, se le parece mucho. Es que estamos hablando, como antaño, del certificado de buena conducta o similar. Desgraciadamente el Sr. ministro del interior ya lo está aplicando. Es ilegal, inmoral e inconstitucional pero parece importarle poco a nuestros gobernantes pisotear nuestros derechos. Para mejor visualización pondré un ejemplo cercano que conozco muy bien: Le han negado la renovación de la licencia de escopeta a un joven conocido mío. Sus penales están inmaculados, pero resulta que ha sido denunciado hace dos años por un hecho que ni siquiera llegará a ser juzgado y quedará sobreseído. Supuestamente pagó con un billete falso de 20€ en un peaje. Algo que nos podría pasar a cualquiera y no tiene relación alguna con el uso inapropiado de un arma. El amigo en cuestión posee licencia de rifle hasta dentro de un año. Para entonces se quedará también sin ella, pues ni habrá salido el juicio ni se le retirará la denuncia de la ficha policial. La definición de lo que está aconteciendo solo tiene un nombre… ¡opresión!, y ésta se pretende perpetuar con el nuevo Reglamento. De no rectificarse de inmediato, será necesario que nuestros representantes cinegéticos le recuerden al gobierno que además de cazadores somos hombres y mujeres libres y con derechos. Si es necesario que nos batamos de nuevo en la Castellana, habrá que hacerlo. Nota a quien corresponda: «El que llegue a príncipe mediante el favor del pueblo debe esforzarse en conservar su afecto, cosa fácil, pues el pueblo sólo pide no ser oprimido». (Nicolás Maquiavelo) Foto: Miguel A. Romero
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