¿Mitos o verdades?

En esto de la caza, como en todas las cosas en la vida, existen los más y los menos supersticiosos; pero, ¿cuánto de verdad tienen todas esas cosas que escuchamos mientras tomamos las migas antes del sorteo?


Hay muchas, muchas manías en esto de la montería; quizá, muchas más de las que os imaginéis, y es que uno, a pesar de su juventud y de que cada día oye o aprende cosas nuevas, ya ha escuchado un gran número de artes prohibidas. Por poneros un ejemplo, y sin ir más lejos, en el momento del sorteo, sacar la papeleta siempre con la mano derecha, que relaciono con la frase hecha de levantarse con el pie derecho, ya que, por lo visto, la mano izquierda trae malos augurios. No sé qué pasará si el que tiene la misión de extraer el puesto es zurdo, ¿traerá entonces mala suerte la mano derecha? Otra es miccionar en las inmediaciones del puesto. Hay quien asegura que eso desprende tal olor y tal rastro que jamás en la vida se arrimará bicho viviente alguno y quedarás expuesto a una jornada de sol y tranquilidad, saboreando las mieles de la naturaleza, eso sí, sin lance alguno. Ésta, sí que puedo asegurar, casi a ciencia cierta, que, a menos que el jabalí venga con la total tranquilidad del mundo, no escatimará en pasar por encima de la más tremenda de las excreciones humanas. Visto con mis propios ojos. Y no entremos con el temita de los números, que si el 13, que si el 1, etc., etc… Pero en lo que quiero hacer más hincapié en esta ocasión es en el mencionado y requetexpuesto tema de tirar, o no, a las raposas en una montería. El zorro, ese astuto animalillo que, por norma general, suele aparecer en la postura un pelín antes que el resto de pobladores de la mancha… Ese escurridizo animal presiente la presencia y el movimiento de gente en las inmediaciones y siempre intenta poner tierra de por medio antes que las demás reses; es por ello que, en muchas ocasiones, precede al lance de un animal de mayor porte, como puede ser un cochino, que por compartir querencias de huida, en la mayoría de las ocasiones, repiten pasos. A favor de esta creencia popular, detrás de la zorra, siempre viene la guarra, he de decir que, precisamente por lo antes expuesto, compartir querencias de huida, es muy probable que, en las ocasiones en las que el zorro se hallase encamado muy cerca de los jabalíes, éstos escojan la misma ruta de huida que la raposa; pero todo depende de muchos factores, como pueden ser el viento, la entrada de las rehalas o, incluso, nuestra actitud en la postura. En el caso de los jabalíes, creo que influye mucho menos el jugar lance con los raposos que con las reses; es más, en la gran mayoría de las ocasiones, me han entrado al puesto mucho antes las reses que las zorras, pero son contadas las ocasiones en que ha sido el hecho al contrario. Sin embargo, sí que he tirado jabalíes después de abatir zorros y, créanme que, en una ocasión, llegué a abatir hasta tres raposos justo antes de fallar un cochino casi a cascaporro. También creo que influye mucho la posición a ocupar dentro de la mancha y, personalmente, actúo de la siguiente manera: si ocupo una postura de cierre, y la zorra entra a primera hora, procuro jugar en lance en la medida de lo posible siempre, ya que, en el caso de que alguna res intentase escurrirse detrás, probablemente lo haga mucho después, y si no es el caso, quedaría dentro de la mancha hasta que decidiese huir por donde sea, ya sea por los pasos que traía o bien buscar alguna alternativa. Pero, si ocupo una postura de traviesa y el zorro se mueve a primera hora o ya comenzada la montería, procuro respetarlo dependiendo la situación: si me he percatado de movimiento cercano de reses, me aguanto las ganas; si todo estaba tranquilo hasta ese momento, intento abatirlo. Ha habido ocasiones que, estando en una traviesa y sintiendo movimiento dentro de la mancha, he visto cómo entraba un zorro y lo he respetado; luego, no ha vuelto a entrar nada. Y, sin embargo, ha habido otras ocasiones en las que por no haber sentido nada, he practicado lance, certero o no sobre él, y después, los cochinos han cogido la misma trocha para cruzar la postura; en ese caso, normalmente, me sirve para hacerme a la distancia y estar preparado para el siguiente lance. Opiniones las hay como los colores. Yo, desde luego, ejerzo tal y como os he expuesto y hasta el momento no me ha ido mal, así que juzguen ustedes mismos y actúen en consecuencia… ¿Verdad o mito?
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