04 dic. 2019 11:20
En pleno siglo XXI a nadie se le deberían escapar las evidencias del cambio climático. La actividad que desarrolla el ser humano produce enormes cantidades de gases que sumados a los que se liberan de forma natural en la atmósfera, aumentan el efecto invernadero. El ejemplo más evidente es el de gases como el dióxido de carbono (CO2), cuyo incremento exponencial desde la industrialización, en más de un 40%, ha beneficiado a un lento pero preocupante calentamiento global. Sigue »