El día después

La Real Federación Española de Caza, ASAJA y la Oficina Nacional de la Caza han convocado el día 1 de marzo, en Madrid, una manifestación en protesta por las agresiones que viene sufriendo el ejercicio de la actividad venatoria y el mundo rural en los últimos años, que se han visto coronadas por la aprobación de la Ley de Patrimonio Natural y de la Biodiversidad.


Ya nos hemos posicionado sobre la idoneidad de la fecha de la convocatoria; por eso, más allá de discusiones que ya no conducen a nada, intentaremos mirar al futuro. Es claro que un fracaso de la convocatoria supondría un golpe difícilmente superable para los estamentos convocantes y que, sin duda, repercutiría en el desarrolo futuro de la Ley y en la aplicación de esos confusos y difusos artículos que se pueden interpretar a gusto del consumidor; por lo tanto, repercutiría, y creemos que negativamente, en las condiciones en las que se desarrollaría nuestra actividad. Por ello, nuestro posicionamiento tiene que partir de un éxito rotundo de la movilización, porque… de éxito también se muere. Y a partir del 1 de marzo es más importante trabajar en la sombra que salir en la foto y sería una desgracia para el colectivo que, a quien le corresponda gestionar el éxito, le entre el «síndrome del pavo real». Sin duda,los miles y miles de ciudadanos-cazadores que acudirán a Madrid, lo harán movidos —o eso queremos creer por encima de todo— por la defensa de una actividad tan antigua como el hombre y que tanta importancia ha tenido y tiene en el devenir de la especie sapiens; y todos esos ciudadanos-cazadores darán una fuerza al colectivo que hasta ahora no tenía y cuyos dirigentes tendrán que saber gestionar y que, a nuestro juicio, pasa por dos premisas. La primera es la continuidad de la protesta. A nadie se le escapa que todas las voces críticas con la fecha, por la confusión que genera con intereses partidistas, se volverían mucho mas críticas y discrepantes si, pasado el tiempo (no mucho) y todo siguiera igual, no se hiciera otra movilización, «recordando» al gobierno de turno, sea el que sea, que nuestro sector está abandonado, y en la misma situación que el 1 de marzo. No estaría de más, pues, que tanto la RFEC como ASAJA manifestaran públicamente cuáles son sus intenciones. La otra premisa es mucho más difícil, pero también mucho más importante: es la creación, desde abajo hacia arriba, de una organización —o transformación de alguna ya existente— fuerte y representativa de todo el sector, para lo que es fundamental que sus órganos y, sobre todo su presidente, sea elegido de forma democrática y directa por todos los cazadores de este país. Es la hora. Habrá un antes y un después del 1 de marzo. Bob Dylan decía que el futuro está escrito en el viento. Si somos sensatos, humildes y solidarios, ese futuro podríamos llegar a ser capaces de escribirlo nosotros.
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