El macareno y su escudero

Voy a narrar una historia real y actual. El Sr. Manuel es natural de Benifallet (Tarragona), hijo de padres agricultores y es empresario de construcción y obra civil. Cazador desde temprana edad, actualmente cuenta con 84 años recién cumplidos. Aún lo avanzado de su edad, sigue saliendo de caza todos los días del calendario, si el tiempo no lo impide, ni algún brote de gripe. El madrugón que se pega y la caminata regular hasta llegar al puesto, es de órdago. Doy fe de ello ya que, si puedo, lo acompaño en todas sus salidas al monte.


Formamos una pareja un tanto singular dada la diferencia de edad (mas 30 años), aunque al habernos desarrollado en medios rurales muy cercanos y de costumbres parecidas, creo que es lo que nos une. También mi profundo respeto y saber escuchar. Pero les puedo asegurar que esta relación es muy constructiva y formativa, dada la experiencia de la vida que tiene el hombre, por lo que no deja de aconsejarme. Nos conocemos por razones de trabajo, desde hace más de 25 años; yo tenía por aquel entonces 21. Y no ha sido hasta hace unos 12 que por culpa de la caza tenemos una relación muy estrecha, casi familiar. La caza da esto, amistad, y se da muy a menudo que este binomio de dos cazadores sin ningún tipo de parentesco y con diferencia de edad se junten los festivos para disfrutar de una jornada de caza. Practicamos la caza con cimbel para la torcaz hasta finales de noviembre, y luego un poco de zorzal y conejo. También hacemos alguna visita a un intensivo por lo de poner a prueba su perro Fred, un Èpagneul Bretón con el rabo sin cortar por lo de la Ley de protección de animales. Es un perro sobrado de vientos, dócil y cariñoso, tanto él como yo somos los encargados de recogerle las piezas. Don Manuel no para de darme consejos. Me alerta de los cambios que se producen en las generaciones, siempre mirando hacia atrás e intentando corregir los malos pasos dados, e insistiendo en lo que bien hecho está, está bien hecho, ahora y siempre. El pasado domingo aún realizó una hazaña, tirando cinco tiros a torcaces en vuelo, y cobrando tres, y un zorzal charlo. Increíble. Aunque en esta ocasión me hizo caso, aconsejándole cambiar escopeta y munición, y así de contento y agradecido está. Manuel es realmente un buen tirador, prudente y cometido, aunque dice que le falla la vista. No me lo creo, ya que cinco tiros y cobrar cuatro piezas… Ese fue el botín, cabe añadir una paloma que abatí yo, y a las 11h. abandonamos el puesto, pues ya tenemos suficiente, esta caza conseguida es la que vamos a disfrutar en la mesa. No necesitamos más. Somos como los de antes, mucho antes, tomamos una pequeña porción de la naturaleza para seguir practicando nuestra afición. No vamos a concursar y no queremos demostrar nada. Manuel es listo, astuto, está bien informado. La historia está en su memoria. Intuye, desconfía, observa, no se precipita. No hay duda de que es un gran «Macareno»; yo sólo soy su escudero.
Comparte este artículo

Publicidad