Gracias, caza

Todos los aficionados a la caza sabemos el momento que nos ha tocado vivir. Se van destapando los enemigos de la caza que tienen forma de partidos políticos, lobbies, asociaciones, etc., perfectamente organizados entre sí con nombre y apellidos: Pacma, Equo, Asociación Parlamentaria para la Defensa de los Animales, Intercids o Avatma, por citar a los principales. Pero como con la caza, como tal, no pueden de frente, aprovechan cualquier ocasión para sus fines.


El problema es que muchas veces nosotros mismos le damos munición al enemigo en forma de fotos y vídeos que saben manipular para dárselos a la Gran Sociedad a través de sus medios, transmitiendo una imagen negativa de una actividad necesaria que quieren eliminar sin explicar con qué la van a sustituir. Otras veces utilizan lo que deben ser considerados como simples accidentes de caza, inherentes a cualquier actividad deportiva al aire libre y no hago comparaciones. Este es un debate que tenemos que realizar, pero no es el motivo de estas líneas.

La gran diferencia que se está produciendo en el mensaje que recibe la Gran Sociedad cuando ocurre un hecho de estas características, es que no solo lo emite nuestro enemigo. La caza se ha movilizado en muchos aspectos y uno de ellos son los mass media: televisión, radio, prensa y sobre todo redes sociales.

En este avance están siendo decisivas la aportación de entidades representativas del mundo de la caza como son la Oficina Nacional de la Caza, la Real Federación Española de Caza o la Fundación Artemisan, por citar las más señaladas. Pero lo importante es la actitud: ya no esperamos a que pase la tormenta, ahora se combate desde el primer metro el material informativo, se piden explicaciones y se exigen responsabilidades desde el mundo de la caza.

En mi opinión, este efecto está pasando de los representantes de las entidades al colectivo de cazadores, y soy optimista porque creo que es un efecto creciente. Hoy por hoy, la mayor garantía de que sigamos cazando en España es esta.

Quiero destacar, por último, mi agradecimiento a la respuesta sin fisuras de los representantes del colectivo de la caza a las reacciones tras el desgraciado accidente de Las Herreruelas. Hemos leído sus líneas de apoyo y les hemos visto dar la cara en televisión por todos los rehaleros.

Quiero deciros que sabemos que estamos en primera línea en este combate y que, gracias a vuestro apoyo y el de todo el colectivo de cazadores, hemos recibido ánimos suficientes para meter los perros detrás de los ciervos en La Castellana si hace falta. Sabemos el camino y volveremos a pisarla caracola en mano. Con un grupo de representantes de la caza comprometidos al más alto nivel con su responsabilidad, como ha ocurrido en este caso, el futuro de la caza en España está garantizado porque depende de nosotros mismos y somos capaces de conseguirlo.

Gracias, caza.

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