No sé qué pensar...

He vuelto a Guara…


El mes pasado, harto de dormir mal por el calor, pertreché la autocaravana y acompañado de mujer e hija, me largué al norte. Decidimos subir a Ordesa y, tanto les había hablado de lo bonito que es Guara, que allá fuimos a parar. Naturalmente que comimos en Pozán de Vero y, por supuesto, llevé a la familia a que vieran los profundos cañones cercanos al collado de San Caprasio. He de contaros que me sorprendió verlos tan distintos a cuando, en Noviembre, solemos asomarnos a ellos. Ahora, en vez del murmullo del agua, subían hasta nosotros voces de un montón de gente que hacía barranquismo o que simplemente se bañaba en las pozas de agua que quedaban allá abajo. Parecían hormigas. Y entre ellos y nosotros el vuelo de los buitres entrando y saliendo a los nidos… una preciosidad. En Lecina, visita obligada al árbol milenario y como el vehículo no cabía por la calle, no pude subir a Betorz por mis medios. Llamé a Ramón Broto y tuvo la deferencia de bajar a por nosotros e invitarnos a comer. Me callaré el menú porque me vais a tomar odio. Pero a lo que voy. En la sobremesa surgió, entre tantos, el tema de los cambios de comportamiento que se van apreciando en algunos animales. Charlamos de los buitres que, por falta de cadáveres de animales, llevan ya tiempo atacando a corderos recién nacidos y, según he oído, se atreven ya con algún que otro ternero… Pero lo que me dejó boquiabierto es lo que me contó Broto, que lleva tantas horas de monte que no es para dudar de su palabra. Afirma que él ha visto a las liebres, que allí llaman raboseras, perseguir a los perdigones de una pollada a plena luz del día. Me contó con pelos y señales que la última vez fue andando por la carretera. Sorprendió a una liebre corriendo detrás de las perdicillas mientras la madre las defendía como podía. Sé que esto reabre el debate que se suscitó en los foros hace algún tiempo sobre si las liebres comían carne o no. Me quedé medio convencido cuando se me argumentó que su estómago no es capaz de digerir ese tipo de alimento. No obstante, mi padre y otra mucha gente, siempre mantuvo que sí lo hacían. Y contaban macabras historias de la guerra. Ahora tengo serias dudas otra vez…
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