Preparando la media veda

En el norte de España los panes ya están dorados en este mes y las cosechadoras engullen cada día las tablas de cereal en un tris trás y a hecho; no hay descanso para la máquina, ni para la fauna, porque el agricultor teme que el pedrisco le eche por tierra esta cosecha que cuajó espléndida durante el mes de mayo en toda España, cuando más se esperaba la lluvia, que llegó generosa; a raudales. En el sur del país ya está todo el trigo en la panera.


En julio, de Madrid hacia abajo la suerte está echada y ha sido todo cosechado. De Madrid hacia el norte se está cosechando en estos momentos de tal manera que, en agosto, ya sólo quedarán algunos trigos tardíos al norte de Castilla y León o junto al Pirineo. Con la siega tampoco hay descanso para el perdigón, el guarnigón, ni ningún otro pollo de ave gallinácea, esteparia o alaúdida, incluso para el de alguna rapaz que cría en el cereal y le llega ese mastodonte de hierro y polvo a toda velocidad. Es una etapa muy sensible para las especies que anidan en suelo pues cada año la cosecha se hace más pronto y más de prisa. Las aves jóvenes, que aún no saben defenderse, y han salvado con sobresaltos la vida, huyendo de la cosechadora, apenas se han protegido bajo el maraño de paja, cuando se encuentran al día o a la noche siguiente con otra máquina que empaca la paja y desuella su territorio, dejando al galpito a la intemperie, sin protección posible ante la predación y en manos de la suerte climatológica. En los mejores casos no entra al día siguiente el rebaño o el arado, porque el campo está duro o no hay ganadería, pero es una situación que no se debe desdeñar porque se da así en muchos escenarios. A pesar de todos estos inconvenientes, estos seres, aparentemente tan débiles, sobreviven cada año y se multiplican de manera espectacular, como ocurrió la temporada pasada con la perdiz y en muchas comarcas también con la codorniz, para bien de la naturaleza y gloria de la cinegética. Para el mes próximo de agosto se iniciará la media veda en casi todas las comunidades autónomas y los cazadores andaremos a por las tres especies más características: codorniz, tórtola y torcaz, además de palomas bravías y zuritas. En la mayoría de las comunidades se permite también la caza de córvidos y zorros que es muy recomendable dadas las bajas que estos predadores producen en pollos y gazapos. Tampoco este año, salvo honrosas comunidades, se permitirá cazar a la tórtola turca que es necesario controlar en favor de la común, ni al estornino negro (Sturnus unicolor), o tordo de campanario, o campanero, que produce muchos daños agrícolas. Todo por una absurda denuncia de los ecologistas contra la caza de esas dos especies, que se está tardando demasiado en reconducir. Codorniz, tórtola y torcaz son especies migradores con diferente estatus y condición. Así, mientras la codorniz parece que mantiene sus poblaciones estables en la mayoría de los países europeos, y desde luego en España; la tórtola se sostiene bajo mínimos y con oscilaciones bastante significadas según las temporadas y, sin embargo, la torcaz empieza a ser un problema por los daños a la agricultura, dada su proliferación. Empieza a ser también problema en las ciudades donde se está acostumbrando a invernar, incrementando los inconvenientes que producen las poblaciones desproporcionadas de bravías que tanto incomodan y dañan el patrimonio artístico de las ciudades. Por lo que se refiere a la caza sostenible, los cazadores responsables tenemos que mantener una serie de principios. El primero es el de solidaridad con las especies. Hay que hacerlo con todas. En media veda y a la vista de los estudios y publicaciones sobre el estatus poblacional de las especies, no hay ninguna cautela para cazar palomas bravías y torcaces. Se podrían cazar muchas más sin problemas aparentes para las inmensas poblaciones que disponen estas dos especies. Hay que controlarlas para evitar el incremento de daños que, además, siempre nos van a adjudicar como responsables a los cazadores. Con palomas y torcaces todos estamos de acuerdo en que la caza es la solución y no el problema. Tampoco necesita prudencia la caza de córvidos y zorros en esta época y en las comunidades que lo permiten. Con la codorniz hay que mantener la situación. Continuar controlando las poblaciones a través del anillamiento, cupo y horario. Creo que se debe poner horario de caza, aunque no sea necesario en los días frescos, y cupo por superficie comarcal y también por cazador, para control de esos que no se cansan de abatir codornices, a pesar de que luego no las aprovechan en su fin gastronómico. Las especies cinegéticas están para ser cazadas en lo posible y la conciencia del cazador está para poner sordina a sus impulsos venadores excesivos, que todos los tenemos. Actualmente en España hay cupo en todas las autonomías y eso es prueba de la madurez del gremio cazador, pues en muchos consejos de caza hemos sido los cazadores los que hemos aconsejado que se ponga cupo y horario de caza, sobre todo para días calurosos y por los inconvenientes que tiene la caza al mediodía, cuando el calor impide salir al volantón de perdiz, que está a expensas de la educación del perro. De la tórtola no podemos decir lo mismo. La tórtola tiene un estado de conservación poco favorable y por ello requiere el tratamiento que últimamente se la da en toda España, ?cupo escaso y fecha de inicio superior al 20 de agosto?. Solamente no se caza con cupo en Castilla la Mancha, donde me figuro que cualquier día entrarán también en las solidarias maneras de cazar la especie, que mantenemos en el resto de España.
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