La España cerealista arde por los cuatro costados

Aun cuando me refiera en este post a la España cerealista, no olvido a esa otra España arbolada que sufre los incendios propios de una despoblación rural acelerada y de unas medidas preventivas consistentes en cuatro cortaincendios sin estudiar otro asunto que no sea la topografía del terreno a fin de facilitar el trabajo a las motoniveladoras.


Bien se puede decir que las medidas contra incendios en España son de cara a la galería. No existen aplicaciones informáticas sistematizadas Y EN USO que permitan la simulación de un incendio en función de unos parámetros variables tales como son: los vientos predominantes, las coordenadas de inicio, los medios disponibles, los cortafuegos, las especies arbóreas predominantes, las subyacentes, la vegetación del manto del suelo, el suelo, etc. etc. O sea: un SIG al que puedan converger aplicaciones y parámetros externos a fin de establecer una simulación mediante un Datawarehouse.
Aquí se toca a arrebato y se lían cuerpos de bomberos diferentes en un marasmo de máquinas, aviones, helicópteros, personal preparado y sin preparar entre los cuales siempre hay algún Torrente. En fin, un conjunto de maquinas y de hombres que a veces incrementan el fuego en vez de apagarlo. A veces, algunas veces, el pirómano es quien debe de velar porque no haya incendios. Y eso que hay entidades dedicadas al asunto, pero fían la solución a largo plazo. Bueno, con echar la culpa a los cazadores y a los ganaderos, ya está todo arreglado. Miren ustedes: a los cazadores no nos beneficia el fuego. Y sepan que hay soluciones para aminorar o mitigar los incendios. Lo que no hay son ganas de hacerlo. No. No me vengan con la milonga del dinero y la crisis, que cuando no es una cosa es otra. Y no hagan maniobras de distracción con reuniones a cuenta gorra dejando el problema encima de la mesa para la próxima reunión. Esta nueva España que presume de ecologista y de verde mantiene grandes plantaciones de especies alóctonas en monocultivo para seguir fustigando a los últimos moradores de un mundo rural que desaparece, y que a veces, cómo no, arrima la cerilla al sentirse vejado por un atajo de cobardes que les acosa sistemáticamente.
También quiero pasar por alto a la España de la vid, del olivo y de los frutales, donde se queman los sarmientos y las ramas de las podas sin de ayes caso hacer. ¿Dónde está eso de la BIOMASA? Es que no se subvencionó, en su día, tanto como las energías eólicas y todo quedó en agua de borrajas. Ya. Se hicieron cuatro plantas de quemado para despistar al contribuyente y para de contar. Acabáramos. Y los de los molinos metálicos amenazando… ¡¡¡Qué país éste!!! No se solivianten los molineros de la engañufla, que ya se llevaron su parte y ahora les toca a los de las granjas solares. Otro tocomocho. Uno se calienta con todas y cada una de estas burbujas que esquilman al Estado. Pues ni corto ni perezoso el Estado (nos ha hastiado) vuelve con la milonga arrabalera, sin bandoneón, de lo de las energías renovables como solución a todos nuestros males. Otra burbuja como la de las .com, la del ladrillo y la madre que lo parió. Señoritos de los molinos, no se empeñen en endosarnos más, pues ahora toca lo de la energía solar. Les recuerdo ahora ese libro del que ustedes, altos ejecutivos, son tan fervientes lectores. Me refiero al libelo de ¿Quién se ha llevado mi queso?: Cómo adaptarnos a un mundo en constante CAMBIO. Ese libro es un insulto a la inteligencia humana y fue escrito por el memo de Spencer Johnson. Oigan, que en lo de la BIOMASA había que doblar el lomo por todo nuestro Solarón Patrio. Todo por el descanso. Parecen decir los ecolojetas y allegados de la subvención y del paro como profesión. Podando bosques y limpiando sus áreas de cultivo, se generaría biomasa por un tubo y encima tendríamos unos bosques no subsidiarios de los venenos criminales utilizados para su gestión. Pero… para eso hay que trabajar. Ya, no es lo mismo predicar, que trigo dar. Estos entienden que eso de generar empleo verde es escribir cuatro panfletos y dar vueltas con un todo terreno a costa ajena. Y no señores, no. Insisto en que hay que doblar el lomo. LA CULTURA PÍRICA ESPAÑOLA No quisiera, bajo ningún concepto, herir o criticar a los últimos agricultores y ganaderos de un mundo rural que agoniza bajo las infames proclamas de esos ecolojetas genuflexos del poder de turno. Debe de quedar bien claro, que al mundo rural, al que pertenezco, lo tienen agónico y acorralado. Son esa panda de insensatos quienes están obligando a emigrar o a utilizar métodos indebidos a los más pobres del lugar. Mi honda preocupación es la falta de respeto con el que oprimen al pobre y se lo saltan los grandes terratenientes, cual es el caso de Extremadura, entre otros. Sí. Sepan que en Extremadura se queman los rastrojos.
Jamás entenderé las prisas que se dan en recoger una paja que recogen para, en muchas ocasiones, amontonarla y quemarla después a la chita callando. Paja, que de dejarla, beneficiaría no sólo a perdices y codornices, qué va, pues les vendría a pedir de boca a toda la cadena trófica. Sí, hombre, sí. A esa misma que cuando se instituyó la Política Agraria Comunitaria (PAC) dijeron de instaurar hábitats para ella denominando el capítulo o epígrafe ECOCONDICIONALIDAD. ¿Ecoqué? ¿Ecomierda? Recogida la paja, al día siguiente, si pueden, meten la grada para recoger las primeras lluvias que caigan. Pero como la grada deja las pajas de rastrojo casi en la superficie de la finca, luego, la aparvan con un aparato de rejas y hacen montones que queman dentro de la finca para disimular las hogueras con el arado. Pero el tema no termina ahí. Qué va. Luego, cuando ya no hay peligro de incendios, queman todos los: arroyos, aguadutos, linderas de los caminos, cunetas etc. etc. Y como la cerilla criminal no se puede disimular, ahora les ha dado por rociar todo con un veneno letal que seca las plantas a los tres días. Fíjense en los patatales. Pues bien. Hoy les verán alegres y frondosos. De acuerdo. Pero de la noche a la mañana pasará el tractor echando una sustancia denominada GLIFOPEC u otras similares, y a los tres días estarán totalmente secas las matas y lista la pieza para poder meter la cosechadora de patatas. Ojo, que este mismo método lo utilizan en las cunetas de las carreteras y caminos de las diferentes administraciones. Esas que nos siguen tocándonos los… las narices.
En unos sitios dicen que las quemas son por los topillos (Microtus arvalis). En otros dicen que es para matar todo bicho viviente que perjudique al cereal, y en otros, los más, no dicen nada, pero lo hacen y no protesta nadie. Y menos ante los constantes cambios de Bruselas en lo que a productos químicos para el campo se refiere. Eso que eufemísticamente llaman: SANIDAD VEGETAL. En Castilla y León están repuntando los topillos y mucho me temo que se sigan envenenando con esas sustancias ya institucionalizadas que son la clorofacinoma y la bromadiolona, ambas catalogadas como venenos letales que no dejan vivo ni al Lucero del Alba. La junta de Castilla y León ya repartió 700.000 kilos de Clorofacinoma de forma gratuita a 38.000 agricultores en el año 2007. Algo sobraría, ¿no? Yo, como caracolero que soy desde que nací, sufro las consecuencias de los incendios criminales. Y ojo al cristo, que, como les decía antes, ahora les ha dado por rociar con el veneno de secar todas las fincas de labor antes de sembrar a fin de matar esas hierbecillas o retoños que salen después de haber pasado la grada y que al no haber ganadería extensiva (ovejas), se queda ahí y puede perjudicar a la siembra enzampando las supermodernas e hidráulicas sembradoras. Lo malo es que muchas veces se queman accidentalmente los ribazos. ¿O no? Cuando termina la sementera con la tierra llena de semillas envenenadas, ¿qué ave puede sobrevivir en ella? Pues ninguna. Luego vienen los incendios de arroyos y similares que se salvaron de la quema en la sementera. Y después, esos tratamientos químicos tan letales o más que las semillas. No olvidemos que antes de cosechar se rocía el cereal varias veces para combatir: Oidio, roya, septorisis, pulgón, etc. etc. Solución, echar perdices de cuarta generación. Yo, cuando veo una especie autóctona con vida, miro al Cielo y creo en los milagros, pero me acuerdo de la madre que parió a todos esos falsarios. Claro, hay situaciones y cultivos, tales como los arrozales, que es necesaria la quema de rastrojeras tanto en cuanto no se recoja la paja para lo de la BIOMASA. Pero estamos en las mismas. EL LABOREO DEL CAMPO Tengo una muy interesante y actualizada colección de imágenes sobre el laboreo del campo en las que no me faltan las de los envenenamientos sistemáticos. Tengo que decirles que en alguna ocasión me han mirado mal o me han llamado lo que ustedes se imaginarán al fotografiar verdaderas calamidades.
A lo antes expuesto sobre la cultura pírica Española, hay que añadir que dejan el campo plano como la palma de la mano, para luego, cuando llegue el verano, poder meter el peine de la cosechadora a ras de tierra. Así que, cuando llueve, el agua resbala por semejantes eriales y va a parar a los arroyos cuyas cenizas se transportan a los ríos. Con lo cual ya tenemos el ciclo de mortandad completo en lo que se refiere a peces, mamíferos y aves. ¡¡¡Como debe de ser!!! Y, mientras todas las masas de aguas se siguen envenenando sistemáticamente, en Castilla y León siguen las discusiones de pesca con muerte: sí o no. Miren ustedes, lo importante es que haya agua en condiciones de mantener un mínimo de vida plausible, mientras tanto, sobran las discusiones estériles. EL FUEGO NO BENEFICIA A NADIE El fuego, en cualquier superficie de tierra, incrementa el pH (disminuye la acidez) dificultando con ello el crecimiento de toda semilla que no esté tratada químicamente para superar el citado inconveniente. Además, se lleva por delante toda la materia orgánica consistente en restos de vegetales o animales en descomposición, los cuales son fuente de alimentación de diversos organismos cuyos nutrientes se pierden por volatización (humo) y posterior arrastre de lluvia. Si el fuego es ligero (de rastrojo, por ejemplo) la temperatura, a tres centímetros de profundidad puede llegar a los 55ºC. Si el fuego es de monte, la citada temperatura puede ser mayor y llegar a los 10 centímetros de profundidad. Me estoy centrando en los rastrojos, pero los incendios en los montes pueden llegar a impermeabilizar el suelo y llevarse todas las cenizas a las masas de agua. ¿QUÉ HACEN LOS ECOLOGISTAS ANTE EL FUEGO CRIMINAL? Nada. Esos sólo doblan el espinazo para agradecer las subvenciones a sus amos. Son unos genuflexos indecentes y traidores.
Lo de ellos es otra cosa. Lo de ellos es trincar. Lo de ellos es ridiculizar a unos pobres señores que, mediante una imagen fuera de toda duda, se quejan de que las cigüeñas casi les quitan el pan de la boca. Pues bien, sale la horda de la subvención y les tratan de retrasados mentales. Y se lo dicen a quienes tienen delante de la cosechadora a las cigüeñas. ¿Pero estos señores no saben que si el agricultor pega un acelerón las digiere ese maquinorro sin dar tres cuartos al pregonero? Y ni mentarles quiero lo que se puede hacer con las empacadoras. Qué dicho sea de paso, también van detrás de ellas. Sale un bobalicón y dice el número de cigüeñas que hay en Valladolid y las divide entre el número de cotos Vallisoletanos. Podrá contar los nidos. Pero las cigüeñas no entienden de límites provinciales cuando han salido del nido. ¿Qué les han dejado para comer a las cigüeñas con los arroyos quemados, los basureros clausurados y las masas de agua envenenadas? Pero hombres de Dios, hablen ustedes con los agricultores y busquen una solución que no pase por el insulto y la descalificación. Por cierto, que cada año hay menos arroyos y manantiales con agua y las ranas están a un pelo de ocurrirles lo que a los urogallos, los linces y al último bucardo. ¿De qué se van a alimentar las cigüeñas? A lo mejor hay que habilitar comederos de cigüeñas como los de los buitres. O dejar de poner señuelos hasta en las carreteras para que hagan sus nidos en soportes especiales a cuenta del erario público.
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