La cigüeña, un depredador sin escrúpulos

La cigüeña ha pasado de ser un aliado muy querido por el hombre del campo, a ser una verdadera amenaza para otras especies protegidas y sin proteger. Pues su vertiginoso crecimiento y la sistemática y necesaria clausura de los basureros está poniendo a varias especies protegidas contra las cuerdas por culpa de una población de cigüeñas que supera la capacidad del medio.


Bien podía referirme a especies venatorias como principales víctimas de la cigüeña por estar en una web de CAZA. Pero no. Con su tremendo pico, de unos 18 centímetros, la cigüeña se zampa toda clase de reptiles sin olvidarse de los nidos de perdices y codornices. Y no digamos nada de los nidos con huevos o crías de: calandrias, aguiluchos cenizos, cocotonas, patos azulones, sisones, avutardas, gangas, alondras, totovías y demás aves que nidifican y sacan a su prole en el suelo o a la altura de su pico.
La cigüeña es un depredador que hace mucho más daño a la caza menor que los zorros o los jabalíes. Lo que ocurre es que eso no se suele decir. Es más, a pesar de los muchos daños que causa, se la sigue protegiendo. Pero cada vez son más quienes ponen el grito en el Cielo. No es políticamente correcto ponerlo, pero algunos protestan por una abundancia artificial que perjudica a todo lo demás. A las cigüeñas las apoya el Estado (nos ha fastidiado). Las autonomías financian proyectos con costes millonarios (Proyecto Ciconia, por ejemplo). Todavía hay muchos entes que se afanan en construir parques de nidos artificiales para atraerlas hasta con fines sociales. Y por haber, hay hasta centros de interpretación y todo. Faltaría más. La cigüeña en Extremadura es uno de los motivos de turismo abundantemente publicitado. Y hasta se organizan campañas para defender sus nidos. También es cierto, pues todo hay que decirlo, que hay quienes están hasta las narices de los dichosos nidos masificados y tiran por la calle de en medio, pero se topan con los ecologistas y ya está el follón armado.
Sí. Ya sé que alguno me dirá que no hay estudios sobre lo que aquí aseguro. ¡¡¡Ya!!! Pues háganse. ¿A qué esperan? ¿A que se envenenen? Pero les hipervinculo a noticias que me dan la razón. Sigan leyendo y lo verán. Es más, las fotografías, tanto de este artículo como las de todos los que he publicado en esta web, son hechas por mí y siempre le doy al webmaster un montón para que elija. Antes de escribir: observo, fotografío, pregunto, me documento y luego procedo. Lo que no quiere decir que no haya veces en las que me equivoque. Pues las hay y lo lamento. Es más, les diré que aprendo más de los posts que de los libros. EN ESPAÑA HAY GENTE QUE SABE. LO QUE PASA ES QUE NO SE LES DA CUARTELILLO. Y, esa gente inteligente, pasa hambre antes de plegar la ciencia a las bufonadas de cualquier politiquillo. Por eso estamos como estamos. En Torrente 5.
¿Que las cigüeñas son gregarias para hacer los nidos?: eso lo sabíamos todos y lo sufren muchos. Pero se desconoce que se juntan para cazar en mano Burgalesa a fin de arrasar los campos recién laborados o como estén. La cigüeña, en muchas ocasiones, no espera al laboreo del campo. Se zampan desde saltamontes hasta ratones o topillos y se atreven hasta con los gazapos de liebres y conejos (repito). Pero quienes escriben de ellas dicen que comen ratas y ratones, pero omiten —VOLUNTARIAMENTE— que también se zampan los nidos de las aves que crían en el suelo y hasta los perdigones. ¿¿¿¡¡¡Si se comen una rata, no se van a zampar una cría de una calandria!!!??? ¡¡Qué poco rigor científico existe en España!! Con ese estilete que tienen por pico, les atizan cuatro picotazos y llevan la presa a su glotona prole sin de ayes caso hacer. Pues siempre tienen en el nido mas cigoñinos de los que pueden mantener. Por eso, a veces, los van tirando del nido a medida que no les pueden ir alimentando. La cigüeña puede poner hasta seis huevos, pero rara vez saca más de tres cigoñinos. Lo normal son dos. La cigüeña caza desde que amanece hasta que anochece y lo hace sin descanso. No hay más que ver lo rápido que crece su voraz prole. En España se está manteniendo de forma artificial una abundancia que no beneficia a nadie, máxime, si para que coman las cigüeñas hay que repoblar las aguas con cangrejos rojos americanos, cangrejos portadores de la afanomicosis, que se lleva por delante al cangrejo autóctono. Cangrejos rojos debidamente catalogados como especies alóctonas a extinguir por el borrador del primer catálogo de animales foráneos que permite conservar fauna de interés cinegético o pesquero. Pero… ya verán cómo ese americanito colorado se salva, pues gracias a él comen los patitos y demás animalitos confinados en esos lagos artificiales llenos de letreritos, observatorios, pasarelas y demás memeces. Eso de que el cangrejo rojo es portador de un hongo que mata a nuestros cangrejos autóctonos, son daños colaterales. Muy americano el asunto. Sí señor.
La cigüeña blanca (Ciconia ciconia) fue, posiblemente, el ave que primero se asoció con el hombre de forma voluntaria, pero sin dejarse dominar por él, como el perro. No ha cambiado más que de hábitos alimenticios (Y POCO). Pues en el Antiguo Testamento (Levítico XI), se la declara ave impura por sus hábitos alimenticios y se cita textualmente a las culebras venenosas. Recuerdo que de niño vi a las cigüeñas en las adoberas de mi pueblo (que era donde estaban los muladares) zampándose los despojos de un burro muerto. Luego llegaron los buitres, y con esa compaña no querían cuentas. La desaparición de muladares y basureros al aire libre, va a dejar a muchos animales sin sustento. Pero eso es harina de otro costal y hay que tratarlo aparte y en su momento. La cigüeña siempre ha estado con nosotros tal y como la vemos ahora, desde el Oligoceno y Mioceno, que fue cuando aparecieron las aves según los fósiles encontrados. También tenemos por nuestros lares a la menos abundante y vistosa cigüeña negra (Ciconia nigra). Bien se puede afirmar que la cigüeña, ave paleárticaantes sujeta, toda ella, a migraciones—, ha estado siempre con nosotros formando parte de nuestras: tradiciones, de nuestro folklore, de nuestra literatura, de nuestra pintura, de todo. Es, y ha sido, un ave omnipresente en el devenir rural. Pero siempre en su justa medida, y no como ahora. Pronto el hombre se dio cuenta de que la cigüeña le libraba de: ratas, ratones, topos, topillos, culebras, langostas, lombrices de tierra, cigarras, sapos y de un largo etcétera que molestaba o dañaba tanto a las personas como a los animales o a las cosechas. También se zampaba las ranas, las ratas de agua, los cangrejos y alguna que otra especie muy apreciada por los hombres rurales, pero era un tributo a pagar por librarnos de la otra parentela.
Hasta hace poco había basureros al aire en casi todos los pueblos. Bueno, en algunos los sigue habiendo todavía. Pues bien. En todos ellos comían, y siguen comiendo, cantidades ingentes de cigüeñas, buitres, lobos (sí, he escrito lobos), zorros, gaviotas que se adentran en el interior y todo un montón de fauna que al clausurarlos se quedan a dos velas y necesitan proteínas. Los buitres tienen suerte, pues tienen sus buitreras y si no les llevan puntualmente su alimento, hacen de las suyas, sale la tropelía publicada en los periódicos y vuelven a tener que comer. AHORA HAY QUE NIVELAR LA POBLACIÓN DE CIGÜEÑAS Ahora ya están clamando por activa y por pasiva que las poblaciones de cigüeñas en algunos lugares hacen más perjuicios que beneficios y hay que nivelarlas. ¿CÓMO? ¿Quitándoles nidos a fin de que se repartan? Cualquier decisión que se tome al respecto, traerá polémica. Y los políticos, no quieren ruidos. En algunos casos habrá que proceder como se hace con las palomas de las ciudades, por poner un ejemplo. Muchos cazadores jamás dispararíamos a una cigüeña. Los cazadores, sabiendo cómo se las gastan, jamás hubiésemos permitido que hubiera más de las debidas. Algo habrá que hacer, pero como no es especie cazable, es al Estado a quien le toca instrumentar medidas, sobre todo, cuando inciden en aves protegidas por Europa, además de en la mengua de la caza. A lo mejor hay que instrumentar soluciones que pasan por una muerte que los cazadores no vamos a propiciar, pero ya verán como se apuntan los amigos de los ecolojetas si hay parné de por medio. Que lo habrá. Y habrá que indemnizar por daños. Lo que parece mentira es que ninguna organización venatoria, salvo las hipervinculadas, haya puesto el grito en el Cielo. Hay miedo y eso propicia que muy calladamente se vayan dejando las escopetas. ¿Es eso lo que se pretende? Pues enhorabuena a quien corresponda, lo está consiguiendo sobradamente. Álbum de fotos de cigüeñas de Miguel Ángel Romero »
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