La caza en España se queda para los cuatro de siempre

De momento, no voy a escribir una cronología de la caza en las Españas a partir del Neolítico hasta llegar a nuestros días. No. Aun cuando estoy lo suficientemente documentado como para no preocuparme si tuviera que hacerla.


Cada año baja más el número de cazadores y no se hace nada para evitarlo. ¡¡¡NADA!!!

La caza se mantendrá en cotos tales como los actuales ubicados en la denominada milla de oro de la caza y en lugares similares, tales como las doce posesiones de caza más grandes de España, donde cazarán cuatro protegidos por grupos de presión y lobbys. Lugares donde el dinero no será lo primero y donde no les dolerán prendas en colmar sus caprichos y los ajenos en aras de poner a la biología a su servicio en paraísos artificiales cuya propiedad será del Estado o de particulares que los utilizarán para aumentar el desenfreno de su impune sinrazón o como palmeros de una función que sonroja sólo en pensarlo. Vengan granjas, que aquí tienen el debido acomodo pues si sobra alguna perdiz, la mandamos a Libia y si se mueren por el camino, el entierro ya lo tienen pagado y podemos mandar más de inmediato.

Dicen que la caza genera 6.475.1000.000 euros y emplea a 187.000 personas en España, pero todo queda en los grandes capitales y cada vez más en los medios, reduciendo el número ambos. Mientras, los normales y los bajos desaparecen. Los millonarios son muy pocos y cada vez menos, pero mayores, mientras los cazadores normales son muchos y cada menos con tendencia a desaparecer. Ya, ni se venden las armas de segunda mano, ni las quiere nadie regaladas, pues, la Guardia Civil pone pinzas a las excavadoras y con ellas cargan camiones para llevarlos a fundir. ¡¡¡Quién lo iba a decir!!!

La caza en la Penínsla Ibérica

Desde el Neolítico a nuestros días, creo que bien se pueda afirmar con solemne rotundidad que en la actualidad la caza en la Península Ibérica está atravesando su peor momento y todavía no hemos tocado fondo. Pero lo peor del caso es que entre quienes mandan, hay personas en las más altas magistraturas de España que, no contentos con hacer apología contra la caza, quieren que desaparezca la caza que su en día pretendió ser social y nunca lo fue ni lo será.

Yo recomendaría a propios y extraños que para hacerse una idea de los cimientos venatorios de las Españas leyeran, por lo menos, el LIBRO DE LA MONTERIA escrito por Alfonso XI (aun cuando yo creo que por muy capaz que fuese, que lo fue, el citado monarca no pudo escribir semejante libro él sólo, dada la magnitud y la precisión de tamaña obra. Todo nos hace pensar que parte de ella fue encargada a terceros dada su pormenorización, precisión y conclusiones (insisto). Y para terminar de hacernos una composición de lugar, también recomendaría que se leyese (cómo no) el libro denominado: ANOTACIONES AL LIBRO DE LA MONTERÍA DEL REY ALFONSO XI. Veremos como el Mapa de las Españas (La Península), estaba conformado por los reinos de Navarra, Castilla, Aragón, Portugal y Granada.

Generalmente los reyes de las Españas eran cazadores de caza mayor y como reminiscencias de un pasado reciente, los monarcas eran grandes cazadores de osos, jabalíes y demás caza mayor, además de grandes cetreros de caza menor. Todo lo que he escrito o dicho en otras ocasiones y subrayo en esta, se consideraba caza mayor a toda aquella pieza que pesaba más que un zorro.

Pronto los reyes se aficionaron a la venatoria, tanto, que para ellos sólo existían la caza y las guerras para robarse los cotos unos a otros. Con la caza entrenaban y escogían a sus guerreros para proceder de inmediato llegado el momento. Pero la caza estaba en intrincados montes peninsulares donde no era fácil limpiarlos de furtivos, muchas veces organizados en bandas. Resumiendo: además de edificar buenos conventos y poblarles debidamente también existían los eremitas, quienes su dedicación fundamental era la de guardar los cotos de sus monarcas y demás gente principal.

A la vista de una situación tal como la arriba descrita, se crearon los monasterios y para que no careciesen de un orden establecido a rajatabla se crearon las órdenes religiosas de carácter mundial. Pero no por ello dejaron de construir más conventos cuyas ruinas todavía vemos en los montes más intrincados y elevados cuyas preciosas y extensas vistas tienen la explicación antes escrita de forma sumamente resumida por tratarse de un artículo que debe de ser corto. No obstante, me gustaría transmitirles la fascinación que tengo por esos sagrados lugares —algunos todavía en uso o convertidos en hoteles—, lugares desde donde se pueden observar grandes extensiones de terreno.

Los reyes de la época cazaban incluso cuando salían de viaje, que salvo en guerras, eran eternos, por eso conocían muy bien sus reinos. Un viaje de 20 días era un viaje rápido, atropellado e investigado por el enemigo en tiempos de paz. Bueno, días antes de pernoctar la realeza en el convento del coto, la tropa y los habitantes de los pueblos colocaban los puestos, las redes de esparto y todo lo que conlleva una Montería Real cuyo protocolo, anecdotario y demás, es digno de narrar. Tiempo habrá (si Dios nos lo da).

El clero y la caza

En el Concilio de Orleáns celebrado en el siglo VI se prohíbe cazar a obispos, presbíteros y diáconos. También se prohíbe la tenencia de perros y halcones en los conventos. Además, mediante otro decreto se prohíbe a todos los siervos de Dios las cazas o excursiones por las selvas con abundancia de perros, halcones y gavilanes. El citado concilio es avalado por el de Trento, donde se renueva y fortalece la prohibición.

O sea: nunca los reinos peninsulares tuvieron mejores guardianes denominados Monjes Guardabosques, quienes además sólo podían comer carne de forma excepcional en contadas ocasiones.

Resumiendo y omitiendo muchísimas cosas interesantes he pretendido trazar un breve compendio de las artimañas utilizadas por los poderes FÁCTICOS de antaño (IGLESIA Y REINO), HASTA CONSEGUIR QUE SÓLO CAZARAN LOS PUDIENTES Y LOS DUEÑOS DE LOS COTOS. También era famoso el uso (la invitación) como moneda de cambio entre los ricos de por casa y autoridades varias, pero tal y como lo tenían organizado, desde el personal de tropa hasta el Rey, cazaban todos en sus puestos con arreglo a su condición militar y viceversa, pues la guerra y la caza tenían una relación biunívoca en lo que a estos menesteres se refiere.

RESUMIENDO: cazaba la corte y… los demás ayudaban o velaban por los cotos del señor. ¡¡¡CAZABAN CUATRO!!!, el resto ayudaba.

Principales motivos por los que se está dejando de cazar

  • Los cazadores mayores están dejando de cazar como consecuencia de que los sueldos son muy bajos y las pensiones son simples limosnas que no les dan ni para malvivir, cuanto si más para cazar.
  • No hay relevo generacional como consecuencia de una criminalización de la caza que no se supo atajar a su debido tiempo. Además, los horarios de diversión de ahora son totalmente incompatibles con los de la caza. Todo ello motiva que cuando quieren coger la escopeta o el rifle, se dan cuenta de que están totalmente desplazados y aun cuando superen el examen del cazador, no son aptos para cazar a no ser en los cotos de las millas de oro y similares donde sólo tienen que apuntar y apretar el gatillo.
  • El tema de los perros siempre fue un problema monumental. Pues es raro que el can de caza guste a ambos convivientes como para tenerlo en un piso de ciudad y bajarlo tres veces al día. Las perreras son caras y las instalaciones de semejantes ratoneras dejan mucho que desear, encima, hay quienes en vez de un negocio cuyos servicios tienen que vender, se creen que hacen un favor a quién encarcela a los canes pagando unos precios que abusan de la carencia de perreras y de la precariedad económica del cliente. Los contagios de enfermedades son constantes como consecuencia de que el amontonamiento de canes trae enfermedades tales como la tos de las perreras, la dermatitis de contacto y similares, catarros monumentales, etc. etc. Tanto es así, que los veterinarios se instalan a pie de perrera y no les faltan clientes, pero eso también cuesta dinero. Para pasear un perro de caza en cualquier autonomía de España, ha de ser con bozal y atados con la correa, recogiendo las heces si se le pasea por la ciudad. Luego están los remolques, los seguros, las tasas municipales, etc. etc. Y encima están mal salvo en perreras que no se las puede permitir cualquiera. Yo desearía que en la inmensa mayoría se analizara ese bienestar animal tan cacareado y jamás cumplido. Oigan, que los perros de pelo corto se mueren de frio en el invierno. Que las ratas han establecido en esos lugares su cuartel general. Que las garrapatas y parásitos internos y externos son multitud. NADA. AUTORIDADES: examinen el trato que se les da a los canes estabulados y luego hablamos.
  • Cada año hay menos caza menor, pero el precio de los cotos no lo bajan y, lo que es peor, se hace la labor en el campo sin tener en cuenta que esos terrenos están vendidos por el ayuntamiento como cotos de caza; quienes, para quitarse problemas, se lo endosan a un tercero marrullero, quien vende de forma individual las batidas de jabalí, la media veda, los puestos de zorzales, etc. etc. O sea: los orgánicos de ocasión pueden dividir el coto por especies y ganan dinero, pues están «al loro» como moscones con aires de orgánicos patateros. Pero lo más descarado es cuando corren la voz y hasta dan la noticia en la prensa local que estamos ante un año fenomenal siendo mentira podrida. Como en algún coto pegue bien la codorniz se enteran hasta en Isla Perejil. Y si no sale bien, se lo inventan.
  • La caza mayor abunda que es un primor y por ejemplo, dicen que la perdiz crio bien el año pasado. Pues bien, que yo sepa no han cerrado la granja de perdices más grande del mundo, que está en España. Ni se han hecho —en líneas generales— más capturas que el año anterior. El año pasado se echaron muchas perdices de granja y este año no le va a la zaga. Un coto que tenga muchos jabalíes, no tendrá nunca muchas perdices, aun cuando las vengo viendo criar al lado de las casas vacías, dentro de ellas y hasta en los cementerios. Pobres perdices… nunca pensé que se tenían que meter a criar dentro de las casas vacías o llenas.
  • Luego, están las licencias periódicas (caza, armas, perros, seguro del cazador), los cotos, etc. etc.
  • Vacunas de los perros.
  • Seguros de perros, propios y a terceros, robo de armas.
  • Cartuchos, mantenimiento de las armas, desinfección interna y externa de los perros.
  • Viajes, hospedajes, ropa, calzado.
  • Etc. etc.

Conclusión final

El principal problema de la caza es que, dada la precariedad económica de los trabajadores y la limosna en la que se han convertido las pensiones, cada vez va creciendo a mayor velocidad una situación económica cuyo poder adquisitivo deja mucho que desear. Por eso, señores míos, la caza va a quedar para cuatro y no es apología de nada ni contra nadie. Lo que no estaría bien es que a los no pudientes nos UTILIZARAN GRATIS para matar: torcaces, tordos pintos, cotorras, avispas asiáticas (Vespa velutina), jabalíes, etc. etc. Y puestos en esta tesitura: a matar topillos (Microtus arvalis) en la Tierra de Campos de Castilla y León.

Yo creo que ha llegado el momento de demostrar que si no se caza, será imposible utilizar las carreteras y compensar los daños a la agricultura, con lo cual la España vacía que se programó en su día, será una triste realidad casi de inmediato. Una realidad firmada y rubricada por el calamitoso estado en el que han quedado los caminos rurales. Tanto es así, que no tardando crecerán en ellos hierbas y matorrales y cuando haya incendios se apagarán por el aire o se dejarán hasta cuando se cansen. Afirmo y no me retracto, que España y sus autonomías han abandonado al Mundo Rural con la complacencia y aquiescencia de los caciques locales.

En España la caza, tanto menor como mayor, desaparecerá el día en el que la España vacía actual sólo esté totalmente despoblada o esté poblada de manera meramente testimonial. Ya ha sonado la campana y empiezan a refugiarse tanto las aves (torcaces) como los jabalíes o los conejos en las ciudades. A lo que hay que sumar daños y mucho más. Además, a lo anteriormente expuesto hay sumar pandemias totalmente desconocidas, como por ejemplo la Mixomatosis en las liebres. Al no haber ganado sin estabular, la hierba de los montes crecerá, se secará y un simple cristal encenderá unos montes que repetirán la historia cuando vaya a ser masa la fronda. Ya ha sonado el gong. Lo de pasar de alimañas a especies protegidas está muy bien. Pero crecen en mayor número y más deprisa que las aves y animales a las que se las regala veneno en sementera y hasta poco antes de segar. Ah, las plagas en el campo no faltarán, como por ejemplo los topillos en la Tierra de Campos (Castilla y León). Oigan, que las Juntas de Extinción de Animales Dañinos serán una vergüenza para algunos, pero ahora delegan en matar cormoranes, jabalíes, tordos, palomas, conejos, en personal que ni los espantan ni los aciertan con arcos, flechas vuvuzelas (para asustarlas) y similares.

Comparte este artículo

Publicidad