José Luis Charro Caballero
23 jun. 2016 11:21
Muchos hemos llegado a ser cazadores porque desde la infancia más temprana veíamos ‘el cazar de nuestros padres’ (Revista Captiva nº 37). Cuando el padre cazador se preparaba la víspera para su partida de caza, el hijo pequeño jugaba con sus útiles; al regreso de la cacería éste compartía con su progenitor la alegría de los animales cobrados, admirando el bodegón cromático que forman la perdiz y la liebre que el niño acariciaba. Sigue »