La pasión por la caza, algo innato

He reflexionado mucho si la pasión por la caza se aprende o se hereda, y por los casos que conozco creo que es innata. Mi padre fue cazador, y mi abuelo, y yo fui el único de cinco hermanos que pasé del aire comprimido a la escopeta y el rifle. Y entre mis amigos, hay dos cuyos hijos respiran caza por los cuatro costados, mientras que a sus hermanos les importa un bledo.


¿Por qué unos sí y otros no si se han criado en los mismos entornos familiares? A mis hijos, y tengo cuatro, tampoco les gusta, y eso que me han visto siempre cazar e intenté que se aficionaran, pero no, no cambiaban la salida dominguera por un madrugón, cuando yo recuerdo que las vísperas dormía mal y estaba deseando que amaneciera, y eso que sólo iba de morralero. Mi vida era la caza y estaba deseando cumplir los 18 años sobre todo para sacarme el permiso de armas.

Digo yo que si durante miles de años hemos sido sobre todo cazadores, y más por necesidad, esta pasión por capturar animales debe concretarse en algún gen. No sé qué opina la neurociencia sobre ello, pero ¿por qué algunas personas, que conozco también, se hacen cazadoras sin que haya antecedentes conocidos en su familia? La caza, esa poderosa fuerza predadora de algunas personas, tiene que estar escrita en algunos genes, porque si no es incomprensible que, a pesar de tantos impedimentos, ya sean burocráticos, económicos, familiares o puntualmente meteorológicos, o todos a la vez, una persona tiene que salir a cazar y sea plenamente feliz cazando, aunque esté pasando penalidades.

Puede ser lo mismo que ser poeta o pintor. Se nace con esa habilidad-predisposición y punto. Quienes pintaron Altamira no eran hombres normales, nacieron con esa predisposición y, tras mucha práctica, consiguieron pintar esas representaciones maravillosas.

De acuerdo que muchos cazadores lo son por imitación de sus familiares o por costumbre, y con el tiempo se han aficionado, pero hablo de esas personas que desde que tienen uso de razón no cambian una jornada de caza por nada, que apenas duermen la víspera de una cacería y que, pase lo que pase, cazar es para ellos casi como respirar. ¿Cómo se les va a prohibir cazar a estas personas?

Comparte este artículo

Publicidad