¿Adiós a la tórtola?

Tras la carta enviada por la Comisión Europea a los países de la Unión pidiendo una moratoria de la tórtola, moratoria que sería la prohibición definitiva de la especie, el sector cinegético, representado por la Federación Española de Caza y la Fundación cinegética Artemisan, se han movilizado para demandar una gestión inteligente de la especie frente a su prohibición, que solo ocasionaría su rarificación o extinción definitiva, como ha pasado en Reino Unido, donde se prohibió la tórtola y eso no ha provocado que aumente, sino todo lo contrario.


Y mientras el Ministerio de Transición Ecológica estudia esta petición de los cazadores, estos aceptan no cazar la tórtola con una artimaña legal, pero impidiendo así que entre en moratoria: que siga considerada especie cinegética pero con cupo 0. La otra opción era entrar en moratoria y dejar de ser cazable sine die, la intención de la Sociedad Española de Ornitología (SEO), la asociación ecologista creada en su día por cazadores que ha promovido todo este follón sin tener estudios recientes sobre la caída poblacional de la tórtola y que parece haberse obsesionado con reducir a la nada nuestro listado de especies cinegéticas. Ya ha conseguido prohibir la captura SIN MUERTE de los fringílidos con red, ahora está detrás de la tórtola y seguirá con la codorniz, la perdiz y los zorzales.

Esta gestión que piden los cazadores está fundamentada y justificada en muchas de las conclusiones alcanzadas a través de mesas de trabajo y debates establecidos en el seno del Consorcio Científico encargado de la realización del Programa Europeo de Caza Adaptativa.

Este modelo contempla, entre otras medidas, una tasa máxima de captura en España del 1,5% de la población tortolera que pasa el Estrecho y que se estima en 94.000 tórtolas, número que no comprometería la recuperación de la especie.

En cuanto a los periodos hábiles de caza, la propuesta se centra en la autorización durante dos días de caza como máximo, distribuidos en dos fines de semana consecutivos, y a partir del último fin de semana de agosto (siempre después del día 20), para respetar el periodo de cría y reproducción de la especie exigido por el comité NADEG de la Comisión Europea.

La RFEC ha propuesto que el reparto de cupo entre las distintas comunidades autónomas se realice teniendo en cuenta las densidades de población reproductora de tórtola. De esta forma, los cotos que quieran realizar un aprovechamiento sostenible de la especie deberán contar con poblaciones reproductoras, albergar hábitats favorables, o realizar una gestión de hábitat que favorezca a la especie, como puede ser siembras adecuadas o comederos.

Junto a estas medidas, se plantea la creación de un sistema de recogida de datos de caza a través de precintos y comunicación fehaciente de capturas que tendrán que cumplir los cotos autorizados, con la obligación de colocar un precinto en cada ave abatida.

Para poder demostrar que el plan cumple con los criterios de sostenibilidad exigidos por el Consorcio, la entidad federativa ha instado al Ministerio a crear una estructura necesaria para la aplicación del plan de caza adaptativa formado por un órgano científico asesor, un órgano de toma de decisiones y la recopilación periódica de datos para evaluar si se alcanzan los objetivos.

Este modelo de gobernanza y su estructura, donde tendría cabida la RFEC y las Federaciones Europeas de Caza y Conservación, está avalado por entidades de divulgación científica como la Fundación Artemisan o la Federación Europea de Cazadores.

Asimismo, las federaciones de caza de Portugal, Francia, Italia, España y la Federación Europea de Caza y Conservación (FACE) han acordado desarrollar distintas acciones de forma conjunta para defender el papel fundamental que juega la caza sostenible en la conservación de la tórtola común y denunciar la mala administración de la Comisión Europea (CE) y la falta de neutralidad en el proceso de caza adaptativa de la especie.

El presidente de la Federación Española de Caza, Manuel Gallardo, ha explicado al resto de federaciones del sur de Europa la situación de la tórtola en España, donde ha vuelto a denunciar el abandono del Gobierno de España a los cazadores para «abrazarse al ecologismo más radical que nada ha hecho por la especie», mientras que el esfuerzo de cazadores y gestores para recuperar el hábitat y reducir al mínimo la presión cinegética ha permitido crecer moderadamente a la especie desde 2013.

Asimismo ha denunciado que la moratoria planteada por la CE es «un proceso ideológico disfrazado de proceso técnico. Es muy grave que, tras la respuesta del reino de España, la Comisión siga posicionándose a favor de una moratoria. La conservación de la tórtola está en juego y apartando la gestión de los cazadores, los únicos que han hecho algo por la especie, van a conseguir extinguirla, como ya ha ocurrido en el Reino Unido», ha dicho Gallardo.

El caso es que la tórtola no se podrá cazar este año, y quizá tampoco el que viene, hasta que Europa acepte un plan de gestión que todavía no sabemos cuál será, pero puedo imaginar porque esa gestión llevamos años haciéndola muchos cazadores y estoy seguro que funciona.

Ya lo he contado otras veces, pero vuelvo a repetirlo: Yo y otros cazadores, en medio del encinar de nuestro coto situado en la provincia de Huelva, hacemos desde hace años, en la misma zona y siempre desde primeros de abril, un comedero con trigo que rápidamente toman las tórtolas que van llegando de África y comienzan a criar por todo el encinar.

En mayo y junio, el comedero reúne un gran número de tórtolas, todas criando, pero a medida que se acerca la fecha de caza, sobre finales de agosto, el número de tórtolas se reduce porque se reparten por otros comederos de la zona que se hacen a última hora. El comedero lo cazamos una vez a la semana y solo por la mañana, para dejar que las aves, tórtolas, palomas e infinidad de pájaros coman tranquilos por la tarde. Al final de la media veda, las tórtolas que abatimos los cuatro cazadores que participamos representan un procentaje muy pequeño de las tórtolas que había en temporada de cría, lo que significa que muchas más tórtolas de las abatidas se han salvado. Y esas tórtolas que nacieron en el coto, si es verdad lo de la filopatria —que la tórtola vuelve a criar donde nace, me figuro si el hábitat sigue siendo favorable— el año siguiente las tórtolas que sigan vivas volverán al coto. Si esto lo hubieran hecho así la mayoría de los cotos, sobre todo hacer los comederos desde abril, imagino que la tórtola se hubiera recuperado bastante. Pues bien, ahora lo que quiere la Federación y Artemisan es poner luz y taquígrafo a esta gestión. O sea, que los cotos que tengan hábitat, declaren su comedero y que se haga desde abril, y cazar los cupos establecidos en función, me figuro, de los cotos que se comprometan a gestionar la tórtola. Estoy seguro que en dos o tres años se verían unos resultados muy positivos.

Ahora bien, creo que esta gestión responsable habría que completarla con un estudio ambicioso sobre la población total de tórtolas, cómo y dónde pasa el invierno, a qué peligros se enfrenta —envenenamientos en campos de siembra, caza con procedimientos masivos como redes, etc—, qué pasa con la tórtola en el norte de África, en qué porcentaje se queda, porque a ver si en Europa nos vamos a dejar la piel conservándola y una vez que vuelven a África, se mueren a montones por otras causas. En su día muchas becadas fueron capturadas y radiomarcadas con un emisor vía satélite para estudiar dónde iban y qué problemas podían tener. Pues que se haga ahora con la tórtola, que lo necesita urgentemente.

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