La pesadilla de un perdicero

La imagen que ilustra la primera entrada de este blog muestra una situación al hilo de una de las etapas más críticas y decisivas para el futuro de nuestra perdiz roja.


A pesar de que a algunos compañeros le ha podido parecer que la causante del destrozo ha sido una desbrozadora, acudimos de nuevo a la expresión de primera mano para definir la fuente de esta información. Se trata de una perdiz que ha muerto junto a la prole de la que era responsable para asegurar parte del futuro de la especie en la zona. Y la ha matado una segadora en un campo de avena perteneciente a una finca perdicera de Cádiz, una de las más señeras.

Ahí yacen 500 euros en perdices, y se supone que allí las cuidan, ya que se han convertido en el motor económico de la finca. Resulta incomprensible.

Pero no pensemos que es un caso aislado. En un viaje desde La Línea de la Concepción a San José del Valle me he quedado petrificado cuando he visto cientos de parcelas de avena, trigo y pasto ya alpacadas y cegadas. Con lo tardía que viene la perdiz.

Menudo destrozo. Luego somos los cazadores los culpables de la disminución de las poblaciones de las especies. ¿Nadie mira a la eliminación de linderos, el adelanto en la recogida de cosechas, los pesticidas cada vez más potentes, las semillas tratadas…? En eso nadie se mete. Parece que a nadie le importa. No pasa nada, estamos los cazadores para culparnos de todo. Al final uno de nosotros mató a Manolete… En fin.

Viva la caza.

Comparte este artículo

Publicidad